La sombra planea sobre la Avenida entre toldos, bloques de hormigón y polémica: "Es una gymkana de obstáculos"

El Ayuntamiento de Sevilla está instalando por primera vez un sistema de entoldado en la Avenida de la Constitución para aliviar el calor, pero los primeros pasos han despertado ya las primeras críticas. "¿De verdad que no había otra solución constructiva para los toldos más basta que esta?", se pregunta un usuario en redes sociales en una publicación junto a imágenes que muestran los grandes bloques de hormigón colocados én una de las principales arterias peatonales y turísticas del centro histórico y que sirven de base para los nuevos toldos anunciados por el gobierno de José Luis Sanz.

La crítica se repite. La colocación de estos elementos ha generado una ola de indignación ciudadana por lo que muchos consideran una solución torpe, invasiva y que obstaculiza el paso de peatones, ciclistas y personas con movilidad reducida. "La avenida es una gymkana de obstáculos: toldos, veladores, macetones, losetones rotos… y ahora esto", dice otro usuario. "Ni macetones ni sombra. Son bloques de hormigón donde debería haber árboles", añade otro. "Y para colmo, encima del carril bici", es otra de las críticas.

Estos comentarios apuntan directamente a lo que muchos sevillanos ven como un retroceso en la calidad del espacio público de una de las principales arterias peatonales y turísticas del centro histórico. Se habla de la "avenida del hormigón armado", de soluciones sin sensibilidad urbana, y de un uso desmedido del espacio para veladores, en detrimento del peatón.

Los "mamotretos de hormigón", como han sido bautizados en redes, son en realidad dados prefabricados troncopiramidales sobre los que se anclan postes de acero que sostienen toldos tipo vela, en color beige. El sistema forma parte de una actuación municipal pionera, ya que por primera vez se están entoldando tramos de la Avenida de la Constitución para crear zonas de sombra que alivien las altas temperaturas del verano sevillano.

El proyecto, valorado en 291.974,77 euros, cubre un total de 1.292 metros cuadrados de sombra mediante un sistema estacional y desmontable, que no requiere obra salvo la fijación de cables a las fachadas. Los toldos se están instalando en dos tramos: desde el edificio La Adriática hasta el número 9 de la avenida, y desde el Coliseo España hasta Maese Rodrigo.

El Ayuntamiento, a través del delegado de Urbanismo Juan de la Rosa, ha destacado que esta actuación responde a “una demanda histórica” de los sevillanos y que ha sido diseñada para “no afectar a la visión de los monumentos Patrimonio Mundial como la Catedral y el Archivo de Indias”.

El objetivo es refrescar uno de los ejes más transitados del centro, pero el debate no gira ya solo en torno al calor. Las formas y el momento también se cuestionan. En una ciudad donde las temperaturas superan los 30 grados desde mayo, muchos consideran tardía la instalación, iniciada recién en julio, tras retrasarse por el dispositivo de seguridad de la cumbre de la ONU.

Además, colectivos como la asociación ciclista A Contramano han expresado su rechazo frontal a la eliminación del carril bici que atraviesa esta vía, medida que se presume está en las inteciones del Gobierno de José Luis Sanz. La entidad denuncia que no se ha ofrecido ninguna alternativa y que el espacio liberado acabará en más terrazas, y no en zonas de tránsito seguro.

Este proyecto se enmarca en un plan municipal más amplio de ampliación de zonas de sombra en el casco histórico. Desde abril, el Ayuntamiento ha instalado toldos en 26 calles y plazas, entre ellas Sierpes, Tetuán, Cuna, Cerrajería, Plaza del Duque o Regina, para favorecer el tránsito en los meses más calurosos. Asimismo, el gobierno local prevé extender esta estrategia a otras zonas como los puentes de San Telmo y Los Remedios, cuya rehabilitación llevaba décadas pendiente.

Con todo, la instalación de toldos en la Avenida de la Constitución, que podría haber sido recibida con entusiasmo, ha derivado en una polémica que refleja tensiones más profundas sobre el uso del espacio urbano, la movilidad sostenible y la calidad del entorno en una ciudad que lucha cada año contra el calor extremo. "Si en lugar de toldos y bloques se hubieran replantado los árboles que se eliminaron hace años, ya tendríamos sombra de verdad", sentencian desde varios sectores.