Y dicen que el Pescado es Arfe
calle rioja
La recuperación en Arfe del antiguo nombre de calle Pescado evoca la transformación que vivieron las Atarazanas con el traslado de la Pescadería Real desde San Francisco al Arenal
El gran hallazgo romano en el residencial Artillería de Sevilla
Rosa Amate, 21 años, estudiante de AD y Derecho, tuvo el privilegio de descorrer el lienzo para descubrir el paño cerámico de antigua Calle del Pescado, que era el nombre que hasta el siglo XIX recibió la calle Arfe entre dos de las puertas de la ciudad. La del Postigo, una de las pocas que permanecen en pie, y la del Arenal, una de las muchas que fueron derribadas en tiempos del alcalde García de Vinuesa. La ceremonia la presenció Rosa Muñoz, abuela de la joven madrina del acto y durante muchos años vinculada al llamado Banco del Tiempo.
Un nuevo hito en la recuperación del antiguo callejero para que conviva con el nuevo que es un viaje en el tiempo. La logística, como en todas las anteriores, cuenta con la Asociación Niculoso Pisano, representada por Martín Carlos Palomo. Con el entusiasta apoyo del Ayuntamiento y sus ediles Amidea Navarro y Juan Bueno. Cada calle cuenta con un benefactor que sufrague los gastos. En este caso se trata de Ramón Carmelo Domínguez, propietario de la sastrería Dappers, muy cerca del Postigo, ubicada junto al edificio de Correos. Le resulta muy familiar el vetusto nombre de la calle, porque el padre del sastre era un marino gallego de Porto do Son.
Y dicen que el Pescado es Arfe. Los peces de este imaginario cuadro de Sorolla se muestran como en una pinacoteca en el escaparate de La Isla y ya tienen el Pescado en lo alto de la calle. Junto al Arco del Postigo, justo por encima del antiguo puesto de calentitos de Ángela Goyburo de cuyo cierre en 2026 se cumplirán diez años. Ahora es una oficina de Información Turística. El signo de los tiempos. En la rehabilitación de las Atarazanas, el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra debería haber previsto una calentería.
Las Atarazanas tienen una íntima relación con este viaje al callejero. Lo explicó muy bien Reyes Pro, alma mater de las cosas que nunca se debieron perder. Contó que en tiempos de los Reyes Católicos la Pescadería Real se asentaba en la plaza de San Francisco. Llega un momento en el que hay que desalojar ese espacio para construir el nuevo edificio del Ayuntamiento según proyecto de Diego de Riaño. Hay que cambiar las Pescaderías. Esta permuta va a coincidir con un hecho fundamental. Las Atarazanas, los Astilleros de la época de Alfonso X el Sabio, dejan de fabricar galeras, porque en las batallas navales es mucho más práctica la nao, cuyas proporciones superan las posibilidades de esa catedral de barcos.
El espacio queda libre. Sevilla era una ciudad de calles sin nombre hasta que llegó Pablo de Olavide. El peruano que llamó a las cosas por su nombre. En el siglo XIX, la calle Pescado pasa a llamarse Arfe. Una deuda que la ciudad tenía con el orfebre leonés Juan de Arfe y Villafañe, autor de la custodia del Corpus de Sevilla. Su padre, Antonio de Arfe, hizo la custodia de Santiago de Compostela; su abuelo Enrique de Arfe, nacido en Flandes, la de Toledo. Custodias compartidas por una familia de orfebres.
Testigo del nuevo / viejo nomenclátor fue la imagen de la Piedad del Baratillo. Una de las muchas imágenes que pasan bajo este Arco que une el río con la Catedral. “La puerta antigua era almohade”, dice Reyes Pro, “pero se sustituyó por un arco en recodo. Los antiguos materiales se guardaron en la nave Uno de las Atarazanas y aparecieron en los años noventa en la excavación que dirigió Fernando Amores”. Mientras que de otras Puertas sólo quedó el nombre sin apellidos, sin armadura real (Carmona, Osario, de la Carne, de Jerez, de Córdoba, Puerta Real), la del Postigo se salvó milagrosamente “porque tenía un inquilino de la nobleza, no por ningún tipo de consideración histórico-artística”, dice Reyes Pro. Perteneció al ducado de Medinaceli y recientemente ha pasado a ser su nuevo propietario el duque de Segorbe.
El Arco, esa ventana de la libertad del sur según el poema de Cernuda, se salvó de la Flecha. La calle Arfe ya tiene todo el Pescado vendido. Es una prolongación de la historia de las Atarazanas, que fueron el laboratorio de tantos cuadernos de bitácora de marinos, el oficio del padre del sastre benefactor, el dueño de Dappers, que en inglés significa pulcro y elegante. El sastre era el más elegante de los presentes, predicaba con el ejemplo.
Las Atarazanas se abrieron unos días al público. El Arco del Postigo abre a todas horas. Cuando decreció el nivel de fabricación de barcos, pasó como en todo entramado industrial, se destinó a otros usos. “Algunas naves de las Atarazanas se alquilaban a particulares, la mayoría flamencos”, dice Reyes Pro. En la otra acera del rótulo está el mercado de la Artesanía, antigua plaza de abastos de 1926 con diseño de Juan Talavera. El próximo rótulo antiguo que se recuperará será el de la calle del Aceite, en la actualidad Tomás de Ibarra. A falta de calentería, con el Pescado y el Aceite se completará la glorieta de la Freiduría. Una Sevilla la del Postigo que evoca la ciudad del Beni de Cádiz en la taberna del Traga, la de Antonio Bustos alimentando la llama de la Pura y Limpia, la de Gregorio Conejo invitando a los amigos a su carrera oficial desde la calle Almirantazgo.
Sevilla recupera la calle Pescado, peces de orfebrería. La calle Pescadores está en San Lorenzo, donde seguro que son pescadores de almas, y el barrio de San Jerónimo llena las redes con calles que llevan nombre de todos los peces que seguro que se vendían en la Pescadería Real y surcaban los mares por los que navegaban marinos como el padre del sastre de la Avenida. Próximamente, la Asociación Niculoso Pisano cruzará el puente para recuperar el viejo nombre de alguna calle de Triana, la Mesopotamia de la cerámica.
Pepe Monforte debería abrir un capítulo sobre la alta cocina del callejero. Sevilla, que siempre ha contado con una Puerta de la Carne, para sonrojo de los que dejaron en el abandono el mercado del mismo nombre, una joya de la arquitectura moderna, tiene ahora una Puerta del Pescado.
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