El directivo del BBVA fue asesinado por su ex mujer en su chalé de Bollullos

El testimonio de un familiar lleva a la Guardia Civil a la detención de la ex pareja de la víctima · El crimen puede obedecer a los celos de la detenida y a razones económicas derivadas de la separacion, ya que el ejecutivo quería vender la casa

Familiares de la víctima, durante el entierro.
Fernando Pérez Ávila / Sevilla

04 de agosto 2008 - 05:03

Andrés Toro Barea, el directivo del BBVA que fue encontrado muerto en su chalé de Bollullos de la Mitación el pasado 16 de junio, fue asesinado por su ex mujer. Esa es la conclusión que han obtenido tanto la Guardia Civil como el juez encargado de la investigación, el titular del juzgado número 1 de Sanlúcar la Mayor, Javier Carretero, después de un mes y medio de pesquisas. La ex esposa del ejecutivo de banca, cuya identidad es Natividad C. S., se encuentra en prisión preventiva desde la noche del pasado jueves acusada del homicidio.

El crimen se cometió durante la tarde del domingo 15 de junio en un chalé de la urbanización Pinar de la Juliana, un núcleo residencial de alto nivel situado a dos kilómetros del casco urbano de Bollullos de la Mitación. La víctima, Andrés Toro Barea, de 59 años, era el director del Centro Especial de Recuperaciones (CER) del BBVA en Andalucía, la oficina encargada de ejecutar los embargos y el cobro de morosos en la comunidad andaluza. Se había separado de su esposa, Natividad, con la que tenía dos hijos, hacía menos de un año, y tenía una nueva pareja aunque vivía solo.

Aquella tarde Natividad entró en la urbanización sin que el vigilante de seguridad del control le pusiera trabas, puesto que la conocía del tiempo que había residido en la Juliana, según lo que ha trascendido de la investigación de la Guardia Civil. Llamó a la puerta y su ex marido le abrió voluntariamente. Probablemente incluso habían concertado antes una cita por teléfono dado que ambos todavía no estaban separados oficialmente y se encontraban en pleno proceso judicial del divorcio. La mujer entró y habló un rato con el directivo, como prueba el hecho de que dos sillas estuvieran colocadas una frente a otra en el salón donde apareció el cuerpo del ejecutivo y fuera de su ubicación habitual en la estancia.

En un momento de este encuentro, la mujer sacó una pistola y presuntamente disparó dos veces a quemarropa contra su ex esposo. Las dos balas le impactaron en el tórax, causándole heridas que resultaron mortales de necesidad. La presunta autora del crimen se marchó con el teléfono móvil de su ex marido. Veinticuatro horas después de la muerte de Andrés Toro, alguien -posiblemente su ex mujer- envió un mensaje de texto respondiendo a otro de la actual pareja del ejecutivo en el que ésta le preguntaba dónde estaba y por qué no había acudido a trabajar aquella mañana del lunes.

Los compañeros y una de las hijas de la víctima fueron quienes descubrieron su cadáver el 16 de junio. Uno de los trabajadores de la misma sección del BBVA se preocupó al ver que Andrés no había ido al trabajo, ya que la víctima sufría problemas de corazón y temía que pudiese haberle ocurrido algo grave. Este hombre avisó a la hija de la víctima y ambos se presentaron en el chalé de la Juliana. Andrés Toro se encontraba tendido en el suelo del salón y quienes lo descubrieron pensaron en un primer momento que había muerto de un infarto, dado que no tenía sangre. La escasa distancia con la que se efectuaron los disparos y el calibre de pequeño tamaño de la pistola hicieron que las balas se quedaran alojadas en el pecho de este hombre sin apenas causarle heridas externas.

Los agentes de la Guardia Civil que inspeccionaron la vivienda descubrieron luego que la víctima había recibido dos disparos. En un primer momento la investigación se centró tanto en la vida personal de la víctima como en la profesional, ya que no se descartó la teoría de la venganza debido al puesto de trabajo que desempeñaba. Sin embargo, a medida que avanzaron las pesquisas, los agentes descartaron esta línea y centraron sus esfuerzos en la idea del crimen pasional, motivado tanto por los celos como por las desavenencias de la pareja en ciertos aspectos incluidos en el acuerdo del divorcio.

Según fuentes del caso, Natividad era una persona muy celosa que no admitía que su ex marido tuviera una nueva compañera. Además, no estaba conforme con que la casa de la Juliana se pusiera a la venta, entre otros asuntos de índole económica incluidos en el divorcio. Era notoria la mala relación que mantenían ambos cónyuges, que terminó con la separación hace un año.

La declaración de un tío de la presunta autora del crimen fue fundamental para que los agentes de la Guardia Civil pudieran detenerla. Este familiar declaró a la Guardia Civil que había sido la ex mujer quien había disparado, ya que ésta así se lo había confesado a él mismo. Además, relató una serie de detalles que sólo conocían los investigadores y el juez, por lo que éstos le dieron credibilidad a la versión de este testigo. El familiar dijo además que le había regalado una pistola hace aproximadamente siete años y que podría haber cometido el crimen con ese arma. Las pruebas del departamento de balística del instituto armado confirmaron que el calibre coincidía con el modelo de la pistola descrito por el testigo.

Este testimonio aceleró la detención de Natividad, que se produjo el pasado martes, 29 de julio. Los agentes registraron su vivienda en busca de pruebas del homicidio pero no encontraron la pistola, que podría haber sido arrojada al río Guadalquivir por la mujer. Natividad estuvo dos días en dependencias de la Guardia Civil y fue puesta a disposición judicial el jueves 31. En el juzgado fue sometida a un careo con el testigo principal del caso, su tío, pero no llegó a confesar la autoría del crimen. En cambio, dijo que su ex marido la había maltratado en varias ocasiones antes de la separación, algo que no ha podido probarse porque ella nunca denunció tales hechos ni acudió a ningún tipo de institución para mujeres maltratadas.

El juez encargado del caso decretó, a las once de la noche del jueves, el ingreso en prisión preventiva de Natividad como autora material de la muerte de Andrés Toro. Se le imputan además otros cargos, como el de tenencia ilícita de armas, allanamiento de morada y revelación de secretos, ya que la mujer entró sin autorización en casa de la víctima y se hizo con documentación reservada del banco en el que ésta trabajaba.

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