La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La Sevilla de las colas
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Melonares, el mayor embalse de los que abastecen a Sevilla, empieza a soltar agua tras las últimas lluvias. Es la segunda vez que lo hace en su historia y después de la borrasca Garoé, que ha llevado las reservas del sistema general de abastecimiento de Emasesa (la empresa metropolitana de agua) casi al 70% de su capacidad.
La primera vez que Melonares desembalsó fue en 2018, tras otro temporal de lluvias, señalan fuentes municipales. Este jueves lo vuelve a hacer, tras llegar a su máxima capacidad, 185,6 hectómetros cúbicos, según indica la web de Emasesa.
Es el segundo embalse del sistema de abastecimiento que suelta agua esta semana. En días anteriores lo ha hecho el Gergal, en Guillena y el de menor capacidad, sólo 35 hectómetros cúbicos.
El pantano de Melonares fue el último en incorporarse al sistema de abastecimiento de Sevilla. Se unió a este suministro la década pasada. Su construcción se debe, en gran medida, al impulso dado por el gobierno local de la alcaldesa Soledad Becerril a finales del pasado siglo, tras los estragos ocasionados por la sequía de comienzos de los 90, que obligó a restricciones en el suministro de agua.
Este embalse se encuentra a las puertas de la Sierra Morena de Sevilla, entre las localidades de El Pedroso y Castilblanco de los Arroyos.
El hecho de que haya dos embalses de los que abastecen a la capital andaluza soltando agua aleja el fantasma y la alarma por la sequía. Una situación muy distinta a la vivida hace justo un año.
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