El foco se vuelve hacia Víctor Orta... y Antonio Lappí

El director deportivo del Sevilla fracasa en su segundo proyecto, nuevamente corregido por necesidad de pura supervivencia, y el sevillismo busca ansioso la tercera vía

La voz del sevillismo es unánime, escúchenlo

Víctor Orta y José María del Nido Carrasco, en una imagen de archivo.
Víctor Orta y José María del Nido Carrasco, en una imagen de archivo. / Juan Carlos Muñoz

La temporada deportiva del Sevilla ha terminado. Empieza la temporada institucional pura y dura. Y ese amplísimo campo implica un abanico que va de la gestión del actual consejo de administración y sus ramificaciones en decisiones deportivas de planificación hasta los movimientos soterrados de compraventa de acciones. En este segundo aspecto, el sevillismo está ansioso de que se mueva la llamada tercera vía para desalojar del poder a los que están ahora... y a los que han estado moviendo el sillón del presidente en el último lustro sin éxito, más allá del desequilibrio y la crispación continuos hasta extremos como los que se vivieron este jueves con pancartas y un muñeco colgado con amenazas a José María del Nido Carrasco. Pero si preocupa este segundo aspecto, no menos inquieta que Víctor Orta continúe al frente de la dirección deportiva.

El gestor madrileño ha fracasado rotundamente en su segundo proyecto. Y no es que obtuviera éxito en el primero, aunque éste tenía la excusa del excedente de plantilla que había cuando relevó a Monchi en el cargo. Un remanente que fue enjugando mal que bien y que todavía tiene flecos pendientes en forma de cesiones que terminan y que traerán de nuevo al Sevilla a más de un olvidado por la afición: Joan Jordán, Rafa Mir, Januzaj... o Gattoni, de la época de Monchi; e Iheanacho, fichado por el propio Orta.

Una 'dimisión' esperable de Orta

Esas cesiones fueron la solución a un excedente que en el verano de 2023, el primero suyo, tuvo que soltar lastre con coste en forma de rescisiones: Rony Lopes, Tecatito Corona, Papu Gómez... Y los cedidos aquel verano Augustinsson y Delaney terminaron rescindiendo sus contratos también con algún coste, menor en este caso, en el verano de 2024. Pero en cuanto al capítulo de fichajes Orta apenas ha dado pie con bola.

El hecho de que en dos temporadas no haya marcado ningún gol ningún delantero centro firmado por el Sevilla -Mariano y Véliz en la 23-24 e Iheanacho y Akor Adams en la 24-25- ya es significativo. Peque, mediapunta, sí ha anotado un tanto. Y Lukébakio se puede calificar sin temor a equivocarse como su gran fichaje y está abocado a un traspaso por la necesidad urgentísima de ingresos para ajustar los muy deficitarios balances. Será traspasado y tampoco dejará un recuerdo memorable el internacional belga.

Pero, sobre todo, el gran fracaso de Orta está en sus proyectos frustrados con los entrenadores. Se precipitó sin escrúpulos en echar a José Luis Mendilibar y el consejo tuvo que enmendarle la plana con Diego Alonso obligándolo a firmar a Quique Sánchez Flores. Y en su segunda campaña, tanto de lo mismo con Xavi García Pimienta y Joaquín Caparrós. Y encima con la angustia de luchar por evitar el descenso dos años consecutivos. El fracaso es rotundo y no es descartable su dimisión al final de esta campaña instigado por la presión de un consejo que respira igual que el sevillismo en ese sentido. Víctor Orta será el chivo expiatorio de la situación de absoluto desastre. Pero el mal de fondo está ahí y tardará en curarse.

Antonio Lappí y la tercera vía

Para ello, el sevillismo espera algún movimiento de Antonio Lappí, con tilde en la i. El empresario y editor, que empezó en Lappí Industrias Gráficas S.L., firma puntera en la impresión gráfica ahora convertida en la más importante del sector en España ya como Lappí | Labels & Flexible Packagingde, ya estuvo en el consejo de administración con José María del Nido Benavente a principios de este siglo, antes de meterse en el periodismo digital como socio capitalista de ElDesmarque. Hace un año ya habló de ser candidato a la presidencia... a largo plazo.

En una entrevista a Canal Sur Radio, Lappí replicó a Del Nido Benavente, que lo calificó como “colaborador necesario” de la situación tras la Junta Extraordinaria que perdió el máximo accionista en marzo pasado. Y fue preguntado por si se veía como presidente del Sevilla en un plazo medio.

El futurible presidente... y el lío accionarial

“¿A quién no le entusiasmaría tener un proyecto que ilusione al sevillismo? No me falta capacidad. Puedo tener solvencia económica suficiente. Hay que tener criterios de ética y visión para no estar viviendo de esto. No me faltan las ganas, pero otras situaciones mías empresariales me hacen complicado el corto plazo. No lo descarto en el medio plazo”, dijo.

En las redes sociales lo ven ya como presidente... Pero hay muchísima tela que cortar. Sus primeras ofertas para hacerse con paquetes de las grandes familias han quedado rotas por desacuerdo por el precio. Y además están los pactos parasociales que comprometen a los grandes accionistas entre ellos y sus aliados. Por no hablar de la situación de bloqueo del paquete de los americanos. El laberinto accionarial es enorme y no se lo va a saltar Lappí a la ligera y en un chasquear de dedos. Antes verá el sevillismo un nuevo director deportivo que un nuevo presidente. Entretanto, Del Nido Carrasco tendrá que capear el temporal. La tempestad con galerna.

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