Cuando el centro era el límite
Los profesores Antonio Collantes de Terán y Rafael Manzano explican las claves de la historia urbana de Sevilla en sendos paseos peatonales con grupos de alumnos
Una ruta por las calles y una conferencia sobre las plazas. El historiador Antonio Collantes de Terán hizo ayer doblete con un denominador común: mostrar los entresijos, las continuas novedades del tejido urbano de Sevilla. Con un axioma fundamental: "En Sevilla no se puede hacer un recorrido temporal".
Collantes de Terán empezó ayer entre la plaza del Salvador y la Catedral la primera de cuatro visitas guiadas programadas dentro del ciclo de conferencias Historia urbana de la ciudad de Sevilla coordinado por el profesor de la Olavide José María Miura.
El profesor Collantes de Terán iba a cambiar el auditorio itinerante de la visita guiada por el más sedentario que acudió a escucharle en el ciclo cultural de Emasesa. El recorrido por la ciudad estaba lleno de referencias al agua, desde el río que antiguamente corría por la calle Sierpes donde en 1942 nació Collantes de Terán -"encima del Palacio Central"- hasta el aljibe romano que apareció en las excavaciones realizadas en la plaza de la Pescadería, justo en la cota más alta de la ciudad, que a partir del siglo XX se abre por la Cuesta del Rosario.
El historiador en la plaza y el arquitecto en la iglesia. A la hora en la que Collantes iniciaba su visita guiada, Rafael Manzano entraba en el templo para iniciar una explicación didáctica a un grupo de señoras procedentes de Madrid. Los dos grupos coincidirían después en la calle Francos y Manzano y Collantes charlaron amistosamente en esta calle que debe su nombre a la franquicia con que el rey Fernando III dispensó a sus primeros inquilinos de la obligación de pasar por las tiendas del rey, requisito que acompañaba al derecho occidental de conquista.
Collantes de Terán comenzó su ruta bajo los soportales de la bodeguita La Antigua y empezó precisamente hablando del edificio al que acababa de entrar el grupo de Rafael Manzano. La primera mezquita mayor de la ciudad, construida el año 829, convertirá el Salvador en el centro de la ciudad, centralidad que se desplazará en el siglo XII cuando los almohades se instalan en Sevilla y comienzan a construir la mezquita que más tarde sería Catedral.
Collantes de Terán mostró en la calle Córdoba el alminar de la antigua mezquita. En la plaza del Pan conviven referencias literarias de Cervantes y Cernuda. Bibliografía a la que el historiador añade el Guzmán de Alfarache al que Mateo Alemán retrata en el clásico de la picaresca vendiendo en la plaza del Salvador las tejas que robaba. Entre tantos mercaderes que dejan la impronta en el callejero, hubo un cementerio en el centro de la plaza. Como también había un matadero que se trasladaría más allá de la puerta de la Carne, que a esa circunstancia debe su nombre.
Es imposible estudiar aisladamente una Sevilla romana, visigoda, musulmana, medieval o moderna. La alianza de las civilizaciones forma parte del soterramiento cultural de esta ciudad que fue con Lisboa y Valencia la más importante de la Península Ibérica, que no vivió "ninguna ruptura", según Collantes, entre los siglo XV y XVI y que, pese a la pérdida del monopolio de la carrera de Indias, "siguió siendo un gran centro regional". Una ciudad cuyos restos más antiguos, hallados en la calla Argote de Molina, remiten al siglo VIII antes de Jesucristo, y cuyos restos más modernos datan del momento en el que la ciudad "salta la muralla", lo que el historiador fecha a finales del XIX y principios del XX.
Propietarios y clientes de tiendas tomaron a los participantes en la visita por turistas. No sólo acudieron alumnos de la Olavide que participan en el seminario; también estudiantes del Erasmus y hasta una economista, Concha Álvarez, directora del departamento de Gestión Contable de la Pablo de Olavide. La Hstoria no es de Letras. Es ciencia cambiante.
En la conferencia posterior, Collantes explicaría la singularidad de una plaza cuya relevancia comercial decrece cuando en 1820 se construye el mercado de la Encarnación. Se configuró con el modelo de "plaza salón, es decir, separada del tráfico, con bancos, con árboles, pero como plaza salón duró poco, una morfología que se mantiene en las plazas del Duque y del Museo. No aguantó por la densidad del tráfico".
La segunda visita guiada la dirigirá esta tarde el profesor Collantes de Terán entra la Puerta de la Carne y Santa Catalina. Se despidió de Rafael Manzano, que tuvo una curiosa relación con el padre del historiador. "Don Francisco Collantes de Terán fue mi adjunto y me hizo el examen de Estado. Me dio sobresaliente", recordaba el arquitecto por Placentines.
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