El Ramón Sánchez-Pizjuán se prepara para lucir sus mejores galas ante uno de los partidos estelares de la temporada, el Sevilla-Atlético de Madrid. Se trata de un clásico de la Liga que en los últimos años se ha convertido además en un partido decisivo, trascendental, para el desarrollo en la competición de ambas escuadras, llamadas a cumplir su papel de candidatos a todo, sin menoscabo de que por historia, palmarés y, sobre todo, poderío económico, el Atlético le lleva ventaja al Sevilla.

De momento, es el vigente campeón de Liga, como se encargó de recordar más de una vez ayer Julen Lopetegui, ante la realidad de que el equipo de Diego Pablo Simeone no está dando las sensaciones de otros años. Al igual que les ocurre a los nervionenses, los colchoneros no pasan por su mejor momento, y a así están en la zona noble de la clasificación, peleando por recuperar terreno en su afán de volver a ser un grande de verdad, si es que ha dejado de serlo...

La pizarra.

Llega herido el Atlético después de su derrota en el derbi madrileño y lo recibe un Sevilla que volvió a sufrir de lo lindo para superar a un equipo de Tercera, el Andratx, que lo hizo llegar hasta la muerte súbita de los penaltis. Marcó Delaney, después de que en la tanda regular tuviesen que lanzar Iván Romero y Luismi, dos chavales del filial, y la suerte o el acierto no acompañaran a Gaspar, cuyo disparo se fue lamiendo el larguero. Y ahí suspiró un Sevilla que volvió a perder a otro jugador, en este caso Óliver Torres, quien es baja segura hoy según dijo Lopetegui por una pequeña lesión muscular.

Se une así a la importantísima baja por sanción de Fernando y a las ya conocidas de Jesús Navas, Suso y Lamela. La duda está en saber si Lopetegui forzará a los tres que salen de lesión, Acuña, Ocampos y el más improbable En-Nesyri.

Acuña realiza ejercicios con uno de los preparadores físicos del Sevilla.

Hoy no es día para estar pendiente del canto de la moneda, de si cae para un lado u otro, aunque llega un rival directo por los puestos Champions y lo normal es que la igualdad sea máxima... y el respeto, también. En este caso, con toda lógica, por mucho que el Atlético apenas haya ganado ocho partidos de sus últimos 20 encuentros oficiales. O que haya encajado 26 goles en contra en 22 choques entre todas las competiciones. Son dos datos más que ilustrativos del peso específico que ha perdido el otrora bloque rocoso e invulnerable de Simeone, que no obstante sigue siendo el campeón de Liga... aunque esté alejado ya a 13 puntos del Real Madrid.

En definitiva, que es un Sevilla-Atlético de Madrid que llega ciertamente condicionado por las bajas de uno y otro, ya que en el rival también son sustanciales las ausencias por lesión de Savic, Giménez, Vrsaljko y, sobre todo, Griezmann. Y también muy afectado por la confianza en ambos contendientes, ya que el Sevilla sufrió para ganar al Villarreal tras una gran primera mitad y ganó al Athletic en San Mamés sufriendo mucho al principio y sacando su fútbol de control y seguridad en la segunda parte.

Es la gran duda que asalta hoy al sevillismo, que ha sido convocado por Lopetegui y también en parte por el club en esa oferta del 50% de las entradas de la zona visitante –el precio original no es moco de pavo, 80 euros–: qué Sevilla saltará al césped poco antes de las nueve de la noche. Si será ese equipo que no fue capaz de superar las adversidades hasta los penaltis ante un equipo de aficionados en Mallorca o el que aguantó el aluvión del Athletic para luego maniatarlo en corto. Si volverá a ofrecer la mejor versión de su fútbol agresivo, de presión y robos adelantados como el que se mostró ante el Villarreal, o el que fue empujado por éste en la segunda mitad. Ahí está el verdadero canto de la moneda, qué Sevilla saldrá hoy ante el vigente campeón de Liga en un partido que es una reivindicación de ambos ante sus fieles.