La fiscal mantiene la culpabilidad de Óscar Riquelme a pesar de su “cinismo”
Crimen de la botellona
Lamenta que los testigos no hayan sido más contudentes por la “locura” que supone una macrobotellona como la que se desarrolló en la isla de la Cartuja
La fiscal ha mantenido hoy la petición de 13 años de cárcel para Óscar Riquelme, el presunto autor del crimen de la Fiesta de la Primavera, al insistir en que la testigo protegida es la prueba fundamental sobre la que reside toda la acusación y todo ello a pesar del “cinismo y las mentiras” que ha defendido el procesado en su versión exculpatoria.
La fiscal Carmen Durán ha explicado en su alegado final que la testigo protegida, a pesar de que en la vista oral no ratificó la identificación que hizo del acusado y le cambió incluso de posición en la escena del crimen, sigue siendo la “prueba fundamental sobre la que pivotan el resto de los indicios” y añadió que la chica, que era menor cuando ocurrieron los hechos, “tiene miedo” y por eso está acogida a la figura legal de la protección de testigos. Pero aunque su declaración no fue contudente en la vista oral, la representante de la acusación pública ha sostenido que sí lo fueron las dos declaraciones que prestó en el juzgado durante la fase de instrucción, donde afirmó que salía de unos matorrales cuando vio a dos personas de espaldas –una de ellas gruesa a la izquierda y otra más delgada, a la derecha- y observó un brazo que sale del centro de ambas y apuñala a la víctima. La testigo, insistió la fiscal, identificó en la rueda de reconocimiento al acusado como el presunto agresor, el que está a la izquierda frente a la víctima y del que parte la puñalada, al ser diestro.
En el juicio, esta joven se mostró muy nerviosa y llegó incluso a cambiar la posición del acusado, situándole a la derecha, en una zona incompatible con que pudiera asestar la puñalada. “Si ustedes dan credibilidad a la versión de la testigo, el gordo no pudo apuñalar”, precisó la fiscal, que recordó como la testigo dio incluso otro dato fundamental, al poner de manifiesto que el acusado “tenía un tatuaje en el brazo derecho y le escuchó decir ‘corre Lear’ [en alusión al menor de edad que se hallaba también en la botellona]”, pero este joven no tiene ningún tatuaje, con lo que a juicio de la fiscal la conclusión es “blanco y en botella”.
La fiscal volvió a descartar la supuesta autoría de la puñalada de José Antonio M. S., otro joven del grupo de San Juan de Aznalfarache y al que acusa directamente el acusado.
Para el Ministerio Público también es vital el testimonio de otro testigo, Rubén B., que vio a Óscar Riquelme “abriendo y
cerrando la navaja, al tiempo que se reía” tan sólo unos minutos antes del apuñalamiento de Francisco José Guerrero, a pesar de que el procesado también lo niega.
La fiscal llegó a decir hasta en tres ocasiones que Óscar Riquelme “miente”, en alusión a la posición del agresor y la víctima, cuando dijo que no cogió la navaja, y en tercer lugar, al relatar que ayudó a que el fallecido fuera introducido en un vehículo para trasladarlo. La Fiscalía criticó en este aspecto el “cinismo” del procesado, ya que “no hacía falta que dijera esa mentira” en su defensa, y reiteró que el acusado tiene derecho a mentir en su defensa y a manifestar que “los burros vuelan” si quiere.
La Fiscalía también ha lamentado que el resto de los testigos no hayan sido tan claros, aspecto en el que recordó lo que representa una botellona en la que se produjo el crimen, donde hay “ruido, basura, navajas, botellas, cristales. Una locura, algo caótico, como dijeron los policías, pero esto es la vida real: aquella tarde se congregaron 4.000 jóvenes para ponerse hasta las cejas”, y los testigos “son los que hay”, añadió la fiscal, que insistió en que los hechos son constitutivos a su juicio de un delito de homicidio y no de asesinato, al no concurrir la agravante de la alevosía.
Por su parte, la acusación particular que ejerce la letrada Teresa Mira en representación de la familia del fallecido, ha solicitado una condena de 20 años de cárcel por asesinato. La abogada ha dicho respecto a las versiones del acusado, que primero culpó al menor de edad y después al otro individuo, que su actitud recuerda a la del bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, que fue condenado por el atropello mortal de Benjamín Olalla. “No nos suena a Farruquito, vamos a echarle la culpa al menor y que se coma el marrón, que la pena es más bajita”, aseveró Teresa Mira.
La letrada criticó la actitud “fría y calculadora” del acusado, que “miente vilmente” y actuó como “le jefe de la banda” ante un incidente previo con uno de su grupo. Óscar Riquelme “iba a buscar sangre, sin ningún tipo de escrúpulo”, añadió la letrada, que llegó a espetar a los miembros del jurado que después de todos los testigos que han pasado por el juicio “¿qué más pruebas necesitan?” para llegar a un veredicto de culpabilidad.
El abogado de la defensa, Álvaro Pimentel, solicitó un veredicto de inocencia para Óscar Riquelme.
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