Bergantiños-Sevilla

Un formato con trampa

Dabbur (derecha) levanta expectación siempre que De Jong es baja, como en esta ocasión.

Dabbur (derecha) levanta expectación siempre que De Jong es baja, como en esta ocasión. / José Ángel García

El Sevilla de Lopetegui se estrena hoy en otra competición, la que quedaba por aparecer en el horizonte del proyecto, con diferencias sustanciales y mucha más pólvora de lo que habitualmente acompaña a la Copa del Rey con el formato de eliminatorias a partido único, un modelo que carga de munición y de emoción los enfrentamientos a menudo anodinos en esta fase primaria del torneo. Una fase en la que transatlánticos o yates de lujo deben competir en una carrera con barquitas de motores fuera borda.

Reaparecen fantasmas como el del Isla Cristina que eliminó al Sevilla de Julián Rubio y Monchi en la portería con aquel golazo de Mariano Suárez, o incluso el del Racing de Santander no hace mucho, con Emery en el banquillo cuando el equipo cántabro militaba en Segunda B y hasta el resultado en El Sardinero había sido favorable a los sevillistas (0-1).

Pero el pulso a un único envite y (en teoría) en el campo del más débil complica las cosas más para los equipos de Primera y los obliga a cambiar el modus operandi. Ya lo avisó Julen Lopetegui en el día de ayer, cuando advirtió de que no está la situación como para andarse con tonterías en la alineación ante el Bergantiños, sobre todo después de lo visto hace sólo una semana en Chipre ante el Apoel.Porque además el equipo nervionense llega con la necesidad y la obligación de cambiar una dinámica negativa de dos derrotas consecutivas, algo que sólo se había producido esta temporada una vez al perder consecutivamente ante el Madrid y en Eibar, desatando el primer amago de crisis con De Jong ya en el centro del debate.

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La Previa / Departamento Infografía

El Sevilla, aunque no se jugaba nada, perdió ante el Apoel la última jornada europea de la fase de grupos y también lo hizo frente al Villarreal el domingo en el Sánchez-Pizjuán. Ambos resultados se dieron contra todo pronóstico, por lo que nadie se fía de nadie en esta cita ante el equipo gallego pese a que por medio, entre Primera y Tercera División, haya dos categorías.

El truquito de la Federación en este nuevo formato para darle un empujoncito a los clubes profesionales ha estado en la elección de los escenarios de estos duelos directamente a lona en el ring. Quien hizo la ley hizo la trampa, podría decir cualquiera, y el Sevilla contará con una pequeña ventaja inicialmente no contemplada al jugarse el partido en Riazor y no en el pequeño estadio de hierba artificial de As Eiroas, sede oficial del Bergantiños.

Lopetegui va con pies de plomo y ha garantizado un once potente para no pasar apuros y estar en el bombo en la segunda ronda de esta Copa en la que el vasco ha apostado a ganador. El técnico ha dejado en el cajón la prudencia para catalogar a su Sevilla como un “protagonista” de la competición que lo que quiere es ir a ganarla. La verdad es que se trata de un torneo que ha dado muchas alegrías al Sevilla en los últimos años y en la que no hace mucho vivió una final, la de 2018 en el Vicente Calderón ante el Barcelona.No muchos, pero algunos titulares sí se han quedado en Sevilla. Seis en concreto que son Jesús Navas, Diego Carlos, Koundé, Fernando, Franco Vázquez y De Jong, aparte del lesionado Nolito.

Se vienen a la memoria duelos como el que el año pasado vivió el Sevilla ante el Villanovense, al que fue incapaz de ganar en Extremadura pero que después pasó por la piedra en el Sánchez-Pizjuán. En esta ocasión no está la bola extra del partido de vuelta y ya ayer vivieron situaciones complicadas el Granada ante el Hospitalet o el Alavés, eliminado frente al Jaén.

Si todos los partidos requieren un mínimo de concentración –y el Sevilla lo vivió en Chipre– aquí pisar una piedra mal supone despeñarse por el barranco y desatar una minicrisis.

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