Gastada ya la bala del entrenador, con más decepción que otra cosa en la figura de Jorge Sampaoli, de nuevo vuelve a estar la pelota en el tejado del consejo de administración o, mejor dicho, el comité ejecutivo. Desde la destitución de Lopetegui, el Sevilla ya ha caído dos veces a puesto de descenso y ahí se va a llevar un mes y medio, como un martillo pilón en la conciencia de los dirigentes que han llevado al equipo, con sus decisiones, a esta situación cuasi agónica.

El entrenador ya no pasa una y aprovecha cada derrota para recordar la necesidad de refuerzos. Habla de que el club debe “sentarse” y reflexionar sobre el rumbo que debe tomar una situación que ahora mismo está a tiempo de que se solucione aun a riesgo de que sólo queda una bala en el tambor del revólver.

El club se encomienda ahora al acierto de Monchi y a que el de San Fernando remiende su errática planificación con una serie de movimientos que no se prevén para nada fáciles. Pues si no lo fueron en verano –maniatado el club por una economía de guerra que difícilmente pudo entender el sevillista con el volumen de ingresos en traspasos y participación en Champions–, cómo van a serlo en un mercado tan complicado como el de enero con el condicionante inédito de un Mundial inmediatamente anterior o que se incrusta en plena época de negociaciones.

El Sevilla también tiene otro problema importante con la necesidad de liberar fichas para esa revolución -sólo tiene una libre para Liga y Copa- lo que le va a suponer un coste añadido que va a disparar irremediablemente la deuda acumulada, que en los dos últimos ejercicios se incrementó en más de 60 millones (41 del déficit del 20-21 y 20 que se presentarán en el 21-22). Todo eso antes de contar el finiquito de Lopetegui, la contratación de Sampaoli y el gasto en fichajes en enero, que hay que hacerlos sí o sí para ahuyentar el fantasma del descenso, lo que sí que convertiría el descalabro en una hecatombe de consecuencias impredecibles teniendo en cuenta el nivel de riesgo en el que se ha movido la sociedad durante estos años en los que ha estado financieramente muy por encima de sus posibilidades.

Quizá por eso se plantea el Mundial como un escaparate idóneo al que poder agarrarse, ya que va a ser complicado soltar lastre cuando ningún jugador de la actual plantilla acaba contrato el 30 de junio. Ninguno, salvo Gudelj, curiosamente el futbolista que más personalidad ha demostrado y que ha asumido el rol de líder, un papel que estas situaciones quemaba, máxime en puertas de un Mundial al que él va también.Jugadores como Dolberg, En-Nesyri, por la potencialidad que tienen los delanteros de disparar su cotización, pueden convertirse en la tabla de salvación para el replanteamiento urgente que la plantilla necesita.

Y es que la oficialidad de la lista definitiva de Argentina en el día de ayer, con Marcos Acuña, Gonzalo Montiel y Papu Gómez entre los elegidos por Lionel Scaloni, cierra el círculo de la representación de los jugadores del Sevilla en la cita de Catar. Como era de esperar, los tres argentinos del Sevilla están entre los elegidos, mientras que ayer mismo también se confirmaba que Nemanja Gudelj y Marko Dmitrovic están en la convocatoria de Serbia.

Por tanto, serán finalmente diez los jugadores de la plantilla sevillista que estarán en el torneo que da comienzo el 20 de noviembre, quedándose únicamente Tecatito Corona fuera de la convocatoria de México por lesión al no haber podido llegar a tiempo tras sufrir en agosto la fractura del peroné y los ligamentos del tobillo.

Acuña, Montiel y Papu Gómez se unen, aparte de los serbios Gudelj y Dmitrovic, a los que ya habían confirmado su presencia en el Mundial, es decir, los daneses Thomas Delaney y Kasper Dolberg, el brasileño Alex Telles y los marroquíes Bono y En-Nesyri.

Todos ellos, según los planes del Sevilla, no se incorporarán a sus selecciones hasta el próximo lunes después del partido de Copa que los de Jorge Sampaoli tienen que disputar mañana en Camargo ante el Velarde, equipo de la Regional Preferente de Cantabria.