Víctor Orta se fue de Nervión en 2013 como tierno discípulo aventajado de Monchi y una década después, ya con 44 años de edad y su intensa experiencia posterior en el Zenit, Elche, Middlesbrough y Leeds, retorna con un aspecto más curtido. Con la piel endurecida. Y tanto: viene de una temporada agitadísima en la Premier League, después de ver cómo su proyecto se fue agrietando sin remisión en las dos últimas campañas hasta el punto de protagonizar varios encontronazos con la afición del Leeds a medida que el histórico equipo blanco se despeñaba a la Championship.

Tras apostar por la contratación de Marcelo Bielsa en 2018, el ascenso del Leeds de la mano del peculiar entrenador argentino en 2020 y firmar una esperanzadora novena plaza en la vuelta a la Premier (20-21), todo empezó a desmoronarse en la campaña siguiente (Bielsa salió en febrero de 2022, tras cuatro derrotas seguidas, la última un 0-4 ante el Tottenham) y los desaciertos en cascada de los inquilinos del banquillo desde entonces (Jesse Marsch, Thomas Christiansen, Javi Gracia) desembocó en la abrupta salida del club de su director deportivo.

“El plan de sucesión de Bielsa no ha funcionado ni por asomo. Ni tampoco el intento de que la plantilla sea competitiva. Tanto en la temporada recién acabada, como en la anterior. Ya la forma en que Javi Gracia fue contratado fue un síntoma de que el Leeds había perdido el control. ¿Era la tercera opción? ¿La cuarta? ¿La quinta?”, se pregunta Phil Hay, uno de los periodistas que mejor domina la actualidad del club.

Phil Hay opina que Orta se ha dejado llevar por la visceralidad cuando han pintado bastos. Recuerda cómo se llevó el dedo a la boca y mandó callar a la afición que se había desplazado a Goodison Park para apoyar a su equipo en la importante visita al Everton, en la jornada 26ª y que acabó 1-0. También ante el Fulham fuera (jornada 32ª, 2-1) tuvo otro desencuentro con la hinchada.

Víctor Orta realizó 68 fichajes en el Leeds United y tuvo poder y autonomía absolutos en Thorp Arch, el campo de entrenamiento del club. Hay que felicitarlo por convencer en su día a Marcelo Bielsa y por una gavilla de muy buenos fichajes, por encima de todos Raphinha, al que traspasó al Barcelona por 58 millones de euros el pasado verano después de haberlo comprado por 18,6 al Rennes. También traspasó en el último mercado estival al medio centro Kalvin Philips al Manchester City por 49 millones, pero en la balanza comercial, el Leeds arroja un déficit de 31,1 millones entre las ventas (114,5) y las compras (145,6) del último ejercicio de la mano del secretario técnico madrileño.

Un aficionado del Leeds que no da su nombre es claro: “Ha hecho el fichaje más siniestro de la historia con Georginio Rutter (28 millones desembolsó al Hoffenheim por este delantero de sólo 20 años en el mercado invernal y sólo ha jugado un partido) y muchos millones en transferencias de jugadores de tercera categoría que nunca fueron lo suficientemente buenos”.

El perfil de sus adquisiciones en su aciaga última temporada en Leeds es claro, los ocho fichajes más caros tienen menos de 25 años y todos provienen de clubes centroeuropeos: Brenden Aaronson, 21 (32,84 millones al Salzburgo); Georginio Rutter, 20 (28 millones al Hoffenheim); Luis Sinisterra, 23 (25 millones al Feyenoord); Tyler Adams, 23 (17 millones al Leipzig); Rasmus Kristensen, 24 (13 millones al Salzburgo); el ex sevillista Maximilian Wöber, 24 (12 millones al Salzburgo); Marc Roca, 25 (12 millones al Bayern Múnich) y Wilfried Gnonto, 18 (4,5 millones al Zúrich). La edad media de esos ocho refuerzos, 22,3 años.

Diez años después, retorna al club donde fue discípulo de Monchi. Y lo hace con una novela bajo el brazo titulada The redemption. Toca redimirse en un club que comparte dos cosas con el Leeds: su blanca camiseta y su actual agitación.