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Rafa Mir, el aguafiestas del PC Fútbol

Rafa Mir, sentado en el banquillo del Metropolitano. Rafa Mir, sentado en el banquillo del Metropolitano.

Rafa Mir, sentado en el banquillo del Metropolitano. / Europa Press

Quique Sánchez Flores le manda mensajes en las ruedas de prensa acusándolo (sin nombrarlo pero respondiendo a preguntas sobre él) de falta de motivación, el club filtra cuando le interesa que él mismo frena las operaciones que el Sevilla inicia en el mercado… y la afición, que ya está cansada de verlo deambular por el campo, lo tacha de mal profesional, pero no porque no marque goles, sino por no querer irse.

Y Rafa Mir se rebela contra el injustificado vicio del cambio de cromos al que juegan los clubes cuando no les salen las cosas. Poco más que quieren obligar a un jugador a que salga en el mercado para que libere su sueldo y deje su licencia disponible para un fichaje. Y nada menos que en un club que firmó en verano a Mariano Díaz como agente libre tras permanecer en el Real Madrid 5 temporadas en las que jugó menos que lo que lleva Juanjo ya acumulado en media campaña en el primer equipo del Sevilla. Es una decisión libre, como el propietario que no quiere vender la parcelita en la que se entretiene los domingos y fastidia una operación millonaria en una promoción de viviendas de lujo.

El delantero cartagenero, porque está en su derecho decidir sobre su futuro e ir donde él quiera, ha frenado una cesión al Torino que, según Fabrizio Romano, estaba bien encarrilada entre los clubes. Y aquí viene al caso una pregunta. ¿Tiene que sufrir un futbolista la mala planificación de un club de fútbol? Mariano en sus cinco años de contrato igual que ahora lo hace Dani Ceballos, debió pensar que siempre hay tiempo de salir del Real Madrid. Ser futbolista del Real Madrid (juegue o no juegue) le da a un jugador un estatus profesional comparable a muy pocas cosas. Y goza de unos privilegios, para empezar un sueldo que se alcanza en pocos sitios. ¿Se puede extrapolar la situación al Sevilla? Pues sí. En un escalón inferior, sí. El club del Sánchez-Pizjuán es el cuarto equipo de LaLiga que paga los mejores sueldos. Cuarto mayor límite salarial, cuarto presupuesto… Y así le ha ido. Las consecuencias se pagan ahora.

Rafa Mir al parecer no ha querido ir al Wolfsburgo, al Braga y a algunos equipos de Francia que también se han interesado. Al parecer sólo quiere ir a un Valencia al que no le salen las cuentas. Y si no, pues se quedará en su casa aguantando. Esté en En-Nesyri por delante de él, esté Isaac Romero o el que sea.

Es el ejemplo, como otros tantos, de una operación muy mal gestionada. Januzaj está en la misma tesitura, Joan Jordán también… Todos, cada uno con sus circunstancias, herencias de Monchi cuando el Sevilla estaba en otro momento deportivo, financiero, competitivo... Pero igual que otros dejaron regalitos como Gnagnon, Amadou o un Munir que al llegar también libre cuando le quedaban seis meses de contrato en el Barcelona, tenía una ficha astronómica.

A Rafa Mir, un jugador que da la sensación de necesitar un psicólogo diario, sólo Julen Lopetegui le sacó rendimiento. Fue el máximo goleador de la plantilla en la 20-21 (13 tantos). Pero entonces jugaba más que ahora, cuando claramente lo hace, como bien dice Quique, desmotivado. ¿Y no lo habrán desmotivado entre todos? Sampaoli, que se empeñó en hacerlo jugar de extremo, Mendilibar o Diego Alonso que ponía a Sergio Ramos de delantero mientras él seguía calentando banquillo? 

Tener todas las fichas ocupadas es culpa de Rafa Mir por no querer irse. Tener ocupada la de Acuña, otro desmotivado, cuando el club pudo venderlo por 7 millones (5+2) al Aston Villa en verano no lo es de los que toman las decisiones. Éstos, en cambio, entonces casi dieron a Monchi el calificativo de persona non grata por la ofensa de hacer esa oferta tan baja por un jugador de 32 años al que le queda una temporada y media de contrato y al que quisieron colocar como fuera en el mercado de enero del año anterior junto a Papu Gómez o Augustinsson, entre otros.

Cosas del mercado y el vicio de los clubes de jugar a los cromos... o al PC Fútbol.

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