Sevilla FC

Monchi y la nueva y atareada primavera

  • La planificación debe retomar el rumbo perdido y casar la filosofía de juego con el perfil de la plantilla

  • Antes de irse, Monchi adaptó a Sampaoli el perfil de la plantilla, justo lo que ha faltado estos dos años

Monchi, junto a José Castro, antes de su marcha en 2017.

Monchi, junto a José Castro, antes de su marcha en 2017. / Víctor Rodríguez

Ni el propio Monchi podría imaginar, cuando besó el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán en su despedida ante al afición, el 8 de abril de 2017, lo alargada que iba a ser su sombra. Su salida rumbo a la Roma dejó huérfano al Sevilla del mejor gestor técnico que ha tenido en su historia y las cacareadas estructuras apenas se bastaron para sostener el edificio que él había ido cimentando durante años. Nada menos que seis responsables técnicos ha tenido el Sevilla, entre directores deportivos y entrenadores, en los escasos dos años que Monchi ha estado ausente: Óscar Arias y Joaquín Caparrós como relevos frustrados de Monchi; y Eduardo Berizzo, Vincenzo Montella, Joaquín Caparrós, Pablo Machín y de nuevo Caparrós como entrenadores. Siete nominaciones, cinco nombres... en menos de dos años. Ahora Monchi ha vuelto para empezar de cero.

El sorprendente regreso del gestor deportivo va aparejado con la necesidad del Sevilla de retomar el camino andado, después de dos años en los que la inercia del club lo ha mantenido arriba, a trompicones, con varias frustraciones por el camino. El Sevilla ha seguido en Europa, ha jugado la Champions, ha perdido finales... y está en el objetivo de repetir en Europa, con un altísimo coste en potencial humano. Quizá la base de todo ha sido un fallo clave que se ha acusado en ausencia de Monchi: la falta de cimentación de un proyecto deportivo con altas miras, desde una filosofía de juego, con un entrenador y una plantilla adaptadas a esa idea. Justo lo contrario de lo que ha pasado en las dos últimas campañas.

Monchi tendrá un par de semanas antes de ponerse manos a la obra, pero seguro que en esta recién inaugurada primavera el conspicuo gestor deportivo ya tiene en mente lo que quiere para el futuro del Sevilla, a corto y medio plazo. De momento, cabe recordar que la última vez que hubo un giro de filosofía fue con Monchi al frente: en la primavera de 2016 optó por darle un golpe de timón al estilo de juego. Del fútbol táctico y físico de Unai Emery al fútbol técnico y anímico de Jorge Sampaoli. Al argentino, Monchi le dio una plantilla a su estilo, sólo hay que recordar los nombres.

La elección de la idea de juego y los roles a fichar debe ir de la mano de la elección del entrenador

Aún hoy disfruta el Sevilla de futbolistas de la última temporada de Monchi: Ben Yedder, Sarabia, Franco Vázquez, Mercado, Escudero... Sus últimas gestiones, las del mercado de enero, fueron las incorporaciones de Lenglet, con el éxito deportivo y económico que de todos es conocido, Jovetic y Walter Montoya, un fichaje que no cuajó y que fue un feo epílogo para una figura como Monchi. Ahora tiene la ocasión, a partir del 1 de abril, de quitarse el mal sabor de boca de aquella temporada, en la que faltó físico. El Sevilla de Sampaoli, y de Nasri, se hundió en la segunda vuelta.

En el término medio está la virtud y Monchi debe acentuar, dos años después, la calidad física de la plantilla sin dejar de lado en ningún momento el talento táctico-técnico. El perfil de Gonalons, por poner un ejemplo fácil, es el que mejor se adaptaría como paradigma. Lo cierto es que Monchi tiene tarea, y mucha, por delante.

Dejando a un lado las posibles renovaciones pendientes (Ben Yedder, Banega, Mercado y la aparentemente imposible de Sarabia), es bastante obvio que el Sevilla necesita un reforzamiento general en casi todas las líneas. La actual plantilla tiene una evidente carencia de laterales, por ejemplo, y requiere una revisión de los centrales, siendo Carriço un pilar imprescindible dos años después de la marcha de Monchi, y los medios centro. El estilo de juego puede marcar la elección de piezas para el mediocampo, una línea clave que está nutriéndose en la fase decisiva de la temporada de dos hombres cedidos, Gonalons y Marko Rog. Y en el ataque, al margen de lo que ocurra con Ben Yedder, parece lógico que no continúe Andre Silva una vez fichado Munas Dabbur, mientras que las alas (Nolito, Sarabia, Aleix Vidal...) necesitarán otra revisión.

Parte, no obstante esta necesidad de revisar la plantilla y sus perfiles, con una cortapisa importante:la elección del entrenador. Joaquín Caparrós ya dejó claro que lo suyo no era “negociar” y está encantado con la vuelta al banquillo. Es una incógnita en una fase decisiva de la planificación si Caparrós, en caso de que meta al equipo cuarto clasificado, continuará en el banquillo o Monchi elegirá otro perfil y el club le buscará acomodo al utrerano en otro hueco del organigrama, más vinculado a la gestión de la cantera.

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