El ‘artillero’ de las Transiciones

XIII Premio Manuel Clavero

Alfonso Guerra, en la Academia de Buenas Letras.
Alfonso Guerra, en la Academia de Buenas Letras.

13 de julio 2025 - 03:00

Hay una circunstancia biográfica en la vida de Alfonso Guerra (Sevilla, 1940), undécimo hijo de Julio Guerra y Ana González, que ilustra como una hermosa metáfora su presencia en dos episodios de la Transición, uno político, el otro cultural. De forma simultánea, el niño nacido el día de San Fernando de 1940 en el número 8 de la calle Rastro, en el barrio de San Bernardo, el de los toreros, muy cerca de la casa natal de Pepe Luis Vázquez, de la iglesia donde llegaron desde La Habana los restos de Curro Cúchares, va a cambiar de colegio y de vivienda. El primero fue premonitorio. Pasó del colegio San Isidoro, conocido como Mesón del Moro, junto a la iglesia de Santa Cruz, al colegio Miguel Mañara. Debía el nombre a que antiguamente fue la casa-palacio donde vino al mundo el antiguo tarambana que se convirtió en benefactor de los más pobres y fundó el Hospital de la Caridad. En ese colegio descubre Guerra la pasión por los libros, que confirmará cuando abra la librería Antonio Machado… en la calle Miguel Mañara.

“El cambio de colegio significó para mí el fin de la infancia”, escribe Guerra en el primer volumen de sus memorias, Cuando el tiempo nos alcanza, palabras de un verso de Luis Cernuda. De la calle Rastro, la familia Guerra se traslada a una vivienda situada en la azotea de la Fundición o Fábrica de Artillería, destino laboral de su padre. Con las palabras cursis de hoy, diríamos que su progenitor se reinventó para empezar sus días de porquero por los campos de Utrera para unos hacendados y terminar de maestro de taller de la fundición.

La fábrica exhibe dos leones fundidos en bronce procedente del material que se empleó en la guerra de África. Son copias de los originales que presiden la entrada al Congreso de los Diputados en la Carrera de San Jerónimo. El símbolo de la soberanía nacional en el que nadie ha superado los años de diputado de Alfonso Guerra, desde el 15 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones de la democracia, hasta el 14 de enero de 2015. Casi cuatro décadas, primero en la oposición, después en el Gobierno, protagonista principal de la Transición y su principal herramienta, la Constitución aprobada el 6 de diciembre de 1978.

En la misma Fábrica de Artillería rehabilitada como espacio cultural, Alfonso Guerra realizó una Transición mucho más íntima, pero igualmente enraizada en el poso de la gente: la exposición Los Machado: Retrato de Familia de la que fue comisario junto a Eva Díaz Pérez, que batió el récord de visitas, y después ha pasado por Burgos y por la Academia de la Lengua, con la que ha desmontado la falacia de esa falsa equivalencia entre los dos Machado, Antonio y Manuel, y las dos Españas. Una Transición tan hermosa como la anterior por parte de un político que oyó hablar por primera vez la palabra República cuando entre susurros le dijeron en su casa que esas dos hermanas solteras y costureras que vivían al lado eran primas de Diego Martínez Barrio, el sevillano que pasó de concejal a presidente de la República.

Librero, académico de Buenas Letras, diputado. Con Felipe, dos de los 202 que el PSOE consiguió en las elecciones del 28 de octubre de 1982.

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