El primer fichaje de la segunda era de Monchi como director deportivo del Sevilla aterrizó ayer por la mañana en el aeropuerto de San Pablo. Diego Carlos trajo consigo algo de equipaje y una novedad: el Sevilla Fútbol Club tendrá un central brasileño.

Por la tarde, el club anunció de forma oficial su contratación por cinco temporadas. “Para mi carrera es un paso muy grande, estoy muy feliz. No veo la hora de poder comenzar, estoy muy ansioso y espero que podamos hacer un buen trabajo en este club”, expresó luego en los medios oficiales.

“Ya conozco la historia del Sevilla, sobre todo en la UEFA que tiene cinco títulos. Mi objetivo aquí es dar lo mejor de mí y poder ayudar al Sevilla de la mejor forma posible y conquistar títulos, porque por lo que he visto es una tradición buscar conseguir la Europa League”, destacó.

Unos 15 millones de euros va a abonar el Sevilla al Nantes francés por adquirir los derechos de Diego Carlos. Lo que han cambiado las cosas en el club de Nervión en estos 19 años que median entre aquel estreno de Ramón Rodríguez Verdejo como apresurado director deportivo, allá por 2000, y la segunda etapa del gaditano. El primer central que Monchi contrató para aquel Sevilla de extrema austeridad costó 5 millones... pero de pesetas. Aún no existía el euro como moneda de curso legal, pero al cambio para los millennials, suponen unos 30.000 euros.

Como curiosidad, el jugador en cuestión se trataba de Loren Morón Vizcaíno, Loren II, padre del actual delantero bético con ese mismo nombre de pila. Monchi llegó a un acuerdo con la Unión Deportiva Salamanca –entonces en Segunda División, como el propio Sevilla–, para extinguir el contrato que vinculaba, por un año más, al expeditivo zaguero marbellí con el club charro. Como compensación, cinco millones de pesetas. Bajo esos parámetros se empezó a mover Monchi en los despachos.

El perfil de Diego Carlos se ajusta como un guante al modelo Monchi: jugador de trayectoria emergente, con una edad óptima (26 años), que milita en un club mediano y que después de una gran temporada ansía dar el salto a un campeonato superior para consagrarse en la escena internacional.

El jugador nacido en Barra Bonita el 15 de marzo de 1993 llega a un club consolidado en la zona alta del fútbol español para jugar torneos europeos y multiplicar su proyección internacional. “Creo que aquí puedo estar más cerca de la selección. Espero que salga un buen año y ojalá que pueda alcanzar la convocatoria de Brasil”, reconoció ayer el zaguero.

Diego Carlos arriba al Sevilla tras una temporada muy activa, pues ha jugado la Ligue 1 casi completa. Se perdió la jornada 7ª por acumulación de amonestaciones, en la 8ª fue suplente y ya disputó todos los minutos desde la 9ª a la 37ª. Nada menos que 28 partidos seguidos, sin sanciones y lo que es más importante, sin lesiones, una virtud que, desde la óptica sevillista, vista la lista de la enfermería la pasada campaña, debe ser muy, muy apreciada.

El entrenador bosnio Vahid Halilhodzic ha considerado a Diego Carlos una pieza básica. El central, siendo diestro, puede actuar también en el perfil izquierdo de la zaga y destaca por su colocación, juego aéreo (mide 1,86 metros), sentido para ir al corte y su buen pase en largo. Es rápido en traslaciones largas y espacios reducidos.

Julen Lopetegui, el probable entenador sevillista para la próxima campaña, lo vio muy de cerca cuando el chico jugaba en el filial del Oporto en la Liga 2014-15.