Un pueblo dentro de la ciudad
Entre la Alameda y la Torre de los Perdigones se encuentra, desde 1910, el pasaje Marqués de Esquivel
Sevilla cambia casi todos los días. El carril bici, las peatonalizaciones, el Parasol, son algunos ejemplos del ritmo en el que evoluciona la ciudad. La Alameda también se moderniza y se ha convertido en un foco de población joven y transgresora. Pero justo al lado, el pasaje Marqués de Esquivel permanece siempre igual, como un pequeño pueblo antiguo y tranquilo, a dos calles del ajetreo urbano. Lo dice Ana Naranjo Carranza, de 79 años, vecina del pasaje de casi toda la vida. "Esto no ha cambiado en 50 años, seguimos viviendo la misma gente y es un lugar agradable". Sólo se escucha, como un rumor machadiano, el murmullo de los niños del Colegio Nuestra Señora de los Reyes.
El pasaje se abrió hacia el año 1910 en lo que era la Huerta de las Cadenas. Formó parte de una amplia operación urbanística y especulativa iniciada en aquellos años en todo este sector de la ciudad. Recibió el nombre por el propietario de todos los terrenos inmediatos a mediados del siglo XIX, Don Lázaro Fernández de Ángulo, marqués de Esquivel, quien también construyó la Casa de las Sirenas, aunque vivió poco tiempo allí.
Por un lado se llega directamente a la Alameda, por el otro se puede ver la Torre de los Perdigones. Una vez dentro, parece otro municipio y la mente olvida que todavía está en Sevilla. Al contrario de lo que ocurre por toda esa zona, en el pasaje todavía no viven muchos estudiantes ni gente joven. Continúan casi las mismas familias desde hace 40 años.
Reyes y María Padilla, de 27 y 25 años, son hermanas, nacieron y todavía viven en el pasaje. "Aquí nos conocemos todos, aunque sea de vista, y sabemos dónde vive cada uno; últimamente, están empezando a alquilar pisos para estudiantes, pero todavía son muy pocos". Las dos trabajan en el comercio, "en Springfield y en Zara", respectivamente. La hija recién nacida de Reyes, que lleva su mismo nombre, representa la tercera generación del pasaje.
En las casas pares ha desaparecido la mayor parte de las construcciones primitivas, al tiempo que se ha incrementado el número de plantas, hasta cuatro en las más recientes. El pasaje consta de dos tramos en forma de T. El más largo y recto va del pasaje del Conde de Mejorada a Pacheco y Núñez del Prado; el otro va desde Calatrava y entronca con aquél, posee un trazado más irregular, algo curvo, con distintas anchuras, como los pueblos. El pavimento de la calzada es de adoquines y las aceras de losetas. En tiempos pasados hubo un cine de verano, hoy no hay ni bar ni restaurante. Salvo un taller, todos las edificaciones cumplen una función residencial.
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