Sevilla

El personal sanitario de Amate sufre el segundo ataque en un mes

  • El sindicato CSIF acudirá a los tribunales por esta nueva agresión y reitera su petición a la Consejería de Salud que dote de más vigilancia este punto asistencial.

El personal sanitario que trabaja en el centro de salud Amate ha sufrido la segunda agresión en apenas un mes, que ha terminado con dos profesionales de baja médica por padecer un cuadro ansioso-depresivo desde el día del ataque, el pasado sábado 3 de septiembre. Desde primera hora de la mañana de ese día el personal que se encontraba trabajando en el punto de Urgencias en este centro de salud pidió a la Delegación de Salud refuerzos, sin éxito. 

Los problemas comenzaron a las seis de la tarde cuando una mujer acudió al centro de salud acompañada por su marido exigiendo que la atendieran antes que a los demás usuarios que estaban esperando. Según relatan testigos de los hechos, de pronto la mujer comenzó a lanzar insultos y amenazas de muerte al médico que se encontraba de guardia y a todo el equipo de las Urgencias. Durante los fines de semanas y las noches, el equipo sanitario en Amate atiende a una amplia población con importantes problemas sociosanitarios como son las Tres Mil y Los Pajaritos, dos de las zonas de la ciudad más degradadas. 

El presidente del sindicato CSIF, Fernando Castelló, exigió ayer, de nuevo, más medidas de seguridad en este punto asistencial donde las agresiones y los insultos son habituales. Entre las once de la noche y las dos de la madrugada un guardia de seguridad se encarga de velar por el personal médico y por los pacientes, pero a partir de las 2:00 este centro de salud se queda sin esta vigilancia. Es precisamente de madrugada cuando suelen registrarse la gran mayoría de los ataques. Los que trabajan en Amate, apoyados por el CSIF, reclaman por segunda vez en apenas un mes, más medidas de protección para poder realizar su labor sin miedo. 

Tras la agresión verbal del sábado la facultativa tuvo que abandonar el centro por la situación de estrés y ansiedad que sufrió. Otro profesional que estaba destinado ese día a cubrir las Urgencias en una UVI móvil abandonó su puesto para continuar con la asistencia en el centro de salud de Amate. Justo después de las amenazas y los insultos de la mujer al personal médico, el nerviosismo se extendió entre otros usuarios que se encontraban esperando su turno par recibir asistencia médica. Entre ellos también comenzaron a cruzarse insultos dirigidos hacia el personal sanitario. El refuerzo de otro médico no llegó hasta Amate hasta las doce y media de la noche. 

Los centros de salud y las Urgencias de Atención Primaria son las principales dianas de las intransigencias de algunos usuarios que terminan insultando o incluso agrediendo físicamente al personal sanitario. Más de la mitad de estos actos violentos los sufren los médicos de familia y la mayoría de los casos están motivados por las demoras y la sobrecarga de trabajo en las consultas.

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