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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

calle rioja

Una ciudad semiótica que se pregona sola

  • Primavera. Cambio de hora y de estación, tiempo de la alegría y de la alergia. Época de estrenos y de turistas que como cada cuatro años vivirá a finales de mayo unas elecciones

La llegada de la primavera en las Setas.

La llegada de la primavera en las Setas. / josé ángel garcía

Entes de que cambien la hora, la primavera le cambia la cara a la ciudad y le da los buenos días. Es la estación de la alegría y de la alergia, dos palabras con las mismas letras sólo (de solamente) separadas por una tilde. El himno de la alergia. Cantores de Híspalis, que tendrán una plaza en el Polígono de San Pablo, fletaron un autobús de la primavera que no era como el de Maguregui, tan antiguo como el gol del cojo.

La primavera se anuncia sola, aunque tiene una cohorte de propagandistas, pregoneros y prosélitos. Y cuenta con muchos mensajeros. Josep Pla, en su 'Cuaderno Gris', anotaba el 19 de marzo (de 1919): "Mi hermana Rosa me escribe diciendo que han llegado las golondrinas". Y el escritor del Ampurdán evoca una "sinfonía primaveral" cuyos instrumentistas son "las ranas, los grillos, el mochuelo que anida en el tejado, protegido por la chimenea; la abubilla, el chillido volador de las golondrinas". No son exclusivas de Gustavo Adolfo Bécquer. Hay un anuncio más explícito. Subimos al 3 de Tussam en la parada de la Barqueta y suenan las sevillanas en la cabina del conductor. Un autobús urbano es lo más parecido en proporciones a una caseta de Feria, al fondo hay sitio, y cada parada parece una pañoleta.

En los días previos al pregón, se vive un ambiente como en la Menéndez Pelayo

Lo que se pregona sabe mejor, decía Proust en su camino a Guermantes. Sevilla se pregona sola. Es una ciudad semiótica digna de ser estudiada junto a los estudios de Saussure y de Noam Chomsky. En la semana previa al pregón hay un ambiente de los cursos de la Menéndez Pelayo. Tahar ben Yelloum cierra hoy la octava edición de Letras en Sevilla que Vigorra y Arturo Pérez-Reverte han dedicado a España, frontera de Europa. Hace tres décadas fuimos a jugar un partido de fútbol a Fez, la patria chica de Ben Yelloum, un escritor admirable. Su 'Oración por el ausente' es una obra maestra que se puede extrapolar a estos tiempos en los que las ausencias ocupan paradójicamente tanto sitio. Y la Academia de Buenas Letras inició ayer unas jornadas sobre Tauromaquia y Cultura en la casa de los Pinelo de las que ya habló su director, Pablo Gutiérrez-Alviz, en el homenaje a Miguel Hernández, que fue redactor de la Enciclopedia de los Toros de Cossío.

El alma de Saura vuelve a Sevilla con el legado de Antonio Gades en el Maestranza y el magisterio de Cristina Hoyos, que ayer coordinó a una serie de tablaos en un espectáculo benéfico para los afectados por el ELA en el Cartuja Center. Primavera solidaria con la bailaora que participó en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, en puertas de París 24, si consiguen aliviar la ciudad de la Luz que no se acaba nunca (eso dice Vila-Matas) de la huelga de basureros y barrenderos.

No es una primavera cualquiera. Cuando llegue el verano, Sevilla tendrá nuevo alcalde. Si renueva Muñoz, se estrenará encabezando una candidatura, de ahí lo de nuevo para los mal pensados, porque por ahora es un alcalde legítimo pero tutelado, como Molowny o Pedro Buenaventura cuando se hacían con el timón del Madrid o el Betis en tiempos de turbulencias. Y Sanz, ausente como Feijóo y el libro de Ben Yelloum, daría el salto desde el Aljarafe hasta la capital. Las elecciones serán justo un año después de la final de la última Copa de Europa, gol de Vinicius que derrotó al Liverpool en el Parque de los Príncipes. Pronto llegará la cartelería municipal. Por ahora, el rostro que monopoliza casi toda la publicidad vertical es Zinedine Zidane, hombre-anuncio de Montblanc y autor del gol que le dio al Real Madrid la Novena Copa de Europa en la escocesa ciudad de Glasgow.

Poca gente por la calle. Será por la moción de censura. La pintora Concha Ybarra va en bicicleta camino de su estudio. Participa con su trabajo de cerámica en una exposición de artesanos en el Castillo de san Jorge, la que fuera sede de la Inquisición. José Luis Cienfuegos lleva tres alcaldes al frente del Festival de cine de Sevilla, que es como la contraportada de la primavera, aduana del otoño al invierno. Este asturiano afincado en Sevilla habrá pasado por la alfombra del festival de Málaga. Siempre camina ligero, como Buster Keaton en 'Golfus de Roma'. Su estabilidad tiene más de Pellegrini que de Sampaoli.

Un hombre con un capirote por la Barqueta. Una estampa de los nuevos tiempos. Ayer Miguel Olid y Zacarías Cotán, sobrino del cineasta, reivindicaron a Manuel Summers en la Casa del Libro. El padre de David, el cantante de los Hombres G, supervivientes en el salto de la Transición al Metaverso. Y esta tarde, en el Aula de grados de Filología, que es un hervidero de iniciativas culturales, se presenta el último libro de Esteban Torre, 'Cuarenta y cinco poemas y dos relatos'. Médico, catedrático emérito de Literatura Comparada, ha traducido a Pessoa, Verlaine, Baudelaire, Mallarmé, Virgilio y Horacio. Es un año más joven que Tamames y le hace todos los días una moción de censura a la mediocridad y a la indiferencia. El que se quede en casa en Sevilla es porque quiere. Cine. Toros. Poesía. Narrativa fronteriza.

En la torre del Oro hay relevo de conductores en la línea 3. Se baja el chófer de las sevillanas muy cerca de la calle Asunción. ¿Qué música pondrá su sustituto? O igual le gustan las tertulias. Esos grillos no son los de la sinfonía primaveral de Josep Pla. Próxima parada, pabellón de Guatemala. Por la Avenida de la Palmera, ese tramo del 29 que separa el Prado y los Remedios, el antiguo recinto de la Feria y el nuevo con el traslado en 1973 emprendido por el alcalde Juan Fernández Rodríguez García del Busto, un apellido más largo que el de Celis, que está viendo en primera fila la intervención de Ramón Tamames en la Carrera de san Jerónimo.

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