Era cuestión de tiempo que el nombre de Julen Lopetegui empezara a sonar en mercados como el inglés y en la liga más prestigiosa de Europa como es la Premier. Para el sevillismo el Tottenham Hotspur suena a elemento desestabilizador en materia de banquillos. En su momento, en 2007, rompió toda la armonía generada en el Sánchez-Pizjuán con una oferta a Juande Ramos que el manchego aceptó dejando al Sevilla en la estacada con la temporada en marcha.

Ahora en la prensa británica se asegura que de nuevo los Spurs se han fijado en los éxitos del Sevilla para construir un nuevo proyecto en White Hart Lane, aunque en el Sevilla están tranquilos porque el compromiso del guipuzcoano es máximo. Sunday Times cita al entrenador del Sevilla como uno de los candidatos a ocupar el banquillo del Tottenham la próxima temporada después de que los londinenses acabaran la pasada liga en séptima posición y con un entrenador de 29 años como Ryan Mason, que ocupó la plaza tras la marcha de José Mourinho justo el día que los Spurs se alineababa con los clubes creadores de la polémica Superliga europea.

Es verdad que no es la prioridad para el todopoderoso club inglés, ya que la primera opción es el regreso de Mauricio Pochettino, pero el argentino no va a ser nada sencillo sacarlo del PSG. Los métodos de Lopetegui gustan en el Tottenham y también es lícito que los ingleses quieran lanzar sus redes.

No obstante, Lopetegui, aunque tendrá su correspondiente cláusula de penalización por rescisión unilateral de contrato, con sus plazos según fecha diferenciados, está atado desde el pasado invierno, cuando Monchi y Castro le firmaron un contrato por dos años más, hasta 2024.

La situación, desde luego, no se parece en nada a la vivida en 2007 con Juande. Ya por entonces había un desgaste con Del Nido y el manchego había alcanzado un acuerdo con el Tottenham (hay quien defiende que había recibido cantidades por adelantado) para la siguiente temporada, pero la eliminación repentina del Tottenham de la Copa de la UEFA a manos del Getafe precipitó la destitución de Harry Recknapp en octubre y aquella reunión en el hotel Alfonso XIII que el de Pedro Muñoz negó. El siguiente paso fue dejar el club prácticamente sin despedirse y que Manolo Jiménez, que había subido al filial a Segunda División, ocupara su cargo.