La Catedral de Sevilla: un referente mundial en la conservación preventiva
Jaime Navarro Casas, arquitecto del templo, afirma que es la hora de renovar la iluminación exterior.
La Catedral de Sevilla cuenta con un modelo de conservación preventiva reconocido y admirado a nivel mundial, que incluso ha sido galardonado por la Unesco. El Cabildo destina cada año una gran cantidad de fondos a estas tareas, gracias al dinero que se ingresa por la visita cultural al templo. "Nunca se para. Cuando terminamos una obra, siempre surge otra", explica Jaime Navarro.
Mientras los titulares son para las más llamativas actuaciones en la Giralda o la Capilla Real, el equipo de conservadores del templo trabaja en el desarrollo de otras intervenciones que también son de importancia. En el interior del templo, continúa la renovación de la luces, incorporando la tecnología led que tan buenos resultados ha dado en el retablo mayor, con el consiguiente ahorro energético y económico.
Próximamente se cambiarán las luminarias del coro y de la portada de la capilla del Bautismo. Pero al arquitecto de la Catedral le preocupa la iluminación exterior. Hace unos años, el Ayuntamiento pidió una subvención al Ministerio de Cultura para su modernización, pero fue rechazada. El sistema es muy antiguo, pero el Cabildo no puede afrontar su sustitución al ser una competencia municipal: "Me gustaría ser capaz de coordinar con alumbrado público esta cuestión. Toca ya una revisión y actualización. Los focos son muy grandes y consumen mucho".
Cuando bajo la dirección de Alfonso Jiménez, el anterior conservador, se planteó el cambio se pretendía hacer bajo los criterios de la Carta de Taxco, que aúna e identifica los criterios para la iluminación artística de los monumentos. Una de las cuestiones que se ponía entonces sobre la mesa era que los focos actuales desvirtuaban la visión de la Catedral. "Los ortodoxos entienden que la luz anaranjada falsea. Todo sale teñido, pero a la gente le gusta esa imagen. Están acostumbrados. Con una luz que permita distinguir los materiales tendríamos un aspecto más frío", sostiene Navarro.
Entre otras intervenciones que ya se plantean para los próximos años está el arreglo de la fachada de la calle Placentines, la única que queda. También se continuará con la limpieza, hidrofugado y consolidado de las fachadas menos accesibles y las cubierta, que se limpian e impermeabilizan: "Parece un capítulo poco llamativo, pero es muy importante. La piedra de la Catedral es muy endeble y acaba por absorber la humedad, que a la larga termina por provocar patologías en el interior". Del mismo modo, cada año se repone algunos de los pináculos y arbotantes en mal estado.
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