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La evolución de Víctor Orta, sus nuevos conceptos y sus frustraciones en el Sevilla

Víctor Orta, a la derecha, junto con Fernando Navarro, que seguirá dentro de la secretaría técnica.

Víctor Orta, a la derecha, junto con Fernando Navarro, que seguirá dentro de la secretaría técnica. / Antonio Pizarro

Víctor Orta ha evolucionado bastante respecto de aquel novel secretario técnico que apenas tenía la experiencia del Valladolid, donde coincidió unos meses con José Luis Mendilibar, antes de que lo uniera Monchi a su departamento de fútbol en 2006, tras la eclosión de Eindhoven.

Desde entonces, y tras su salida del Sevilla en la segunda revolución de Monchi, la de la primavera y el verano de 2013, pasó por el Zenit, el Elche, el Middlesbrough y el Leeds United. En esta década, la gestión de la dirección deportiva ha cambiado muchísimo. El Big Data se ha impuesto como elemento de reclutamiento, sin dejar a un lado lo que Víctor Orta llama la transición, o sea la adaptación de un futbolista a un nuevo hábitat, a un nuevo club, y que es clave, pues se fundamenta en algo trascendental del rendimiento: el factor humano.

Sus grandes frustraciones en el Sevilla

En una entrevista a La Media Inglesa, en diciembre de 2022, cuando no se atisbaba la caída a la Championship del Leeds United, refiere varios casos de frustraciones grandes que sufrió en el Sevilla, como cuando Monchi le encargó fichar a Marcelo, su primer gran encargo. El Real Madrid se metió por medio a última hora, como es bien sabido. "Hay circunstancias a lo largo de mi carrera que me han costado lágrimas. Marcelo, al Sevilla, uno de los primeros encargos de Monchi y se va al Real Madrid. Yo pensaba que me iban a echar...", reconoce.

También recuerda el intento por Dzeko cuando empezaba a despuntar en el Wolfsburgo. "Estuvimos muy bien posicionados en el año de su explosión. En enero llevaba cinco goles, cuando hicimos el primer contacto por Dzeko, estaba el Wolfsburgo el sexto o el séptimo, pero acabó el año campeón y obviamente todo esto perjudicó un montón". Lo fichó el Manchester City por 37 millones de euros en 2011.

Otro caso llamativo que sugiere es el de Canales, actual capitán del Betis. "Canales pudo venir al Sevilla. Y mira ahora lo que es el destino", dice, y recuerda cómo se frustró aquel fichaje. "Hay niebla y no se vuela, hay un lío, nos mete un gol en la Liga, luego otro más y al final se va al Real Madrid. Uf, tengo experiencias de esas muy dolorosas". 

Y Dybala, rival del Sevilla con la Roma en la consecución de la Séptima "Dybala iba a venir al Sevilla Atlético pero al final una rotura en una cosa..., aparece el Palermo y un ojeador italiano... Ahora lo miras con perspectiva y son cosas que pasan".

El caso de Arouna Koné y la transición

Durante la entrevista, el gestor madrileño habla de la evolución de su trabajo, de cómo han ido ampliándose y avanzando las labores del director deportivo. "Ahora ya no importa tanto la cuestión técnica. Ahora un jugador marca un golazo en la segunda división holandesa y, ¿cuándo hay ya un vídeo en Twitter, al minuto, a los dos minutos?", dice como ejemplo de la cantidad de información sobre las característica de los jugadores.

El ejemplo de Arouna Koné. "Metió en cuatro años dos goles en el Sevilla, y al Levante casi lo mete en Champions League. Yo me crucé en un pasillo con Del Nido y me quería tirar por la ventana. Hizo 14 goles en el Levante, e hiz carrera en el Wigan, el Everton... y con nosotros no iba, no iba... Y casi mete en la Champions al Levante. Hay que dejarlo sin explicar. Es una parte de por qué amamos este deporte"

Por eso asegura que la dirección deportiva de hogaño tiene otra función: "Debemos ser un gran tamiz que filtre esta cantidad tan enorme de información".

Lo que llama la transición es clave: el trasvase de un futbolista y su ingente información, a otro contexto humano o institucional. "Ahora ha cambiado la información. Es libre, gratuita, democrática... Es como Es una lluvia torrencial de información. Y ahora nuestro objetivo es transformar la información en conocimiento objetivo para fichar", dice sobre las plataformas que te dan toda la información pormenorizada de estadísticas, físicas, técnicas, en distintos contextos, etc. "Ya ni necesitas el GPS para hacer el seguimiento físico de un jugador".

"Tú descubres a un jugador, rindiendo en un país, en el norte, en el sur, con este compañero, con un tipo de entrenador...", explica. "Cuando todo el mundo me habla de Monchi yo recuerdo que él me decía: 'queremos un número 8'. Yo le pasaba tres opciones. Él lo analizaba y me decía: 'El primero es el mejor. El tercero es el mejor para el Sevilla'. ¿Cómo? Y acertaba siempre. Eso es la transición". 

El factor psicológico, la otra gran clave

Y luego llega otro factor trascendental de esa adaptación al nuevo contexto: lo psicológico. "Tenemos modelos objetivos para analizar a un jugador. Y ahora viene el psicológico. No se puede hacer nada, son personas. Hay asumirlo como parte del error y del proceso. Odio las medallas de los éxitos. Yo tengo el cajón lleno de fracasos. Pero tampoco me gusta el mérito de los aciertos", dijo, y puso el ejemplo de Ben White, "Se me pone una medalla gigante sobre Ben White", defensa traspasado este verano del Brighton, que lo cedió al Leeds United en la 19-20, al Arsenal por 58 millones.

"La primera acción de Ben White fue en Bristol. Tenía buen juego de balón, hace un control y se le va un poquito larga. Hace un control, un cambio de orientación y casi marcamos, delante de 5.000 tíos del Leeds aplaudiendo. Fue el mejor ese día. En el primer partido en casa, campo lleno, primer balón que toca con el Nottingham Forest y ovación. Estoy seguro de que si no llega a ese balón, hubiera sido roja, penalti, gol, perdemos... redes sociales, tensión, etc. Y murmullitos al primer balón que pierda en casa y a saber cómo hubiera reaccionado el niño en lo psicologico. Y a mí se me pone una medalla".

"Aquí no hay descubridores. Son situaciones humanas, hablamos de personas y nos puede cambiar la vida en un segundo", continúa. "Claro que hacemos informes psicológicos. Vemos al jugador suplente y titular, ganando y perdiendo, contra un equipo grande y contra uno pequeño... Llamas a compañeros, llamas a entrenadores. Pero el entrenador si le ha ido bien, hablará bien, y si le ha ido mal te pegará una rajada (...) Hay que asumir lo psicológico como parte del proceso. Si Ben White hubiese cometido ese error su rendimiento en el Leeds no habría sido el mismo ese año".

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