La condición de colista eleva el voltaje de la visita al Huesca

No están las cosas bien en el Sevilla. Aunque no se diga, hay nervios porque los tiene que haber. Una racha negativa como la que acumula el equipo de Pablo Machín en la Liga es difícil de mantener y en estos casos una visita al colista de la categoría tiene un claro y peligroso doble filo. Por un lado, está claro que siempre es mejor que enfrentarse con el primer clasificado, como le pasó al equipo nervionense el pasado sábado, pero por otro, medirse al peor equipo de la categoría otorga una carga de obligatoriedad que en el caso de este Sevilla, que cuando llegue la cita de Huesca habrán pasado cinco meses desde su último triunfo fuera de casa, es todo un compromiso.

La cita de los blancos este sábado en El Alcoraz, la primera oficial además del club nervionense en la historia en el estadio oscense, adquiere tintes casi dramáticos, puesto que el Sevilla de Pablo Machín ha entrado en una profundísima crisis de resultados que no hace mucho ha significado la destitución de un entrenador. Por mucho menos se fue a la calle Eduardo Berizzo en diciembre de 2017, aunque el crédito de Machín de momento supera al adquirido por el argentino por la excelente trayectoria del equipo en las primeras 13 jornadas.

Pero el fútbol es efímero en su esencia y desgraciadamente no hay memoria, así que otra cosa que no sea un triunfo sevillista ante el Huesca –no olvidemos, el colista de la categoría– pondría las cosas muy calentitas en la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán.

El Sevilla sólo ha sumado un triunfo en la Liga en lo que va de 2019 y únicamente ha logrado dos victorias en las últimas 12 jornadas, ambas al calor de su afición ante el Girona (2-0)y frente al Levante (5-0), por lo que no hay excusas para el grupo que dirige el ex entrenador del equipo catalán.

Agrava el asunto los condicionantes que vienen de los últimos cinco meses del Sevilla a domicilio en la competición en la que ha mostrado una incompetencia preocupante lejos de Nervión. Los discípulos de Pablo Machín no celebran un triunfo como visitante desde el pasado 29 de septiembre una fecha que pone, si cabe, más énfasis en las malas sensaciones del equipo nervionense. Desde el 1-3 al Eibar en Ipurua, el Sevilla no ha sido capaz de ganar un encuentro lejos del Sánchez-Pizjuán habiendo visitado, además, recientemente a equipos que estaban en puestos de descenso, como el Celta o el Villarreal y a otro con serios problemas como el Athletic. Vigueses y castellonenses vencieron, además bien, a los sevillistas, que ofrecieron en Balaídos y en el estadio de La Cerámica una imagen muy poco acorde con la de un equipo que aspira a estar la temporada que viene en la máxima competición continental, la Liga de Campeones.

El propio Huesca lleva mejores números que el Sevilla en las últimas jornadas, en las que sumó además dos victorias consecutivas ante Valladolid (4-0) y Girona (0-2) y en las que sólo suma una derrota. Un partido con mucha trampa para un Pablo Machín al que ya le quema la urgencia y que está obligado a hacer que su equipo gane. Es el colista.