Así son los nuevos bancos tipo parrilla de las Atarazanas de Sevilla que no invitan a sentarse

Las Reales Atarazanas de Sevilla permanecen cerradas sin que se sepa aún cuando abrirán sus puertas para convertirse en un espacio cultural de referencia en la ciudad. Tras lustros de clausura y varios años de rehabilitación no exenta de dificultades y polémicas, los trabajos siguen al ralentí y quien se pase por la calle Temprado puede observar a algunos operarios dando retoques en el exterior.

A falta de conocer de primera mano cómo ha quedado el interior del astillero medieval, ya se pueden ver algunos detalles que no dejarán a nadie indiferente y que, cuando menos, resultan un tanto incomprensibles para una ciudad como Sevilla.

Es lo que ocurre en el atrio de entrada desde la calle Temprado a la zona de la antigua Maestranza de Artillería. Derribado el pabellón de la guardia que interrumpía la conexión de las Atarazanas con el anexo Hospital de la Caridad, se puede observar un mobiliario que llama poderosamente la atención.

Se trata de unos bancos que algunos ya han bautizado como "tipo parrilla". Y es que, realizados en metal cromado, parece que son incompatibles para una ciudad en la que el sol calienta y mucho y en la que alcanzarán altas temperaturas que harán que sea una temeridad sentarse en ellos.

Los diseñadores de este espacio podrían haber optado por algún material que resistiera mejor el calor, como la madera o el ladrillo, que son mucho más adecuados para una ciudad en la que el sol y el calor son protagonistas durante la mayor parte del año.

Estos bancos, acompañados por papeleras también con este moderno diseño, han sustituido a otros de fábrica y cerámica, eliminados por tener un escudo franquista.