De la acampada a las amenazas
La familia de un promotor denuncia a unos trabajadores por perseguir a sus hijas
La familia del promotor inmobiliario Francisco Blanco ha denunciado al grupo de trabajadores que permanece acampado en las puertas de su vivienda por insultos, coacciones y amenazas. Según la denuncia interpuesta en el juzgado de Guardia por la esposa del promotor, los manifestantes han llegado a amenazar de muerte a las hijas del matrimonio, a las que han llegado a seguir hasta el colegio y a grabar en vídeo. Incluso la Policía tuvo que intervenir para que las pequeñas pudieran acceder al centro escolar. Tras este incidente, las niñas, de 8 y 9 años, han estado diez días sin ir a clase.
Los trabajadores permanecen en las puertas del bloque de Los Bermejales en el que reside el promotor desde el día 21 de septiembre y aseguran que éste les debe 420.000 euros por unos trabajos realizados en una obra de la calle Gonzalo Bilbao. Sin embargo, fuentes cercanas al promotor asegura que esta cantidad está pagada pero que fue abonada a la empresa constructora y ésta no ha pagado a la subcontrata a la que pertenecen los trabajadores.
La esposa del promotor presentó la denuncia por los insultos y las amenazas el 21 de septiembre, pero de momento no se ha traducido en ninguna medida cautelar. La denuncia ha recaído en el juzgado de Instrucción número 12, que sigue sin resolver sobre este asunto, lo que ha obligado al letrado de la familia, Valentín Domínguez, a acudir a la fiscal jefe, María José Segarra, para manifestarle lo ocurrido.
El pasado 3 de octubre, tres personas más denunciaron los disturbios que estaban ocasionando los trabajadores acampados: la presidenta de la comunidad de propietarios del bloque, una clienta de ésta y el padre de la mujer de Francisco Blanco, al que habían colocado pancartas en su domicilio de Los Remedios.
Dos días después, el juzgado de Instrucción 12 comunica al abogado de la familia que se ha incoado un juicio de faltas. "Mostramos la extrañeza de la resolución tras los escritos presentados pidiendo medidas cautelares. Nos respondieron que no habían llegado, exhibimos las copias y entonces aparecieron. Ni siquiera estaban unidos", lamentó Valentín Domínguez.
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