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Sevilla

El negocio más sevillano del Salvador que se pone a punto este verano

El local en estado de obras.

El local en estado de obras. / M. G. (Sevilla)

Uno de los locales más representativos de la hostelería local se pone a punto este verano. La Alicantina está en obras para reabrir fiel al modelo de negocio de su primera gran etapa. Rafael Cebolla y Óscar Vega, dos de los empresarios más potentes del sector de la hostelería, asumen la recuperación de una marca clásica de los bares del centro de la ciudad, sito en plena Plaza del Salvador. Los dos triunfan con muchos negocios que están de moda, caso de Maquiavelo o Casa Ozama. Vega está al frente, además, del María Trifulca, ubicado en el mismo Altozano. El reto que se han fijado, como avanzó en su día este periódico, es que la Alicantina se parezca al que conocieron las generaciones anteriores, un bar muy sevillano, con una oferta de mariscos entonces innovadora y con la típica y característica lista de tapas donde la ensaladilla era la reina y que ocupaba la planta baja del edificio con su terraza de veladores.

La Alicantina cerró el pasado enero tras una etapa muy corta de reapertura. Había reabierto en mayo de 2020, en plena pandemia, y cerró al final de las fiestas navideñas. Ha sido uno de esos negocios que han dado y dan para escribir un libro, más allá de la fama de su ensaladilla, los champiñones a la brasa y los crujientes picos. Doña María de las Mercedes se tomaba el aperitivo en este establecimiento tras orar ante las sepulturas de sus padres en la cripta de Pasión. Solía acompañarle Eduardo León, presidente de la Caja Rural, que salía de su casa de la calle Cuna en cuanto lo avisaban para estar junto a la madre del rey Juan Carlos. No hay cofrade del Amor y Pasión o hermano del Rocío de Sevilla que no haya pasado por este bar en algún momento de su vida. La Alicantina es patrimonio de la infancia de varias generaciones de sevillanos.

El local, que ya cumplió el centenario, comenzó funcionado como horchatería en el año 1922 de la mano de Ricardo Talent Andreu. Ya tenía ese mismo nombre, que decidieron mantener los siguientes protagonistas de la historia, aunque el uso fue bien distinto. Ya avanzado el siglo XX, el local adquirió gran fama de la mano de Manuel Postigo, el gran impulsor del establecimiento. Tras la jubilación de Postigo, el local, ya gestionado por otro hostelero, cerró y fue cuando Guerrero se hizo cargo del local, lo cual era todo un desafío por estar entonces vigente las restricciones a la hostelería. El del paso enero ha sido el tercer cierre que ha sufrido el legendario establecimiento.