La dejadez de la Plaza del Cristo de Burgos: Una degradación que se alarga en el tiempo
Sevilla
Las personas sin hogar siguen habitando en el entorno y la suciedad se acumula en un espacio único
Pasan los gobiernos y es un problema eternizado al que se le sigue sin poner solución
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Latas, restos de comida, papel utilizado... Un entorno céntrico sigue estando azotado por la dejadez. La confluencia entre las calles Imagen y Almirante Apodaca, con la parroquia de San Pedro y la plaza del Cristo de Burgos frente a frente, está sufriendo la degradación en pleno 2025. El entorno, sombreado por los ficus que hay en el centro de la plaza, alberga un escenario en su rutina en el que se acumula la suciedad, gran parte provocada por las conductas de las personas sin techo que frecuentan la zona.
Los setos que se sitúan en el extremo de San Pedro son focos de suciedad. Ahí se acumulan restos de papel higiénico utilizado por las personas sin hogar que habitan en los bancos de la plaza. La quiosquera de la ONCE, que trabaja a escasos metros del espacio degradado, convive con el problema a diario y expone la situación con aire cansados. "Se ponen ahí al lado del árbol, a beber. También a pelearse. El otro día vino la Policía. Y lo peor es que cuando uno se va, viene otro".
En el extremo contrario, al se puede acceder desde la desembocadura de Sales y Ferré o la calle Dormitorio, las bases de los ficus son los lugares donde habita la suciedad. Incluso conforman una especie de almacenes donde los indigentes acumulan sus objetos. La estructura de la plaza, con un parque infantil en el centro de la misma, destaca con una parte cerrada al paso de las personas y que nace de las mismas delimitaciones que cercan las especies plantadas para el adorno de un lugar de idiosincrasia especial. La trabajadora, cuando se le hace referencia a la limpieza, también deja claro que brilla por su ausencia. "La plaza, la verdad, está muy dejada, tanto de limpieza como de mantenimiento. No tiene una limpieza. Tú no ves un barrendero ahí. Lo ves a lo mejor de higos a brevas, pero la verdad que no. Está esto muy dejado". "Yo los veo muchas veces que se ponen a hacer pipí y sus necesidades", indica, apuntando a los setos.
La convivencia es otro de los factores que se ven trastocados por este problema. "Cuando yo empecé en este kiosco, que hace ya cuatro años, había familias ahí jugando en ese parquecito. Ahora ya no vienen familias porque ellos... Claro, los padres no quieren que los niños vean esas cosas". Los visitantes de la ciudad evitan la cercanía de una plaza que conecta puntos importantes del centro de Sevilla. "Antes eso se veía lleno, sentada la gente a la sombrita del árbol ese, que es milenario. Y, sin embargo, ahora nada más que lo ven, salen corriendo". Un vecino que se encontraba paseando por el lado derecho de la plaza, declara que su rutina encontraba, en el enclave, un lugar de descanso. "Antes, todos los días, me quedaba en un banquito después de desayunar para descansar y leer el periódico. Ahora no me siento cómodo".
Un problema reconocido
La situación no es nueva, ni mucho menos, pero ha ido a peor. A lo largo del tiempo, este lugar ha ido acompañado de críticas por parte de diferentes sectores pero, sobre todo, las redes sociales y los medios de comunicación han sido los espacios donde se han vertido las denuncias con mayor asiduidad. Se pueden encontrar publicaciones en X de 2021 hasta una última del pasado 26 de julio, donde se apreciaba con claridad el nivel de suciedad que se ha llegado a acumular en un lugar con incesante paso de turistas, ciudadanos y proveedores, entre otros. Distintos medios de comunicación han destacado esta problemática durante quince años, y en estos momentos todo sigue igual. Por el Consistorio también han pasado diferentes gobiernos durante este periodo de tiempo y tampoco se le ha dado solución.
Fuentes del Ayuntamiento de Sevilla reconocen que es un problema controlado. A las personas que residen en los bancos de la plaza del Cristo de Burgos seles hace un seguimiento continuado. A la hora de encarar el problema de dormir en la calle entra la voluntad de cada uno de ellos. El Consistorio dispone de albergues para que pernocten y se los ha facilitado en numerosas ocasiones, pero es habitual que los indigentes declinen esta invitación. La misma situación se aprecia cuando deciden no afrontar los proyectos de reinserción social que se proponen desde el Ayuntamiento. Las mismas fuentes aseguran también que cuentan con contactos que les proporcionan comida.
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