Con el equipo puede decirse que en la cúspide de sus posibilidades deportivas, el Sevilla FC SAD ha dado un paso importantísimo y de gran relevancia para la estabilidad social coincidiendo en el tiempo con los de Julen Lopetegui consiguiendo ampliamente su objetivo de entrar en la Champions y apurando, ilusionados e ilusionando a la afición, sus opciones de luchar por el título de Liga 14 años después de la última vez.

Entre abril y mayo ha quedado renovado automáticamente por tres años más el pacto de gobernabilidad que suscribieron en 2018 José Castro, Rafael Carrión, Roberto Alés y Francisco Guiarro, así como Sevillistas de Nervión, por el que, tanto en su nombre como en el de sus sociedades, limitaban la venta de sus acciones de manera unilateral. Es decir, se comprometieron ante notario a, en el caso de vender sus paquetes a un inversor externo, hacerlo de forma conjunta para así verse beneficiados todos por igual.

Ya por entonces, evidentemente, era voz populi la presencia de un grupo interesado en la compra del Sevilla y con la intención de hacerse con un paquete mayoritario. Se conocían algunos detalles, pero no muchos, y surgían miles de especulaciones: un inversor americano, otro chino…

Aquel pacto que hasta hoy hace posible que la presidencia la ocupe José Castro se firmó a primeros de mayo de 2018 y entre sus puntos más importantes señalaba una vigencia de tres años, hasta mayo de 2021, estipulándose que se renovaría automáticamente si en el plazo de un mes previo a la finalización del mismo no era recusado o renunciado por alguna de las partes, lo que tendría que haberse producido en abril.

Por tanto, se entiende que, al no haber existido reclamaciones ni noticias en otra dirección, a principios de este mes de mayo la vigencia de dicho pacto se extendió hasta mayo de 2024, lo que, por el momento aleja el peligro de una venta de alguno de estos paquetes en poder de familias sevillistas al socio americano, 777 Partners o Sevillistas Unidos 2020, que ya posee un 7% del capital y que sigue estando interesado en ampliar su presencia activa en la sociedad.

El espinoso asunto de los herederos

Uno de los asuntos que el pacto entre estos grupos familiares dejó bien definido fue el de un futuro sin alguno de sus miembros fundadores, ya que, por ejemplo, Roberto Alés ya no está y sus acciones las controlan sus herederos. El pacto contempla la transmisión de las acciones entre los suscriptores del mismo y, mortis causa, a sus descendientes, si bien, éstos adquirientes deben adherirse íntegramente al acuerdo suscrito por estos accionistas. Todas las acciones adquiridas posteriormente por alguno de los accionistas participantes en el acuerdo quedarían asimismo suscritas a los compromisos de lo firmado en 2018.

En el caso de la familia Alés, cuyas acciones las representa Carolina en el consejo, no estaba claro el rumbo que podía tomar alguna de las particiones, que sin embargo el pacto obliga a volver a suscribirse al mismo.

Por tanto, en teoría, la estabilidad social, que se ha demostrado que es el mejor clima para la llegada de los éxitos deportivos, está garantizada durante los próximos tres años, hasta 2024, siendo la única vía para 777 Partners una alianza, como ya amagó en su día, con José María del Nido Benavente para discutir esta gobernabilidad. Sin embargo, de momento las acciones del ex presidente están judicializadas con unas medidas cautelares que obligan a quien las represente en una Junta de Accionistas a votar en el mismo sentido que marquen su hijo y el actual presidente, conociéndose y demostrándose a diario que el compromiso de Del Nido Carrasco con la actual gestión, de la que forma parte como vicepresidente, es total.

777 Partners, representado por Andrés Blázquez y expulsado del consejo en la última Junta, está de momento aislado en el Sevilla, si bien amenazó con impugnar ante los tribulenas la celebración de dicha asamblea y no hay que olvidar que no va a quedarse parado viendo cómo su millonaria inversión para hacerse con un 7% del capital queda totalmente inmovilizada.