La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La intimidad perdida de Sevilla
calle rioja
EL día de la Mujer Trabajadora se fundió con el día del Padre. Las madres delegaron en los padres para que acudieran con sus hijos al cumpleaños de Arturo. Los polígonos industriales tienen una doble vida. Cuando cesaba la actividad laboral en el de Calonge, la noche del viernes se oía la música de Loquillo, ese barcelonés urbano afincado en San Sebastián. A Calonge y Store los separa la vía del tren. Cuando cesa la efervescencia febril en el segundo, llegan los invitados a los diferentes cumpleaños que se celebraban en el parque infantil Pionino.
La mesa del rey Arturo, el niño que cumplía cinco años, la formábamos cinco padres: Evaristo (el padre del lustro feliz y nervioso), Eloy, Enrique, Alberto y el cronista. Algunas madres se fueron el día de la Mujer a ver la última de Almodóvar y la escena podría parecer la de hombres al borde de un ataque de nervios. Al contrario. La afinidad entre los niños se va extrapolando a sus progenitores. Eloy y Evaristo son medio paisanos del alcalde de Sevilla, Juan Ignacido Zoido, unidos a Fregenal de la Sierra, la población extremeña donde creció el regidor de la villa. Allí nació Eloy, el padre de Daniel, y va de cacería Evaristo, nombre de glorioso brasileño que jugó en el Barcelona. Se intercambian en sus móviles imágenes de Fregenal nevado. Dice Evaristo que el miércoles nieva en Sevilla. Que los que trabajan con la patata, como es su caso, están con las carnes abiertas.
Enrique, la tercera E de este repóquer de padres del polígono Store, se encontró con la nieve cuando viajó el puente del día de Andalucía hasta Elda, la patria alicantina de su mujer, la madre de Gonzalo, y del presidente de la I República Emilio Castelar cuyo busto se puede ver en los Jardines Cristina esculpido por Echegoyán. Tiene el polígono Store dos calles, una en cada sentido, y por allí pasa la línea 16 (guiño al periódico que estuvo en Calonge), un autobús que hace la línea Valdezorras-Rialto. Del barrio ubicado en lo que fue Cañada Real a la plaza con un cine que ya desapareció pero que se mantiene en el rótulo de los autobuses. Un buen escenario para homenajear a Chuck Norris, que hoy cumple años. A Pedro Almodóvar en Los amantes pasajeros le ha salido una variante afrutada con pegamento Imedio de Delta Force, esa trama aérea protagonizada por Chuck Norris y Lee Marvin.
Las mujeres de Eloy y de Alberto, el padre de Simón, son de Aracena. Un paisanaje consorte de esta mesa de vasos comunicantes. La maestra de ceremonias es Lola, la madre de Arturo, que tiene una novela para ella sola. Son los amigos del parque de mi hijo Paco. A Gonzalo se le cayó un diente en pleno cumpleaños y le dio trabajo al ratoncito Pérez, que la noche siguiente le trajo un arco con flechas para que jugara con sus amigos a Guillermo Tell. Vimos a las madres al día siguiente. La mañana del domingo, con ese homenaje del cielo al cónclave, la mitad fumata blanca, la mitad fumata negra. Con el tecnicolor de la lluvia con sol, coincidencia que en Argentina, dice Mariel, la madre de Pepe, anuncia que una vieja se va a casar.
Dejamos Store. Una china venía en contramano en una bicicleta. Salimos a la SE-30. Jugaba el Ajax de Pino Montano en el campo de fútbol situado junto a las antiguas chabolas del gitano Suárez. Las torres del Polígono Norte recordaban las fotos de las colmenas de Caracas que están apareciendo en los periódicos. Arturo y sus amigos no saben qué es eso de Venezuela. Cinco años es una legislatura larga, una vida entera asomada a las albricias del asombro. Se pusieron a jugar a la pelota y mi hijo embarcó el balón en un castillo. Fútbol medieval de estos medievales tiempos en los que conviven las nuevas tecnologías con los viejos atavismos.
Hoy vuelve el fragor semanal a los polígonos industriales. A Store y a Calonge.
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