Manuel Moreno Alonso

Una clase de inglés entre calentitos

  • Llegó de Londres el miércoles y el jueves ya estaba en el mercadillo de la calle Feria, el mismo al que su padre notario lo llevaba en el tranvía.

HA convertido sus viajes a Londres en una tradición del verano. El año pasado, Manuel Moreno Alonso (Sevilla, 1951) estuvo del hotel a la biblioteca y a los archivos, ajeno a que allí se celebraban unos Juegos Olímpicos. El 11 de septiembre ha vuelto a Sevilla de una nueva inmersión londinense. Al menos en este viaje se ha enterado de que Mourinho ha fichado por el Chelsea. Los jueves que puede pasa por el Jueves. "Venía con mi padre, el notario Anastasio Moreno, en tranvía".

Siempre hace un alto en la churrería La Esperanza y escucha la consabida pregunta de Joaquín. "¿De rueda o de papa?" Su inglés cristalino tiende un puente con dos estudiantes de Minnesota que hacen turismo en Sevilla. Ha vuelto para examinar a los alumnos que recuperan Historia del Mundo Contemporáneo, el que va de la Revolución Francesa a la Segunda Guerra Mundial. Este paseo es una lección práctica de esta materia.

Los calentitos de Joaquín, que el profesor moja en un café solo y muy caliente, le recuerdan los churros que se tomó con Juan Goytisolo en la calentería del Postigo. "Me dedicó un ejemplar de su libro sobre Blanco White".

La calle Feria, con la lección de este profesor, es el camino de los ingleses, parafraseando el título de la novela de Antonio Soler. Ha visto otros mercadillos en Londres, uno junto a un teatro de ópera, otro abigarrado cerca de Notting Hill. Entre libros de viejo y viejos de libro, el profesor Moreno Alonso viene de Londres de preparar un libro novísimo que titulará La guerra del inglés. "Es un estudio de la Historia como campo de batalla. Durante doscientos años ha habido una lucha entre historiadores sobre la presencia inglesa en la guerra de la Independencia".

Cruza a su lado Benito Moreno, experto en la guerra del francés. La historia es cíclica, decía Toynbee, como un churro de rueda, aunque los simplistas quieran verla como una línea recta, puro churro de papa. Hasta Londres le llegó una palabra que ha viajado por bares, peluquerías y mentideros políticos: Gibraltar. "Las primeras noticias de la guerra de la Independencia llegan a Inglaterra desde Gibraltar. De hecho, al gobernador del Peñón, Sir Hew Darlymple, lo ponen al frente del ejército antes que a Wellington, aunque estuvo muy desacertado en Portugal".

Sortea ciclistas a pie y talabarteros sentados. El bullicio del zoco que le resulta suave como un masaje. Le gusta el Jueves a los extranjeros, que siguen la trama desde La Tostaíta Veloz hasta Casa Vizcaíno. Daría por bien empleado el tiempo del paseo si encontrara entre los libros esparcidos las memorias de aquel gobernador gibraltareño, que tituló Gibraltar y Portugal en 1808.

Pasamos junto a Ómnium Sanctórum. Al profesor lo bautizaron en San Román. Como su padre se jubiló como notario de Aracena, le tiene querencia a Alájar. Tiene en la sierra parte de su biblioteca. "Pasé por la librería Dillons, una de las mejores de Londres, y me sorprendió la cantidad de libros en inglés de Pérez-Reverte. Más que ningún otro autor español. Conservo alguna carta suya de cuando estaba preparando su libro El asedio".

Se conoce al dedillo la Sevilla napoleónica. El inglés de Ana Botella se ha incorporado al imaginario colectivo. Dos culturas mucho más cercanas de lo que hace suponer esta secular orfandad idiomática. "Una de mis tesis es que la historia de Inglaterra sería completamente diferente sin algunos episodios españoles". Se refiere a la derrota de la Armada Invencible, la guerra de Sucesión entre el archidique de Austria y el príncipe de Anjou que certifica el tratado de Utrecht y el consiguiente contencioso de Gibraltar, la guerra de la Independencia y el prólogo de Trafalgar. "Tengo una alumna inglesa en el Erasmus que no sabe lo que es Trafalgar". Debería leerse la última novela de José Luis del Corral.

Cuando hizo la biografía de Antonio Domínguez Ortiz, que historió el motín de la calle Feria, la revuelta del pan, Moreno Alonso se adentró en la Sevilla del historiador que tuvo que enseñar fuera de su ciudad natal. "A don Antonio le gustaba mucho la zona de Fray Jerónimo de Córdoba. Un día me sorprendió diciéndome de memoria una alineación del Sevilla de su infancia". Moreno Alonso coge por Regina hacia la Universidad. Le esperan los alumnos con calabazas. Deja el Jueves, el feudo de Carriazo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios