Sevilla FC-Rayo Vallecano

Informe técnico del Sevilla: ¿Y si el problema es saber atacar?

Sow golpea el balón para hacer el 1-2.

Sow golpea el balón para hacer el 1-2. / Antonio Pizarro

Puede que sea tarde para que José Luis Mendilibar, a sus 62 años, sea dúctil y reconozca que debe dotar a su ideario de algo más que el robo adelantado, la apertura a la banda y el centro, muchas veces sin ton ni son. Era imposible no renovar al entrenador del milagro de Budapest, pero el Sevilla, con una plantilla que este año sí tiene más recursos, está dejando en entredicho la capacidad de gestión del taumaturgo vizcaíno, señalamiento de Fernando al margen. Porque no puede solventar todos los partidos con ese fútbol de arrollar al contrario, porque no siempre van a estar sus jugadores enfebrecidos como lo estuvieron en pos de la Europa League. Y porque el orden y el posicionamiento es fundamental en el fútbol moderno y este Sevilla se rompe y es frágil ante cualquier rival que vea sus costuras.

Aun con un En-Nesyri que necesita mucho contacto con el balón para terminar colando alguna, pese a que Rafa Mir sale un rato y falla un gol clamoroso, el Sevilla sí tiene mimbres para ofrecer un sistema ofensivo más rico y variado. Lo tuvo por momentos en ese cuarto de hora largo tras el descanso, cuando el técnico sevillista activó a su equipo con Pedrosa y Ocampos ayudando a un Juanlu que fue el mejor recurso del equipo por fe, energía y calidad. Y también tiene mimbres para darle cohesión a la estructura del equipo con un centro del campo mejor coordinado.

Defensa

A la mal escalonada medular siguió una peor basculación de la zaga. Bastaba que Raúl de Tomás cayera a la derecha, por donde Isi ya superaba a Acuña, para que se viniera abajo todo el entramado de un Sevilla en el que ni Fernando ni Sow se imponían en los duelos. Si a eso se suma la inconsistencia de Óliver Torres en un puesto clave, la habitual languidez de Suso y el absentismo de Lukébakio en tareas defensivas, pues es lógico que el Rayo, más intenso y mejor posicionado, robase y ganase balones para pillar a la defensa fuera de sitio.

El primer tanto, no obstante, llegó por otro problema general: la falta de concentración e intensidad. Que Gudelj fuera el único que siguiera a su par, Óscar Valentín, en la falta -producto de la impotencia de Fernando- sacada por Isi, ya fue significativo, en contraste con los cuatro rematadores de negro que se lanzaron como felinos. En el 0-2 sí que se percibió el problema del equipo en la salida. Quedaron señalados los dos que quizá estaban sufriendo más, Acuña y Fernando, pero ni Juanlu podía estar ya en campo contrario casi, mientras Álvaro campaba a sus anchas, ni el equipo podía tener ese agujero tan grande en la medular.

Ataque

Cuando Sow y Suso se situaron como interiores cerca del área, el Sevilla sí construyó de forma continuada ataques con permutas, combinaciones, desmarques, demarrajes, sin tantas conducciones. Pero faltó continuidad tras el 1-2 de Sow y faltó buenas elecciones en los centros y remates, con lo que hubo demasiados disparos desde media distancia -así llegó el primer gol- bloqueados, precipitados o poco efectivos.

Juanlu, un extremo reconvertido a lateral de 20 años, no puede ser el único recurso para mantener la tensión ofensiva como hizo. Cuando se vació el chaval, al Sevilla se le apagó la luz otra vez y volvió a los arreones sin continuidad ni criterio, hasta que encontró el empate en un córner, por fin, aprovechado.

Virtudes

Ese empate final fruto de la fe y la forma en que atacó en la fase positiva de unos 20 minutos tras el descanso.

Talón de Aquiles

La gestión general del técnico, en la elección de piezas, el reparto de esfuerzos y el señalamiento de Fernando.

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