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Un taller de manejo y control de la dermatitis atópica moderada grave en el Hospital de Valme

Equipo de profesionales de carácter multidisciplinar que han intervenido en las ponencias de este taller.

Equipo de profesionales de carácter multidisciplinar que han intervenido en las ponencias de este taller. / M. G.

Dermatología del Hospital de Valme celebra un taller de manejo y control de la dermatitis atópica moderada grave, en el que especialistas clínicos comparten conocimientos con pacientes y cuidadores para un mejor manejo de esta patología que incida en la calidad de vida.

Esta iniciativa reúne a dermatólogos, pediatras, alergólogos, farmacéuticos y psicólogos para un abordaje integral de una enfermedad cuya incidencia va en aumento. Si bien la dermatitis atópica es más común en niños pequeños, puede manifestarse a cualquier edad, y su incidencia, según los dermatólogos, va en aumento en los últimos años. Representa, por tanto, "una enfermedad frecuente en las consultas de Dermatología, cuyos casos van de intensidad leve a grave con repercusión en la calidad de vida, y constituye el motivo de la celebración del citado taller", según informa el centro hospitalario en una nota de prensa.

Para ello, las dermatólogas María Luisa Martínez y María Coronel, ambas del Hospital de Valme, han organizado un foro con un enfoque integral que aúna la presencia de las especialidades clínicas implicadas en su abordaje: dermatología, pediatría, alergología, psicología y farmacia hospitalaria.

La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica que cursa a brotes y provoca en la piel lesiones eccematosas, sequedad y mucho prurito. De origen multifactorial, está asociada a una disfunción del sistema inmune, factores genéticos, alteración la barrera cutánea y del microbioma cutáneo y factores ambientales. Puede heredarse la predisposición a padecerla pero no es contagiosa. Asimismo, la dermatitis atópica puede estar asociada a otras enfermedades como el asma, rinitis alérgica, poliposis nasal, esofagitis eosinofílica, alergias alimentarias o a neumoalergenos, entre otras. 

En edad pediátrica, su incidencia puede llegar al 30% y, según afirma la doctora Martínez, las lesiones y su distribución van cambiando según la edad de los niños. "Mientras los más pequeños pueden hacer brotes generalizados, las zonas más afectadas conforme aumenta la edad suelen ser las flexuras como el cuello o codos, teniendo mucho impacto durante la infancia en el absentismo escolar por su sintomatología (prurito, alteración de sueño y lesiones cutáneas visibles, escozor, dolor)", indican las especialista.

Estas especialistas ponen de relieve que, a pesar de ser una enfermedad crónica que en mayor frecuencia aparece durante la infancia, en la edad adulta su incidencia baja a un 7%, representando en torno a un millón y medio de personas afectadas en España. Concretamente, la doctora Coronel destaca cómo el diagnóstico de dermatitis atópica en edad adulta se hace más difícil porque se pierden algunas manifestaciones asociadas en la piel que se aprecian a menudo en la infancia.

"El eccema se hace más crónico y más seco que en edad pediátrica, con más frecuencia aparecen lesiones que afectan a la región facial y a las manos y existe en esta etapa una relación muy importante con el estrés emocional", añade la facultativa. Asimismo, subraya la afectación en la calidad de vida "al igual que en otras enfermedades cutáneas como la psoriasis, la presencia de eccemas visibles en la piel lleva al paciente a modificar sus relaciones personales, familiares y sociales. Un hecho aún más evidente conforme aumenta la gravedad de la enfermedad, siendo frecuente que estos pacientes comenten que ocultan sus lesiones y evitan hacer ejercicio porque el sudor y la ropa le provocan picor.

Además, "pueden afectarse actividades tan importantes como sus estudios o trabajo, al necesitar tiempo para ir al médico o por el cansancio provocado por la falta de descanso nocturno motivado por el picor, o no poder manipular determinadas sustancias que le irritan o necesitar productos de higiene especiales o guantes", concluye la doctora Coronel.

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