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El peluquero que salvó las barbas

NO es cofrade, pero su tiempo sí. Tomás Jara Pérez se casó un Domingo de Resurrección. Se instaló como peluquero en la plaza de Cuba un Lunes Santo. Es el último mohicano de otros dos socios, Cristóbal Colón y Juan José Cintas, que llegaron después y ya se jubilaron.

Plaza de Cuba. 1969. Un hombre estaba a punto de poner el pie en la luna y otro llegó a una zona en la que había algún que otro cráter. "Cuando empecé, estaban haciendo este lateral de la plaza, que tuvieron que tirarlo porque tapaba el Museo de Cuba". Se hizo peluquero por un cúmulo de motivos: un fracaso escolar, el empeño de su padre en que no fuera albañil, el magisterio de su tío Rafael Colorado, que le transmitió el oficio de la peluquería.

A tijera y a cepillo, la historia de la ciudad ha pasado por su local. Toreros como Antonio Ordóñez, Diego Puerta, Paco Ojeda y Curro Romero. Políticos "de toda época y tendencia". Los dos primeros y casi únicos ministros que han presentado la dimisión, Manuel Clavero Arévalo y Manuel Pimentel. "Nuestra clientela ha ido desde Utrera Molina a Pablo Recio o Leocadio Marín, por citarle a dos destacados políticos socialistas".

La cabellera romana de Leocadio Marín le lleva a desmenuzar alguna confidencia política. "Leocadio entró en política por Alfonso Guerra y por él la dejó. A Alfonso lo veía mucho por aquí porque vivía en la calle Niebla. Hasta que se compró una vivienda en propiedad, Juan Guerra estuvo de alquiler en el piso de una tía mía. Alejandro Rojas-Marcos me hablaba mucho de Guerra. Alejandro y yo hicimos la mili juntos en Tablada. Es mi amigo y he sido su asesor de imagen. En la campaña del Amo Sevilla, su hermano, el psiquiatra, le mandó un asesor de Nueva York. Quería quitarle la barba a Rojas-Marcos".

No es el único ex alcalde que pasó por esta peluquería. También Félix Moreno de la Cova y Juan Fernández Rodríguez García del Busto, que cuatro años después de la apertura inauguró el nuevo recinto ferial en Los Remedios. "Don Juan, que vive aquí arriba, nos decía que el primer año todos estarían contra él y el segundo le darían la razón".

Se define como "un melómano de las obras". Ha tenido entre sus clientes al encargado de la obra del aparcamiento de la plaza de Cuba y tiene al encargado de la entrada y salida de camiones y máquinas a la calle Asunción. "Esta obra la tenían que haber hecho hace treinta años. La ciudadanía, sobre todo la comercial, se pone muy nerviosa con los retrasos".

Está curado de espantos. En la Expo, aprovechando el nombre de uno de los socios, abrieron la peluquería Cristóbal Colón. "Estaba en la zona de los pabellones autonómicos. Un sitio muy bueno para comer, muy malo para pelarse. De hecho, fue un fracaso. Ahora me río, pero fueron momentos ingratos. La gente le pedía el carnet a Cristóbal. Un día llamó por teléfono a una italiana de la organización. Le decía que era Cristóbal Colón y le respondió que ella era Rodrigo de Triana".

A través de Manuel Prado y Colón de Carvajal hicieron un servicio muy especial. "Cristóbal, a quien don Manuel le decía mi primo pobre, fue al Alcázar a afeitar al Rey cuando vino a la boda de la infanta Elena. Estaba con una mano lesionada y no podía afeitarse". La nómina de sus clientes es la de los gustos y querencias de la ciudad. Al doctor Antonio Muñoz Cariñanos, asesinado hace nueve años por la ETA, lo tuvo de cliente y el médico coronel operó dos veces a su hija María de los Ángeles. Tiene también un hijo varón, con peluquería en la calle Pagés del Corro.

Recuerda la escena como si hubiera ocurrido ayer. Acababan de estrenar el decorado del local con madera de roble. Los tres socios uniformados, Tomás arreglándole la cabeza a un abogado, Cristóbal a un hijo de Filomeno de Aspe "y Juan a un señor que no recuerdo". La televisión puesta y seis cabezas pendientes de lo que ocurría en el Congreso de Diputados. "Al día siguiente, 24 de febrero, vino un coche oficial a recoger a Cristóbal para cortarle el pelo en Capitanía a Merry Gordon".

Volvió de vacaciones con las pilas cargadas de leer entre pinos de Isla Cristina Sinuhé el egipcio. La peluquería se llama como la estación de Metro. "Hay clientes que vienen de Coria o La Puebla y dejan el coche en la terminal de Metro de San Juan. Otros vienen en Metro de Huerta de la Salud". Muchos días se viene andando desde Castilleja a la plaza de Cuba. El destino. Un cliente, el americanista Francisco Morales Padrón, le dijo que Jara, su apellido, tiene ascendientes caribeños.

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