Elías Hernández, el gran emprendedor de mirada cordial e incisiva

Obituario

Muere el empresario soriano que se afincó muy joven en Sevilla, fundó Arrocería Herba y se expandió por todo el mundo sin dejar nunca la capital andaluza

Elías Hernández Barrera
Elías Hernández Barrera / M. G.

Ha fallecido Elías Hernández Barrera (Ólvega, Soria, 1937-Sevilla, 2024), el empresario de la arrocería Herba que fue más allá y emprendió con éxito en otros sectores siempre con dos bases claras y definidas: la familia y la ciudad de Sevilla. Estaba casado con doña Claudia Rodríguez. El matrimonio tuvo tres hijas: Claudia, Ana y Blanca. Don Elías siempre combinó el ser empresario reconocido con ser poco conocido. Era su forma de ser, su rasgo de autenticidad. Y así consiguió ser querido y respetado. Sus ojos azules eran tan inconfundibles como su carácter discreta y elegantemente incisivo cuando tenía un objetivo. Se afincó en el Aljarafe sevillano a finales de los años 50, no dejó de trabajar hasta crear un imperio del arroz que se expandió a todo el sector de la alimentación. Y tuvo otras iniciativas de reconocido éxito como la fundación del Real Club de Golf de Sevilla.

Lo tuvo todo para estar presente en los actos donde se reúnen los gerifaltes del Íbex 35, las recepciones reales, los organigramas de las organizaciones empresariales, los enganches de la Feria y toda suerte de escaparates. Pero prefirió siempre la sombra de la trastienda al foco del escenario. Trabajó mucho y se prodigó poco en las galerías gráficas. Su vida no se entendió nunca sin la figura de su padre, don Antonio Hernández  Villar (1894-1970). Su padre tuvo durante la Guerra Civil un negocio que abastecía al Ejército, organizó encierros taurinos en Pamplona, promovió la búsqueda de tesoros en el mar y cultivó arroz en Calahorra hasta que descubrió las enormes posibilidades de las marismas del Guadalquivir, un lugar al que envió a dos de sus doce hijos: Félix y Elías. Ellos debían explotar el que habría de ser un filón que dura ya casi 60 años, un verdadero imperio de ese grano oval rico en almidón que es el arroz, un imperio levantado por un soriano en el Sur de España. Durante aquellos años el padre y los dos hijos se dedicaron a comprar tierras, levantar fábricas, contratar trabajadores y producir. Todo un proceso que consiste en lo que hoy se conoce como crear riqueza.

Elías era el varón pequeño de los doce hermanos. Se formó en los jesuitas de Madrid. El primer año de la carrera universitaria de Empresariales se lo pasó con más alegría de la debida. Su padre lo sacó de las aulas y lo puso a trabajar. Su vida cambió para siempre. Castellano recio, austero y fuerte. Muy pronto aprendió de su padre que el secreto del empresario radica tanto en comprar bien y vender mejor, como en levantarse tras sufrir la zancadilla del fracaso, salir airoso del charco pisado y tratar de enmendar cuanto antes los errores propios. Elías pagó caros sus triunfos. Una vaquilla le pegó una voltereta que le dejó un hombro dislocado. No se limitó a explotar las tierras, sino que viajó a los Estados Unidos y Japón para conocer otros tipos de cultivos y las maquinarias más modernas. “Creo que ya habré dado siete veces la vuelta al mundo”, comentó hace unos años.

Todos han dicho siempre que Hernández Barrera fue siempre un emprendedor puro y duro que no necesitó jamás de cursos especializados en dirección de empresas, ni de un máster en institutos especializados, ni de acudir a la ayuda de incubadoras de nuevas sociedades. Llevaba en la sangre su condición de trabajador nato. Así lo reconoce el presidente de Ebro Foods y Premio Manuel Clavero 2019, el empresario Antonio Hernández Callejas, sobrino de don Elías. No tiene dudas a la hora de trazar el perfil de su tío: "Era un empresario excepcional que convirtió a Sevilla en el centro del imperio del arroz. Consiguió con sus hermanos hacer la arrocera más importante de España y después de toda Europa. Supo ir más allá del arroz y creció en el sector agrícola y de la alimentación con Ebro Foods, así como en otros sectores como prueba el Real Club de Golf de Sevilla, donde dio otra prueba de su búsqueda de la excelencia. Fundó una familia cristiana, creyente y muy trabajadora. Tenía la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Medalla de la Ciudad de Sevilla y muchos reconocimientos más. Mi tío era excepcional".

Elías Hernández, flanqueado por su sobrino Antonio y su hija Claudia, y con familiares en un acto en Sevilla.
Elías Hernández, flanqueado por su sobrino Antonio y su hija Claudia, y con familiares en un acto en Sevilla. / M. G.

Elías Hernández se integró en Sevilla, entre otras razones, por la vía del matrimonio y haciendo el ruido justo en sociedad. Pronto debió captar que quien irrumpe en Sevilla genera desconfianza. Y su estilo no fue nunca el de hacer ruido. La mejor forma de entrar en Sevilla era no tener interés en entrar. Se dedicó a cuidar del arroz. Jamás se le oyó una crítica al estereotipo andaluz, ni se le vio un gesto de desprecio hacia agricultores locales. A sus tres hijas enseñó a ir por la vida con el silenciador conectado: “Haced el fuego sin que se vea el humo”. Sabía que por el sumidero de la vanidad se van las aguas más bravas. “Para vender arroz no hacen falta ciertas cosas”, le oyeron decir cuando rechazó la posibilidad de agasajar a políticos o entrar en maniobras dudosas. “El arroz es el único cereal de España que nunca ha dado pérdidas”, sentenciaba para insistir en que no hay que mezclarse en asuntos raros, ni arrastrarse por una subvención, ni frecuentar compañías sospechosas en la aventura de ser empresario. “Ser honrado es también una buena forma de hacer negocio”. 

Con el empresario Manuel Contreras.
Con el empresario Manuel Contreras. / M. G.

El pintor Hernán Cortés lo trató con especial frecuencia entre 2017 y 2019 en su estudio de Madrid para hacerle un retrato. "Siempre me llamó la atención por su bonhomía, por su cordialidad, por ser un señor muy emotivo y dispuesto a ver siempre el lado positivo de las cosas. Nos conocimos por amigos comunes con su hija Blanca. Recuerdo el relato cargado de emotividad que me hacía de su encuentro con el papa Juan Pablo II. Se emocionaba lógicamente. Era de Soria, pero demostraba una emotividad que a mí me resultaba muy sureña. Tenía una mirada incisiva, de empresario acostumbrado a sacar sus objetivos adelante, a conseguir sus propósitos. Siempre recordaré sus ojos claros y su cordialidad".

El retrato de Elías Hernández Barrera, obra del pintor Hernán Cortés.
El retrato de Elías Hernández Barrera, obra del pintor Hernán Cortés. / M. G.

La hermana de don Elías, Carmen Hernández Barrera (1930- 2016) fue la cofundadora de las comunidades neocatecumenales. Gran amiga de Juan Pablo II. La familia de Elías vivió el privilegio de disfrutar de una audiencia privada con el Santo Padre, en esa intimidad de las siete de la mañana que no es posible en el Aula Pablo VI. “Santidad, mi hermano Elías sólo piensa en el trabajo, todo el día con lo mismo”, dijo Carmen al Papa con cierto tono cómplice por la confianza que tenía con el pontífice. Aquel polaco de expresión tierna se quedó mirando al empresario fijamente durante unos instantes: “Carmen, tu hermano es una buena persona”.

Luis Manuel Halcón de la Lastra, conde de Peñaflor y ex teniente de hermano mayor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, es de los sevillanos que conoció a don Elías desde los años sesenta. "Hemos sido amigos de toda la vida. Nos hemos tratado muchísimo desde que llegó con su hermanos y se instaló en San Juan de Aznalfarache. Elías siempre fue un empresario muy serio y muy trabajador. Un enorme trabajador, como toda su familia. Era duro en las negociaciones, tanto que a veces yo prefería no tratar con él para no perder al amigo. Tuvo siempre una familia muy unida, lo cual es muy importante. Era un luchador nato, solo así se podía ser un empresario de primera, como él lo fue".

A este empresario del arroz le duraba un Mercedes cerca de veinte años. Sus aficiones eran medidas: una copita diaria de oloroso, estar en los toros junto a su paisano Emiliano Revilla en el tendido 2 de la Real Maestranza y seguir a José Tomás por todas las plazas, no hablar de dinero y educar a los hijos en la austeridad. Los viajes en AVE, en clase turista cuando las hijas eran pequeñas para evitar confusiones. Y, cosa curiosa y reveladora, tenía claro que había que conocer bien España antes de viajar a extraños destinos del extranjero. Los pequeños lujos, como algunos caldos de la Ribera del Duero, los disfrutaba en privado. Sin focos. Al cine, una vez a la semana. Al golf, todo lo que podía. Santiago Herrero, presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) de 2002 a 2013, califica a Elías Hernández de creador de una empresa arrocera "que es referencia no sólo en Andalucía y España, sino en todo el mundo". Para Herrero, es meritorio que "siempre ha tenido a Sevilla como centro de las operaciones ya fuera para el arroz en particular o para la expansión en el sector de la alimentación en general". Por todo esto no tiene dudas: "Hablar de Elías Hernández es hacerlo de una familia de empresarios muy importante".

A sus hijas siempre les daba un consejo cuando todavía vivían en la casa familiar: “Buscad novios que trabajen”. Su vida fue trabajar porque estaba educado en valores. Su hija Claudia,  presidenta de la Asociación Española de Campos de Golf, se preocupa hoy con todas sus energías de ayudar a los conventos de religiosas de Sevilla durante todo el año. Se afana, por ejemplo, en la promoción del mercado navideño de dulces para procurar ingresos para los monasterios. Blanca Hernández es fundadora y CEO de la gestora Magallanes Value Investors y es una persona especialmente comprometida en la erradicación del sinhogarismo en España.

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