Calle Rioja

Tan paralelos como Betis y Pureza

  • Exposición. La Casa de las Columnas, con horario nocturno especial en los días de Velá, acoge una insólita exposición de Gualberto en la que se funden música, pintura y literatura

CASA con dos puertas mala es de guardar. El título de la obra de Calderón no vale para esta propuesta artística de Gualberto García. La Casa de las Columnas tiene puertas en Pureza y en Betis, sobre todo a partir de hoy, con la Velá en su apogeo. Por las dos se puede acceder a ver la obra de un hijo del barrio, universal.

Dibujos que han nacido de temas musicales. Músicas que han partido de dibujos. Y en ambos casos, textos que los completan, los explican o los descifran. Es el trivium casi medieval, de anacoreta, de Gualberto. Por eso ha llamado a la exposición Mundos Paralelos, que para unos, dice en su presentación, es pura charlatanería, para otras ciencia-ficción, y para él es la vida misma.

En los días de Velá, la exposición tendrá horario de Velá: de siete de la tarde a doce de la noche. Entre el río y la plazuela de Santa Ana. A la inauguración acudió un buen amigo de Gualberto, otro pintor que canta, otro cantor que pinta. Benito Moreno. Una autoridad para este trianero que admira y se siente deudor de Paul Klee y de Kandisnski. "Me lo decía Benito: el trazo ya no es de niño chico. Hay más seguridad".

En uno de los dibujos, está la Velá de su infancia. De este artista que nació en una casa de vecinos de Pagés del Corro y con cinco años se fue al Turruñuelo, donde descubrió la zona de juegos, parque temático de una Sevilla neorrealista, el Terraplén. "Era el muro cada vez que el río se desbordaba, allí jugábamos y es el nombre de un disco mío".

Otros Días fue un tema musical que le gustó mucho a Julio Matito y Antoñito Smash, superlativos diminutivos de su mágica prehistoria. "Hay un dibujo que marca la transición del rock a la música de cámara". El mismo camino que recorre en el dibujo Melodía, que refleja el itinerario que recorre desde un tema de blues hasta el cuarteto de Beethoven opus 59. Hay un ramillete de flores sin flores.

En la ecuación del paralelismo de Gualberto, tan paralelos sus mundos como Pureza, Betis y el redundante río de la cucaña, los pensamientos se convierten en ideas, las ideas en notas y éstas en sonidos. Pero no hay una fórmula mágica. Una alquimia perfecta. "Es como tirar un penalti". Sorprenderá la explicación del artista en la obra El músico cuentista. Si uno ve el vídeo que acompaña la exposición, entenderá el símil balompédico.

Además de músico, pintor y letrista, Gualberto fue un finísimo pelotero. En una de las fotografías, ya alejado el niño que hizo la primera comunión en San Gonzalo, aparece en el equipo de fútbol Santo Domingo el Sabio. Entre los chavales, un joven algo mayor: Luis del Sol, años más tarde siete pulmones que asombraron al fútbol continental.

El álbum de imágenes refleja los diferentes momentos musicales de Gualberto: con melena de John Mayall junto a Silvio; en Barcelona con Sisa y Pau Riba; con la guitarra disfrazada de sitar, el instrumento en el que se hizo aprendiz de Ravi Shankar, en Sanlúcar de Barrameda; dirigiendo una orquesta para la Bienal de Flamenco de 1984 en un concierto en la torre de don Fadrique. La misma Bienal que contó con la presencia de Borges en la Plaza del Lucero. Gualberto con músicos de la orquesta Barenboim.

"Tres mundos paralelos que siempre han convivido en mí", dice el artista tridimensional. Un aperitivo excelente para la Velá del año 14. Un mundo tan surrealista como esa visión de Remedios Amaya, la gitana que nos representó en el festival de Eurovisión, paseando en bicicleta por el carril-bici de la plaza de Cuba. Magia en el terraplén de la historia con un músico-pintor que bajó como Simón el Estilita del Verde Edén del Aljarafe.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios