Sevilla es la ciudad de las Revueltas
Calle Rioja
Símbolo. El ‘esperado’ programa de Broncano lleva el nombre que aparece siete veces en el callejero, en un club de debates, en una asociación vecinal y el apellido de una Miss España.
Terminó la Vuelta, cuarto triunfo del Primo esloveno de Zumosol, y empezó La Revuelta. Broncano tiene una Revuelta, pero Sevilla tiene unas cuantas. El nombre de La Revuelta, en la calle Siete Revueltas, es el Club de Debates Gaspar Melchor de Jovellanos que treinta universitarios fundaron en 1996 en la calle Jovellanos, junto a la Capillita de San José. Su icono es un retrato que Goya hizo del político e intelectual asturiano que fue alcalde del crimen en Sevilla y pagó su independencia de criterio con el presidio en Palma de Mallorca. Eligieron su nombre como “adalid de las libertades, el progreso y la igualdad”.
Juan María del Pino, nacido en Osuna, es uno de los fundadores de La Revuelta. Es mucho más anti-sistema que Broncano, al que sólo le ha faltado aparecer en el Boletín Oficial del Estado. Las Siete Revueltas, que unen la calle Alonso el Sabio, antes Burro, con la Plaza del Pan, ya aparecen en el callejero antiguo de Félix González de León. Es un zigzag de la ciudad con edificios centenarios: el de Pedro Bernal, convertido hoy en restaurante, es de 1925; el bar Europa, en la esquina de Siete Revueltas con la calle Alcaicería (de la Seda) abrió sus puertas en 1922.
La Revuelta es uno de los pulmones culturales de Sevilla. Acoge anualmente cincuenta presentaciones de libros y otras tantas exposiciones, además de otras muchas actividades o catas de vinos dirigidas por Javier Compás. En su primera edición, instituyeron unos premios Jovellanos que fueron a parar a Alfonso Lazo, diputado socialista tras las elecciones de 1982; el arquitecto Rafael
Manzano; el escritor Aquilio Duque; y Fernando Parias, que era alcalde de Sevilla cuando el Betis ganó la copa del Rey y Vicente Aleixandre el Nobel de Literatura. Ya que ha cogido su nombre, Broncano debería darse una redundante vuelta por las Siete Revueltas, muy cerca de la Sevilla donde nacen Turina y Cernuda.
Ayer se iniciaron las actividades de una nueva temporada de La Revuelta. Se inauguró una exposición fotográfica de Vanessa Gómez, que llegó a ejercer su trabajo gráfico en Diario de Sevilla. El 17 de septiembre tendrá lugar una actividad con la intervención de María del Carmen Vega Mestanza. María Trillo Varo presentará su libro ‘Casualidad’. Luis M. Rufino presentará el libro de Rosa Fálder ‘Los errantes’.
Sin ningún tipo de subvención, el curso 23-24 acogieron 24 presentaciones de libros, 32 conferencias, seis exposiciones artísticas, cuatro actos benéficos. Sus ochenta socios pagan una cuota de catorce euros. Juan María del Pino es muy partidario del mayo francés, sobre todo el de Daoiz y Velarde. No falta ningún 2 de mayo al homenaje que el Ejército y la ciudad de Sevilla le rinde a estos dos héroes junto al monumento de Daoiz esculpido por Antonio Susillo. Siempre ha salido a la calle a manifestar su apoyo a las causas merecedoras de los ideales de Jovellanos, es decir, las libertades, el progreso y la igualdad. La Revuelta llegó a su actual emplazamiento en 2013 y ocupó la que fuera tienda del anticuario Pepe Estévez, catedrático de Filosofía y trotamundos que falleció en su casa de la Alameda frente a la torre de don Fadrique.
La Revuelta es también el nombre de una asociación vecinal del Casco Norte muy reivindicativa, que ha centralizado muchas de sus actividades en el entorno de la plaza del Pumarejo. Independientemente del signo político de la alcaldía, siempre ha defendido la causa de los más desprotegidos, damnificados por los estragos de la especulación o la priorización del turismo como hilo conductor de las inversiones públicas. Estos ‘revoltosos’ más que de Jovellanos son deudores de Kropotkin.
La Revuelta más popular de Sevilla se llama Raquel. Ella también es del mayo francés, porque nació un 14 de julio de 1967, fiesta nacional de Francia, pero en Sevilla. A Dalí o André Breton les hubiera gustado el nombre que Raquel le puso a la revista de su agencia Doble Erre: Sur/Realista. Realismo sureño, una revista en la que tuve la fortuna de publicar una sección de libros con el título de ‘¿Qué libro me pongo?’ y de la que María José, mi mujer, fue redactora-jefe. Más que revoltosa, Raquel es revolucionaria. En 1989 obtuvo el título de Miss España, que le dio derecho a participar en el concurso de Miss Universo. En lugar de dormirse en los laureles, se dedicó a trabajar: puso en marcha una agencia de modelos, la revista, y creó una especie de Arco de la Moda flamenca, el Simof, que pese a sus siglas casi impronunciables por medio soviéticas ya forman parte del patrimonio artístico y profesional de la ciudad. El mayo francés empalidece de envidia con el abril sevillano, que es el mes en el que explotan todas las novedades de esa Feria de la Moda Flamenca que se hace realidad en el real, en las casetas, en los cacharritos de la calle del Infierno y hasta en los autobuses de Tussam. Y en su séptima edición ha organizado un nuevo Concurso de Talentos por el que ayer era entrevistada en Andalucía Directo.
El alcalde de Sevilla le debería pedir a Broncano y a Televisión Española una indemnización, aunque fuera simbólica, por la utilización de un nombre tan sevillano. Sí es verdad que La Revoltosa es una gaseosa que se fundó en Galicia en 1950 (un año antes se crea La Casera, y si no nos vamos, firma que este año cumple sus 75 años de historia) y una zarzuela del maestro Chapí que se llevó al cine con Carmen Sevilla y Tony Leblanc interpretando los papeles de Mari Pepa (de mi vida) y Felipe (de mi amor).
Hizo muy bien Broncano al reprimir en su pantomima el intento de romper la bandera de España. Hubiera tenido cierta coherencia con el nombre del programa y sobre todo con su contexto político. La primera acepción de la palabra revuelta en el diccionario de la Lengua es alboroto, alteración, sedición. Una versión política del motín de la Bounty. Y lo cierto es que en el nordeste de España hubo todo eso y en ese orden: primero alboroto, después alteración y finalmente la sedición. Hay una segunda acepción: riña, pendencia o disensión. Y hasta una tercera que no está mal traída: punto en que una cosa empieza a torcer su dirección y a tomar otra.
Después de revuelta, revueltamente y revuelto, la siguiente palabra es revuelvepiedras, ave marina del orden de las zancudas.
En la página anterior, los académicos definen otros derivados: revoltijo, revoltillo, revoltón, revoltoso (sedicioso, alborotador, rebelde), justo antes de revolución. No viene una de mis palabras más queridas, revolotera, un juego de la infancia que consistía en jugar al fútbol todos contra todos (cada uno para su bolsillo) y el que marcaba se ponía de portero. Se ponía un tope de cinco o diez goles y el que llegara se proclamaba campeón. Yo le veo mucha más enjundia a la revolotera como deporte olímpico que a una de sus variantes, el baloncesto 3x3 que se ha estrenado en los Juegos de París y donde España ha conseguido la plata. Sí viene revolotear. En el masculino de revuelta, la palabra revuelto se refiere en su primera acepción al caballo que se vuelve con presteza y docilidad en poco terreno. Los caballos revueltos no están por las revueltas. Vienen como apéndice los huevos revueltos.
De La Revuelta de Jovellanos a la Revuelta de Broncano pasando por la Revuelta de Raquel, hija del doctor Revuelta, que, con Jesús González Green, corresponsal de guerra y pionero del vuelo aerostático, José Antonio Garmendia, ingeniero agrónomo, dibujante y gastrónomo y un cuarto que no recuerdo (¿sería Juan de Aizpuru?) formaron un cuarteto de relevistas que no tenían rival en el atletismo local.
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