El comisario del Centenario de la Exposición del 29, Julio Cuesta, reivindicó el vínculo de Sevilla con Iberoamérica

Disertó sobre el Centenario como una oportunidad de futuro en la Fundación Caja Rural del Sur

Charla sobre el Centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929 / Juan Carlos Muñoz

La Exposición Iberomericana de 1929 fue “una gran oportunidad de futuro y una transformación de la ciudad”. Este fue el punto de partida de la charla que JulioCuesta, comisario para el Centenario de esta muestra, expuso en el salón de actos de la Fundación Caja Rural delSol. La actividad, organizada por la Asociación Foro Sociedad Civil Sevillana, presentada por Florentino del Valle Rodríguez, presidente de la asociación.

De hecho, el comisario recordó que internamente “fue un gran revulsivo social y económico”. Hasta el punto que fue “el colofón a un tercio de siglo glorioso para la ciudad en todos los aspectos”. Unos objetivos ambiciosos que no consiguieron “hacer de Sevilla la plataforma de relaciones con la comunidad iberoamericana que se quedó en proyecto tras la muestra”. Algo que ahora quiere conseguir este centenario.

Julio Cuesta agradeció a Amparo Graciani el trabajo realizado y afirmó que ella es “quien más sabe sobre la Exposición Iberoamericana del 1929, a quien he tenido el lujo y la responsabilidad de suceder como comisario del Centenario”. En tono de broma esperó “que no le pusiera mala nota”.

El comisario también se refirió a Ignacio Montaño o la cónsul de Portugal durante su exposición. Del primero, aludió a su experiencia conjunta en la Exposición Universal de 1992 y de la cónsul recordó que fue la primera persona que se puso en contacto con él para conocer cómo se iba a proceder. “Hay que recordar que la insistencia de Portugal hizo que la del 29 pasara de Hispanoamericana a Iberoamericana”, afirmó Cuesta.

Una idea que repitió en varias ocasiones es que el centenario del 29 “no puede ser una exposición nostálgica” y apostó por el centenario como una oportunidad para reivindicar el papel de Sevilla en Iberoamérica.

Si la de 1929 fue una muestra que revolucionó la ciudad, la Exposición de 1992 no se quedó atrás. Cuesta no resistió la tentación de comparar ambas en lo que supusieron para la ciudad.

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