Sevilla FC | XI Trofeo Antonio Puerta

Delaney le da a un pobre Sevilla otro Trofeo Antonio Puerta (1-0)

  • Los sevillistas mejoraron en la segunda mitad después de aburrir a todos sus aficionados en el primer periodo

  • El Cádiz llegó con muchos futbolistas que no son de la primera plantilla, con dorsales por encima del 25

Delaney remata con la derecha para conseguir el gol sevillista.

Delaney remata con la derecha para conseguir el gol sevillista. / Juan José Ubeda | Efe

Pírrico triunfo para el Sevilla en la undécima edición del Trofeo Antonio Puerta. Un gol de Delaney en la segunda mitad tras un centro paralelo de Óliver Torres sirvió, al menos, para honrar en el homenaje al ídolo caído, pero fue sólo eso, cumplir con la obligación de derrotar a un Cádiz que compareció con su equipo B. Porque los cadistas llegaron con muchos futbolistas con dorsales por encima del 25 y eso equivale a jugadores que no están en la primera plantilla.

El equipo de Julen Lopetegui mejoró algo con los cambios en el segundo periodo e incluso a partir de ahí tuvo ocasiones para haber marcado algún gol antes del tanto de Delaney. Rakitic volvió a demostrar que en el fútbol hay que disparar a puerta y hasta estrelló dos balones en el larguero y ya en los estertores Pacha Espino evitó un tanto seguro cuando Munir le había picado la pelota a David Gil. El colofón lo puso Iván con un disparo al poste.

Es verdad, por tanto, que en esa segunda mitad el Sevilla no sólo se hizo acreedor al triunfo, a ese noveno Trofeo Antonio Puerta que deja en sus vitrinas, pero eso no puede esconder la desazón que provocó el equipo en la primera mitad contra un grupo de futbolistas que, seguramente, no sería capaz de mantenerse en la Primera División española. Porque este Cádiz no puede jugar con semejantes mimbres si quiere volver a mantenerse.

Pero lo que realmente interesa aquí es el análisis de ese ejercicio de frustración para todos los sevillistas. El conjunto de Julen Lopetegui no fue capaz de superar en la primera mitad al filial del Cádiz y provocó una sensación agria para todos los suyos en el último partido de la pretemporada. Los blancos tienen 100 millones de euros más en el banco, gracias a las ventas de Koundé, Diego Carlos, principalmente, De Jong, Pozo y varias salidas más. También se han gastado una mínima parte en el lesionado Marcao, pero todo lo que transmiten a los suyos es desilusión.

Porque el Sevilla de la primera mitad se pareció al que tanto ha desesperado a los suyos en el tramo final del pasado curso, con algunas cuestiones incluso más agudizadas. Por ejemplo, ahora siempre parece que va a sufrir de lo lindo en su zona más segura, en esa defensa que siempre le garantizaba la protección a Bono, hasta el punto de convertirlo en el Trofeo Zamora de la Liga española. Ahora no sucede eso, un equipo muy menor como el Cádiz era capaz de llegar con peligro cada vez que se acercaba al guardameta nacido en Toronto de origen marroquí.

Raro fue incluso que se marchara al descanso con el cero a cero en el marcador, pues algún acercamiento claro sí que tuvo, sobre todo el que acabó con un disparo de Álvaro Giménez al lateral de la red cuando en el origen de todo, en la pérdida de Delaney los cadistas estaban con tres delanteros frente a dos defensas y lo tenían sumamente fácil para anotar.

Fue un ejemplo ya al final de ese primer acto, cuando se oyeron los primeros pitos de los sevillistas que se habían acercado hasta el estadio en su afán de homenajear al ídolo caído, de recordar a un Antonio Puerta que jamás sale de sus mentes tras haber caído en el campo vestido de sevillista. Su hijo, Aitor, que crece y crece, lo homenajeó junto a los capitanes antes de que el balón echara a rodar. Los hinchas del Gol Norte acallaron ese conato de rebelión con sus gritos de ánimos, pero comenzaba a atisbarse la insatisfacción.

Las imágenes del Sevilla - Cádiz Las imágenes del Sevilla - Cádiz

Las imágenes del Sevilla - Cádiz / Juan José Úbeda | Efe

Había razones para ello, este Sevilla fue incapaz de subsanar los defectos y, en cambio, sí los multiplicó exponencialmente. Parsimonioso, con toques de seguridad casi siempre, incapaz de arriesgar en un regate, huyendo de la responsabilidad de los disparos a puerta… El catálogo era amplio y, lógicamente, era capaz de aburrir hasta al más forofo analista de este juego llamado fútbol.

Todo es ir de un lado a otro en busca de no se sabe qué. Hasta que la pelota acaba algunas veces en una internada de Jesús Navas y éste intenta el centro desde la derecha. ¿Con alguna dirección? El área, indudablemente, pero el problema es que por allí sólo aparece un compañero, máximo dos, cuando los defensas son numerosos. Es evidente que el índice de probabilidades de remate es prácticamente inexistente y si éste se produce, casi nunca, será siempre con un máximo de dificultades, jamás en ventaja.

Un desastre, vaya. Nadie puede negar los datos objetivos y éstos pasan por tres clasificaciones consecutivas para la Liga de Campeones, algo que siempre se le valorará al trabajo de Julen Lopetegui y su cuerpo técnico, pero de verdad es imposible encontrar algunas vías para compaginar esos resultados, los que se han acumulado hasta ahora que nunca están garantizados para el futuro, con un fútbol algo más divertido y osado para llegar al área rival con opciones de marcar goles.

Eso sucedió, sin exagerar tampoco, en la segunda mitad. La entrada de Rakitic y de Óliver Torres en el centro del campo le dio algo de dinamismo al equipo sevillista y no más comenzar llegaron los dos disparos del suizo al travesaño. En el primero tocó el balón Ledesma, en el segundo fue directo. Por medio En-Nesyri había tenido una oportunidad clarísima en un fenomenal pase de Óliver Torres en el que el marroquí recurrió a una rosca que se fue muy arriba.

El Sevilla, al menos, había sabido aprovechar las facilidades del Cádiz para volcar el partido definitivamente hacia su favor. Un córner lanzado por el debutante Alex Telles acabó en los pies de Rakitic, éste abrió la pelota a Óliver Torres y su centro era rematado a placer por Delaney.

Uno a cero y después llegaría el carrusel de cambios antes de las dos últimas opciones que tuvieron Munir e Iván Romero para el dos a cero. El Sevilla se había apuntado otro Trofeo Antonio Puerta, pero la sensación es agridulce. Monchi tiene mucho trabajo para darle el material adecuado a Julen Lopetegui y éste también tendrá tarea para que su equipo llegue a puerta con más continuidad, por lo menos como lo hizo en la segunda mitad.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios