Valladolid - Sevilla | Análisis

El ideario de lógica y confianza de Mendilibar

Pape Gueye recibe la entrada de Kike Pérez, antes de otra entrada de Óscar Plano por la que fue sustituido.

Pape Gueye recibe la entrada de Kike Pérez, antes de otra entrada de Óscar Plano por la que fue sustituido. / R. García / Efe

El modelo de lógica futbolística de Mendilibar dio otra lección el día más difícil. Con todo el sevillismo pensando en la visita de la Juventus –los jugadores también– y con sólo dos hombres de los que serán titulares seguro el jueves en el once (Badé y Rakitic, aunque también Óliver Torres tendría opciones), el Sevilla hizo bueno un partido malo. Y vaya si lo hizo bueno: un 0-3 en el marcador, con el objetivo de la salvación cumplido matemáticamente con cuatro jornadas de antelación y a un punto del séptimo puesto, que da derecho a jugar la Conference League.

El entrenador vasco, con la franqueza como gran don, ha tenido arte hasta para recuperar a futbolistas que se daban por perdidos, como el Papu Gómez o hasta un Tecatito que, nueve meses y dos operaciones después de su lesión, se fue con un gran recuerdo al marcar un gol en una jugada de tiralíneas, perfecta, en un saque de banda.

Eso sí, la primera parte no fue buena. Pape Gueye demostró que no es un ancla sino una barredora. Nada que ver en esa posición que es para hombres como Fernando, Gudelj o Joan Jordán con esa sombra que sabe buscar los espacios indetectables en el área rival llegando desde atrás, como ante el Espanyol. Y el equipo lo notó.

Después, en la segunda mitad, hubo una mayor claridad de ideas, aunque los mejores momentos llegaron en contraataques, con robos adelantados y con el rival desorganizado.

Defensa

El Sevilla, como marca la seña de identidad de Mendilibar, presionó arriba. Es cierto que con Rafa Mir el trabajo es distinto, la presión se orienta de distinta manera y para eso, para compensar el menor dinamismo del murciano con respecto a En-Nesyri, lo hace coincidir el vasco con Lamela, un hombre que robó balones interesantes con el rival saliendo, uno de los cuales fue el tanto de la tranquilidad, el 0-2 de Papu Gómez, a pase de Gudelj.

El sistema defensivo, no obstante, se resintió. La medular no frenó lo suficiente y Lamela es cierto que en estático era más fácilmente superado. Sufrió mucho el flanco derecho con la movilidad de Kenedy y todo ese déficit defensivo acumulado.

Ataque

Costó también que fluyeran las ideas. Un primer tiempo espeso sin la raza y el vértigo que le ponen Ocampos y Bryan Gil. Pero, claro, el equipo debe adaptarse a todos los miembros de la plantilla. El Papu tardó en aparecer, pero apareció y Lamela estaba muy encorsetado. Se sintieron más cómodos con espacios, cuando éstos aparecieron en la segunda parte y los centros comenzaron a fluir. No obstante, en los cinco minutos finales de la primera parte Rafa Mir ya les ganó un par de veces el sitio a los centrales.En la segunda mitad, el equipo supo explotar la desesperación del Valladolid y los metros que fue dejando en su intento por meterse en un partido que irremisiblemente iba perdiendo cada vez más.

Virtudes

Lo que hace la confianza. En un partido cortito explotó al máximo los recursos de la plantilla.

Talón de Aquiles

Tardó en dar con la horma.

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