Gonzalo Montiel se ha erigido en héroe de Argentina al marcar el penalti decisivo en la tanda que ha decantado la final ante Francia, tras un partido memorable en el que la Albiceleste se colocó con 2-0, con goles de Messi, de penalti, y Di María, igualaron los Bleus con sendos tantos de Mbpappé, el primero de penalti, y que en la prórroga tuvo también emoción y otros dos goles de Messi y de nuevo Mbappé de penalti (3-3).

En la tanda de penaltis, la estrella de Francia abrió marcando el tercer penalti de la intensa final. Igualó Messi, a Coman se lo paró Dibu Martínez; Dybala marcó por el centro con Lloris vencido; Tchouaméni lo lanzó fuera; Paredes batió a Lloris también, así como Kolo Muani al Dibu... Y llegó el turno de Montiel y marcó el cuarto para Argentina, por lo que Francia ya no pudo siquiera tirar el quinto: 2-4.

El lateral derecho del Sevilla, muy discutido entre la afición por su mal rendimiento en la Liga, ha sido un arma más de la selección de Lionel Scaloni, que ya confió en él cuando lo sacó en la segunda parte de la prórroga ante Países Bajos, para que fuera uno de los lanzadores. También marcó el suyo en aquella tanda, que terminó también a favor de los argentinos (3-4).

Cuadro del Mundial tras el triunfo final de Argentina.

Montiel es un especialista en el lanzamiento de penaltis. De hecho ya los lanzaba cuando era futbolista del River Plate antes de ser fichado por el Sevilla en la temporada pasada, en la que tampoco terminó de cuajar ni enganchar a la afición sevillista.

En cambio, entre los argentinos ya será recordado siempre como el hombre que tuvo en su bota derecha la posibilidad de darle el tercer título a la selección albiceleste, tras los de Argentina 78 y México 86, y no falló. Montiel engañó a Lloris y lo batió lanzando hacia la derecha del portero, hacia la izquierda según se mira a la portería, con calma y calidad.

Además, en la final también participó Acuña, que salió en el minuto 64 por el hombre que había sido clave hasta ese momento, Di María. El veterano extremo argentino había estado con problemas físicos y se reservó para desfondarse en la final, en la que provocó el penalti que cometió Dembélé (1-0 de Messi) y marcó el segundo tanto de Argentina (2-0), que mandó claramente en el partido hasta la reacción final de Francia, con dos goles en apenas un minuto que llevaron a la prórroga.

Tanto Acuña como Montiel vieron tarjetas amarillas. Pero eso ya es lo de menos y nadie lo recordará en un país que ha vivido con una intensidad tremenda la posibilidad de que Messi se despidiera de los Mundiales levantando la copa de oro como campeón. Y así lo hizo, con el Papu Gómez como tercer sevillista que también sufrió la tensión de la final y festejó el título desde el banquillo y luego en el césped.