PSV-Sevilla | La crónica

Orsato mejoró a De Jong como ariete del PSV (2-2)

  • Un Sevilla de menos a más acaricia en la segunda mitad el triunfo en su visita a Eindhoven, pero todas las decisiones arbitrales se inclinaron siempre hacia el lado local

  • Un gol anulado a Pedrosa por una mano que no influía para nada y el penalti sancionado a Sergio Ramos sobre un Tillman que ya caía

  • Así le hemos contado el PSV-Sevilla

Sergio Ramos se queja a Orsato en una de sus decisiones.

Sergio Ramos se queja a Orsato en una de sus decisiones. / MAURICE VAN STEEN | Efe

Sensación de frustración para el Sevilla en Eindhoven. El equipo de José Luis Mendilibar no fue capaz de aguantar el triunfo que tenía en el minuto 95 del partido y se tuvo que conformar con un empate después de haber estado por delante en casi toda la segunda mitad. Pero el fútbol no sólo tiene que ver con el rendimiento propio, también influyen otros condicionantes externos y en este caso el encargado de impartir justicia, el experimentado italiano Daniele Orsato, siempre decantó el péndulo hacia el bando del PSV. No en vano, anuló un gol a Pedrosa por una mano que nunca puede ser sancionada, ya que el gol no fue en la acción inmediata y, además, no influyó para nada en la jugada, pitó un penalti de Sergio Ramos cuando Tillman ya estaba camino del césped dejándose caer y para completar la noche sancionó una falta previa al 2-2 que también se la podía haber ahorrado.

Son las cosas de algunos árbitros en las competiciones europeas y hasta un hombre del prestigio de Orsato cae en ellas, pero tampoco es cuestión de centrar los análisis futbolísticos en la figura de un juez, aunque tuviera su trascendencia en el empate final, y sí es mejor poner la lupa en ese crecimiento que volvió a corroborar el equipo sevillista en su visita a un campo que tan buenos recuerdos le trae tras conquistar allí su primera Copa de la UEFA.

El Sevilla, a pesar de las lógicas embestidas del líder destacado de la Eredivisie, siempre fue de mantener el pulso en lo más alto en una segunda parte vibrante. Los hombres que vestían de azul y negro en una extraña combinación de colores en sus camisetas tuvieron arrestos para sobreponerse a un primer periodo mucho más discreto y buscaron el triunfo hasta la última jugada, cuando Sow no llegó a rematar un disparo de En-Nesyri por muy poco.

Pero el fútbol es así y no siempre premia a un Sevilla en constante progresión, a un equipo que fue valiente, que ya debió adelantarse a través de Pedrosa, que lo hizo con una brillante acción de Gudelj, que no se descompuso con el penalti en contra y golpeó de inmediato con ese martillo que tiene En-Nesyri en su cabeza y que incluso pudo anotar el tercero en una contra de Lukébakio que se fue al poste (90'). También En-Nesyri estrelló otro balón en el travesaño cuando se fue completamente en solitario tras un gran pase de Rakitic (55').

Demasiadas opciones para haber decantado el partido a su favor a pesar de que el dominio perteneció a un PSV que hizo mucho daño a través del extremo izquierdo Noa Lang, un futbolista espectacular y que también estrelló otro balón en la madera, aunque tras tocar la pelota en Gudelj (63').

Teze remata en la prolongación para marcar el empate a dos. Teze remata en la prolongación para marcar el empate a dos.

Teze remata en la prolongación para marcar el empate a dos. / MAURICE VAN STEEN | Efe

Conviene dar un salto atrás para darle linealidad al relato de los hechos. Mendilibar tiene numerosas combinaciones para conformar el triángulo central del mediocampo y el vasco optó por el trío Fernando-Rakitic-Suso. Craso error. Primero, porque la edad no engaña y dos de ellos han sobrepasado ya los 35 años y encima el tercero no tiene el aspecto físico como su principal virtud. Él mismo lo decía cuando su entrenador se lo comentó públicamente recién llegado, que nunca se ha caracterizado por correr en exceso y que tampoco iba a cambiar ahora, que lo suyo, lo de Suso claro, son otras cosas.

Por ahí comenzaba a generarse todo el problema para que el Sevilla no se sintiera a gusto en la primera mitad de la noche de Eindhoven. Después de un espejismo de apenas diez minutos, si acaso, los nervionenses se iban a sentir siempre dominados, a contraestilo. Afortunadamente para ellos, sus defensas estuvieron muy atentos para taponar los diferentes disparos que se iban produciendo desde el borde del área en situaciones ventajosas para el PSV y eso evitó que los neerlandeses se pusieran por delante demasiado pronto.

El Sevilla, sencillamente, se sentía agobiado por su incapacidad física ante un rival al que le bastaba con eso, con imponerse en el 75 por ciento, siendo generoso en el recuento, de los duelos individuales. La pelota siempre volvía a poder del anfitrión y eso, naturalmente, hacía que el partido siempre se jugara en un solo sentido. Todo iba casi siempre camino de Nyland.

Gudelj remata en el cero a uno del Sevilla. Gudelj remata en el cero a uno del Sevilla.

Gudelj remata en el cero a uno del Sevilla. / MAURICE VAN STEEN | Efe

Mendilibar se desesperaba en la banda, pero también él tenía mucha responsabilidad con la elección de los peones, pues ya es evidente que Rakitic y Suso, por el medio, no combinan, que ni tienen fuerza para salir o para presionar y tampoco son una garantía de éxito a la hora de proteger la posesión del balón. En definitiva, algo que tenía que cambiar para que el panorama no fuera aún más sombrío en el Philips Stadion.

Sobre la media hora más o menos se produce la primera decisión desde el banquillo y ésta consiste en mover a las tres piezas por detrás de En-Nesyri. Suso se va a la derecha, Ocampos se dirige a la banda izquierda y es Lukébakio quien intenta moverse más cerca del delantero marroquí. No es un cambio demasiado fuerte en el juego, tampoco es cuestión de que el Sevilla jugara un fútbol excelso desde ese momento, pero sí estaba mucho más equilibrado sobre el césped.

Acababa de protagonizar, entonces, Ocampos un intento individual en una jugada que pedía claramente un pase atrás (30') y desde entonces sí iban a llegar algunos acercamientos de mediana peligrosidad hasta Walter Benítez. Un disparo made in Suso que no coge portería (35') y, sobre todo, un disparo alto de Lukébakio tras una recuperación de Fernando en la que los sevillistas llegaron con ventaja numérica al borde del área (39'). Pero tampoco era algo para tirar cohetes, aunque sí había acabado el monólogo de los neerlandeses y todo comenzaba a equilibrarse antes de un intermedio que exigía algunas intervenciones de Mendilibar a través de las sustituciones.

El Sevilla, sin embargo, iba a salir de nuevo con los mismos once hombres. Nada cambiaba, de momento, y sólo variaba la posición de los elementos que ya se habían producido en torno a la media hora. Pero nada fue igual en ese segundo acto. Sí se repitió lo referente a los constantes intentos de Lang por su banda, pero los visitantes también tuvieron una excelente producción ofensiva.

Además de anotar dos goles que sí fueron contabilizados a través de Gudelj y En-Nesyri, tuvieron no menos de tres ocasiones clarísimas para haber marcado más. El gol anulado a Pedrosa por una interpretación grosera del reglamento de las manos en ataque, pues no tiene ni la más mínima trascendencia en la jugada y las internadas de En-Nesyri y Lukébakio con la pelota en la madera. Fueron las jugadas más destacadas de un litigio vibrante en ese segundo acto, en el que también el PSV pudo marcar, por supuesto que sí, pero en el que tuvo mucho que ver Orsato y su ayudante en la sala VOR. Eso quedará ya en anécdota, como el balón al que no llega Sow en la jugada final, el resultado fue dos a dos, el Lens le ganó al Arsenal y todo se complica en el Grupo B para un Sevilla con dos puntos.

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