La deuda pendiente de Jules Koundé
Eibar - Sevilla | El reportaje
El defensa francés no ha jugado ante el Eibar desde aquella desgraciada actuación en Ipurua
“Ha sido un error de concentración, pero tengo la lección aprendida”. Julen Koundé reflexionaba así al acabar el Eibar-Sevilla de la pasada Liga, un partido que le costará olvidar aunque, como parece, acabe dentro de muchos años su carrera profesional como uno de los mejores defensas europeos de su tiempo. Era el 26 de septiembre de 2019, sexta jornada. Apenas se conocía entre el sevillismo al jovencísimo zaguero, entonces con 20 años, que llegó ese verano del Girondins de Burdeos a cambio de 20 millones de euros que entonces parecieron muy arriesgados.
Hoy, esa audaz inversión sevillista se antoja un chollo. Por lo pronto, por cincuentaitantos millones, el director general deportivo del club, Monchi, ni se sienta a negociar, sabedor de que la línea ascendente del chaval es tan poderosa como su capacidad de salto, tan admirable como su intuición para salvar goles en la raya. Es el gran activo de la primera plantilla sevillista, ya por delante de Diego Carlos, Lucas Ocampos e incluso otro que se ha abierto paso con su explosión goleadora, En-Nesyri.
Antes de ese partido en el centro neurálgico de Euskadi, Koundé sólo había jugado el partido completo de Qarabag, primera jornada de Europa League, y 15 minutos en Cornellà, primera jornada de Liga. Sentado de nuevo en el banquillo de Ipurua, a la hora de partido se lesionó Carriço y debió saltar a la hierba. En su primera acción, con el Sevilla ganando aún 0-2, tuvo una grosera pérdida que a punto estuvo de costarle un gol al equipo de Julen Lopetegui, que a esas alturas de partido ya se manejaba con mucha incomodidad tras una primorosa primera mitad. En el siguiente lance, Koundé otra vez erró y cometió un absurdo penalti (66’). Orellana marcó, el Sevilla se derritió y perdió (3-2).
Y Jules aprendió de ese día. Lesionado Carriço, fue jugando a menudo, se asentó como central y a veces lateral (memorable partido en la banda de Getafe) y, curiosamente, no ha vuelto a verse las caras con los armeros desde su desgraciada actuación en Ipurua, ya que en la segunda vuelta de la pasada Liga (1-0) cumplió sanción por cinco amarillas y en el presente campeonato, no participó en la derrota sevillista (0-1) porque estaba convaleciente del Covid-19.
Hoy, después de un puñado de actuaciones notables, no pocas sobresalientes y alguna que otra asombrosa (es el octavo mejor jugador de la Liga en pases correctos), el cotizadísimo zaguero de los mil cortes de pelo (no sólo en la proyección de su figura se parece a aquel Daniel Alves sevillista) quiere saldar la deuda que contrajo aquel 26 de septiembre de 2019.
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