Los alumnos de la UPO se oponen a rebajar las carreras a tres años
Creen que la propuesta del rector supondrá problemas administrativos, más carga para los profesores y más suspensos
El Consejo de Estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide (Ceupo) se muestra en contra de la propuesta anunciada el miércoles por el rector de esta institución académica, Vicente Guzmán, de ofrecer a los alumnos a partir del próximo curso la posibilidad de realizar sus carreras universitarias en tres años en lugar de en cuatro, como está actualmente establecido, pero manteniendo los 240 créditos.
"No estamos de acuerdo con la medida ni en la forma ni en el fondo", indica Irene Serrano, delegada general del Ceupo. Según este organismo, el rector difundió a la prensa este nuevo plan académico intensivo -que conjuga los tres cursos en 60, 90 y 90 créditos, respectivamente-, a pesar de contar "con la negativa de la inmensa mayoría de las facultades, departamentos y representantes del consejo de estudiantes".
Serrano asegura que el rector ha decidido seguir adelante con esta medida de forma unilateral y "obviando los argumentos en contra del resto de la comunidad universitaria y contando con el único apoyo de su propio equipo de gobierno". En este sentido, desde el Ceupo recuerdan que Vicente Guzmán, reelegido rector en marzo, cuenta con "una escasa legitimidad", ya que en la pasada elección "sólo 705 de 12.634 personas censadas emitieron su voto", obteniendo "sólo el apoyo de 365 de ellos", a pesar de ser el único candidato.
El alumnado considera esta medida un "ataque directo contra la calidad de la educación y la docencia" y cree que sólo persigue un "afán de competición". Desde el Ceupo opinan que el modelo de tres años, que se desarrollaría al mismo tiempo que el plan de estudio de cuatro años, supondrá problemas administrativos, además de aulas masificadas, profesores con mayor carga de trabajo en las mismas condiciones laborales, "generalmente ya precarias", y problemas de solapamiento de horarios y exámenes . "Las prácticas externas y los trabajos de fin de grado verán devaluada su calidad y no cumplirán con los objetivos para los cuales se diseñaron al reducir el tiempo disponible durante el último curso que afectará directamente a la atención y dedicación al respecto", apuntan desde el organismo de representación estudiantil. Además, según explican, "se complicarán los trámites para las becas de movilidad y para las de financiación de estudios, que sólo cubre un número determinado de créditos".
Irene Serrano, delegada general del Ceupo, cree que esta medida, "aunque no está comprobado de momento, aumentará el número de suspensos al vender el Plan Académico Intensivo como algo factible y al alcance de muchos estudiantes". Serrano opina que la concentración de la carga lectiva en tres años provocará también un aumento de las segundas matrículas y los impagos y las denegaciones de becas por suspensos.
La representante estudiantil hace hincapié además en las consecuencias que esta medida puede tener en la vida universitaria de los estudiantes más allá de sus obligaciones académicas. "Desde la implantación del Plan Bolonia, los estudiantes no tienen tiempo para las actividades extraacadémicas o de asociacionismo y de representación estudiantil. Si ya de por sí a los alumnos les costaba implicarse, aumentando la carga lectiva, su participación será menor".
Desde el Ceupo reconocen que el plan que plantea el rector de la UPO no es lo mismo que el modelo 3+2 defendido por el ministro Wert, sistema muy criticado por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), a la que también pertenece Vicente Guzmán. No obstante, Serrano apunta que el modelo de Guzmán sí es una "puerta de entrada del modelo 3+2" y que podría "sentar precedente".
Los alumnos de la UPO, por otro lado, se muestran contrarios también a la estrategia de sustitución de titulaciones que planteará esta universidad a la Junta de Andalucía en junio. Guzmán anunció el miércoles la posibilidad, en el caso de contar con la aprobación de la administración andaluza, de implantar nuevas titulaciones, "más innovadoras", como Ingeniería de Biosistemas o un doble grado de Nutrición y Deporte, y eliminar aquellas menos demanda y cubiertas por otras universidades. "La implantación de nuevos grados se debe realizar a base de las necesidades reales y no por el afán innovador y competitivo de la universidad", apostilla Irene Serrano.
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