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Otro episodio de la batalla urbanística de la Palmera en Sevilla

Concentración junto al número 38 de la Avenida de la Palmera, convertida ahora en solar.

Concentración junto al número 38 de la Avenida de la Palmera, convertida ahora en solar. / M. G.

"Somos pocos, pero tenemos mucha razón". Una veintena de personas se concentraron ayer por la tarde en el número 38 de la Avenida de la Palmera, bautizado como Nuestra Señora de Aránzazu. En ese punto de la popular arteria de Sevilla hay ahora un solar tras el derribo de un chalé. "Había 44 árboles y 1.200 metros de superficie arbolada por sombra", explica Antonio Fajardo, de la Asociación Parque Vivo del Guadaíra. Él fue uno de los protagonistas del sencillo acto que tuvo lugar en plena calle, mientras paseantes y ciclistas se detenían curiosos a ver qué contaban. O que leían. Una de las presentes declamó Dice el árbol, poema de Manuel Benítez Carrasco.

Joaquín Sánchez-Apellaniz, de la Asociación Amigos de los Jardines de la Oliva, reivindicó que "en el PGOU esta avenida viene indicada como ciudad jardín". Él habló de "destrucción de una avenida que es entrada a la ciudad" y en las que se están convirtiendo "viviendas en residencias para que luego sean hoteles". Una idea compartida por muchos de los que acudieron a la llamada de la Plataforma Ciudadana de Parques y Jardines de Sevilla. La misma que ayudó a derribar la biblioteca del Prado de San Sebastián. Curiosamente, citaron aquella campaña contra el edificio de Zaha Hadid hace una década. Ahora se ponen como objetivo impedir la construcción de otra residencia para estudiantes, que se añadiría a las ya terminadas y la decena que están en proyecto.

Una de las razones de la movilización que ya han comenzado en las volumetría del próximo edificio, que sobrepasará las dos o tres plantas habituales en la Palmera para aprovechar al máximo el espacio. El solar tiene 90 metros de fachada y 60 de profundidad. Es decir, más de 5.000 metros cuadrados. Un proyecto que aseguran que "ya cuenta con licencia, que fue concedida poco antes de suspender la normativa que permite estas construcciones de muchas plantas". Algo que no entienden y que les hará poner en la Gerencia de Urbanismo su punto de mira. "Un vecino ya ha pedido la suspensión de la licencia", cuenta el ex concejal y arquitecto Javier Queralto, uno de los rostros conocidos que fueron a la concentración. Él cree que "esta operación es un descrédito para el equipo del Ayuntamiento". No obstante, se mostraron confiados en conseguir su paralización, pues "cosas más grandes se han tirado", comentaban. Un positivismo que contrastaba con los corrillos que se formaron tras la concentración, en los que se hablaba de las acacias perdidas junto a las aceras o de los "mamotretos" que han sustituido a las señoriales viviendas de la Avenida de la Palmera, a la que no dan "por perdida".

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