Ensombrecido en la historia de la Literatura por los grandes autores del Siglo de Oro, Juan de Tassis, conde de Villamediana, fue un poeta muy reconocido en su época. Se cumplen cuatro siglos de su asesinato en la corte real de Felipe IV, motivo por el cual la Real Academia Sevillana de Buenas Letras ha considerado oportuno dedicarle un ciclo de conferencias que ha empezado este miércoles con la ponencia titulada En los comienzos, el conde de Villamediana, que ha impartido José Francisco Ruiz Casanova, profesor de Literatura Española en la Universidad Pompeu Fabra, de Barcelona. Ha sido presentado por Rogelio Reyes Cano, catedrático de Literatura en la Universidad de Sevilla.
El título de esta conferencia obedece a la inquietud que Ruiz Casanova siempre ha mostrado por la obra literaria del aristócrata, que ejerció de Correo Mayor del rey (quien organizaba este servicio en el reino), lo que le llevó a ostentar mucho poder y, por tanto, labrarse bastantes enemistades, algo a lo que también contribuyeron muchas de sus poesías, en las que, según el profesor de Literatura, se observa el tono crítico y burlón de Quevedo.
"Fue muy reconocido en su tiempo, pero su producción se enmarca en el Siglo de Oro de la literatura española, por lo que su nombre, con el tiempo, quedó ensombrecido por los de Cervantes, Lope de Vega, Góngora y Quevedo", ha referido Ruiz Casanova, quien comenzó a investigar la obra del aristócrata de manera "fortuita". "Una profesora que tuve cuando estudiaba Filología nos lo dio a conocer un día, fuera del temario, y ahí se despertó mi curiosidad", ha apuntado el docente universitario, que lleva impartiendo clases en la universidad de la Ciudad Condal desde 1997.
Sin apenas referencias
Por aquel entonces -principios de los 80- sólo existía como referencia de Juan de Tassis una antología que tras la Guerra Civil publicó el poeta Luis Rosales (que resultaba "inalcanzable") y otra realizada por una profesora de Extremadura en la década de los 60. Un material que le sirvió a Ruiz Casanova para iniciar su investigación, que transcurrió entre 1987 y 1994. En estos años publicó dos volúmenes sobre el conde de Villamediana. El primero fue en 1990 con su poesía ya conocida; la segunda, en 1994, con sus poemas inéditos, de tono sarcástico y de crítica política.
En esos versos, el conde arremetía, no tanto contra el monarca (al que se refería más en cuestiones personales), sino contra la corte de válidos que se repartían las parcelas de poder, a los que acusaba de prácticas corruptas. Sus enemigos declarados eran el duque de Lerma, el de Uceda, el conde de Lemos y, por supuesto, el conde-duque de Olivares, el gran válido del rey. De hecho, este aristócrata estuvo detrás de su asesinato -atravesaron su cuerpo con picas de alancear toros-, según se desprende de las confesiones de su tío, confesor del rey, quien esa noche advirtió al poeta que encontraría su muerte. Sus ejecutores fueron el guardia de los jardines reales y un ballestero al servicio del monarca, por lo que se entiende que Felipe IV estuvo implicado en el crimen.
Su poesía sarcástica, trasladada a los códigos actuales, se puede considerar, según Ruiz Casanova, de "escritor comprometido por defender la moralidad en las prácticas políticas, entonces en manos de los nobles". El profesor universitario destaca de sus poemas "el loable ejercicio de precisión". "No es un poeta deslumbrante, en el sentido de originalidad, pero sí por cómo construye su poesía, en endecasílabos y octasílabos, con una gran perfección métrica y sin rima chirriante, acorde con su exquisito gusto". Un excelente poeta cuya muerte supuso un "gran alivio" para los válidos del siglo XVII.
