"Al profesor de Religión lo ven como un intruso, un espía de la Iglesia"
los invisibles · Laureano José López Pizarro
Si Dios escribe con renglones torcidos, uno de ellos es el carril-bici por el que ahora pedalea este teólogo y filósofo reciclado en pintor y mánager.
ES de misa dominical y de taberna diaria. Lauro Pizarro (La Campana, 1970) fue profesor de Religión en el Aljarafe profundo hasta que un coche lo atropelló cuando iba en bicicleta por la cuesta de las Doblas. Se recicló. Pinta y es mánager emocional del grupo musical de sus hijos.
-¿Con la Iglesia hemos topado?
-Desde el principio. Mi padre fue a San Nicolás del Puerto, donde su hermano, mi tío Ramón, estaba de párroco, y se enamoró de una morena que le hizo tilín.
-¿Vivió de la Teología?
-Daba clases de Textos Filosóficos Latinos en el Centro de Estudios Teológicos. Era muy placentero, pero quería casarme y dedicarme a la crianza de mis hijos. Aprobé las oposiciones de profesor de Religión de instituto.
-¿Dónde lo destinaron?
-Daba clases en tres pueblos a la vez: Benacazón, Olivares y Tomares. Había días que empezaba a las ocho de la mañana en Olivares y terminaba a las nueve de la noche en Benacazón.
-¿Cuál es la hora de Dios?
-He sido más alondra que búho. Me explico mejor por la mañana, pero en la Alameda he aprendido a explicarme por la noche.
-Últimamente, la han tomado con los profesores de Religión...
-Últimamente no, siempre. Somos algo más de dos mil en Andalucía. Seglares el 99% y padres de familia. Son muy pocos los sacerdotes, pero se empeñan en verte como un intruso, un espía de la Iglesia en el centro y en el mejor de los casos como un curita arrepentido. Yo nunca tuve vocación de cura. Hice Filosofía y la especialidad de Filosofía de la Estética en Bellas Artes, pero nunca me permitieron enseñar Filosofía ni Ética ni nada relacionado con las Artes.
-¿Y hay relación?
-Si algo nos salvará, es la belleza.
-Lo tuvo que dejar a la fuerza...
-El 22 de diciembre de 2003. Era el día de la Lotería, y me tocó pero bien. En esa época estaba obsesionado con la forma física. En ver de ir a la fiesta del instituto Virgen de las Nieves de Benacazón, cogí la bicicleta. Siempre iba por caminos, pero ese día cogí una carretera y me arrolló un coche que se dio a la fuga. Perdí el conocimiento y me desangré. Alguien me atendió y por eso puedo contarlo. Estuve meses en el hospital, un año entero en la cama mirando al techo si no me quería quedar paralítico, diez meses con el corsé y una larga rehabilitación. Pero como no hay mal que por bien no venga, eso me permitió volver a Sevilla y recuperar aficiones que cultivaba de forma amateur, diletante.
-¿Echa de menos las clases?
-Mi mujer es profesora de Religión en tres pueblos de Huelva: Moguer, Paterna del Campo y Santa Olalla del Cala. Para tener un sueldo digno se tiene que recorrer media Andalucía.
-Su casa está llena de 'Lauros'...
-Mi obra ha viajado a Londres, Berlín y Estados Unidos. Todo eso era vanidad de vanidades, descubrí la vaciedad que había dentro de las galerías.
-¿También recuperó la música?
-Siempre me gustó, pero cuando descubrí que mis hijos eran mejores músicos que yo, me convertí en su mánager emocional, su titiritero cuando van de gira por toda España. En julio, cuando acabe el Mundial, nos vamos en un camión-escenario con 16 camas por todo el norte de España. Con el grupo de mis hijos, The Potatoes Chips, que de las canciones infantiles pasaron al pop-rock y al reggae, y otro grupo de Córdoba, Ministros Líricos.
-¿Extraña más en la iglesia que frecuente los bares o en los bares que vaya a misa de doce?
-En la iglesia, la relación es bastante epidérmica y en la taberna tampoco me preguntan, aunque para ir a misa todos los domingos pasamos siempre por delante de mi taberna de cabecera.
-¿Hace apostolado de bares?
-Por supuesto. Todos los que participan en la tertulia bíblica han sido previamente invitados en los bares. Nos reunimos todos los miércoles, y cada miércoles invita uno a su casa.
-Proust hizo un plante en Francia en pro de las catedrales.
-Este país ha sido muy anticlerical, huele a sacristía, a naftalina y a cura. Yo soy católico, apostólico, romano y ecuménico. La ciencia y la fe nunca han sido incompatibles. Henri Bergson, uno de los más prestigiosos filósofos franceses, hablaba de la evolución creadora.
-¿Le perdió el miedo a la bici?
-He tardado diez años en volver a cogerla. Ahora sólo voy por carril-bici y por los parques.
-Pintura, música, la Biblia. ¿Alguna afición más?
-Soy muy cocinilla. Una vez hice una paella para trescientas personas en la inauguración de un club deportivo entre Huévar y Benacazón, en una de esas urbanizaciones que surgieron antes de la burbuja.
-¿Cómo vive la Semana Santa alguien que es teólogo, catequista, feligrés y sobrino de párroco y canónigo?
-No soy muy semanasantero. Más bien iconoclasta.
-¿Un capítulo de la Biblia?
-El Espíritu Santo aleteando sobre las aguas en el Génesis. Lo dibujé en un cuadro que está en el dormitorio.
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