El derbi sevillano | Informe Sevilla FC

Un ataque feroz a la basculación del rival

  • Como todo cambio de modelo de juego, más aún tan acusado, el estilo Pablo Machín encierra riesgos y precisa tiempo.

  • Los cambios de orientación en busca de espacios marcan el ataque y la compactación en pocos metros, la defensa.

Andre Silva.

Andre Silva. / Daniel Rosell

Todo cambio de modelo de juego encierra unos riesgos y precisa un tiempo de adaptación. El que ha acometido el Sevilla es además un cambio bastante acusado, liderado por un entrenador novel que revolucionó el fútbol nacional con su aportación táctica en un club modesto y recién ascendido como el Girona que peleó codo con codo con equipos de mucho nivel (incluido el Sevilla) por sus objetivos.

Es verdad que la falta de determinados refuerzos va a condicionar el funcionamiento general del equipo a lo largo de la temporada, pero más o menos el estilo y la marca del entrenador han sido captados por la plantilla actual, en la que claramente ha habido un cambio también hacia más agresividad y músculo en detrimento a lo que llamaríamos jugadores más proclives a practicar juego posicional.

Sin balón

Partiendo de un esquema inamovible de tres centrales y que integra en ocasiones una variante en fase ofensiva (3-4-2-1 ó 3-4-1-2), Machín posiciona a su equipo para el robo con las líneas muy juntas y adelantadas. El equipo se mueve y defiende a lo ancho pero en apenas 25 ó 30 metros a lo largo, con una agresividad importante en la presión a alta y muy alta intensidad y con acoso tras pérdida para impedir la salida rápida del rival.

Para ello se antoja fundamental el empuje de los tres hombres de la línea defensiva, que han de marcar el juego de acordeón que el equipo dibuje en función de la posición del balón y su poseedor. Es verdad que ello genera no pocos riesgos, pues los delanteros rivales tienden a tirar el desmarque por detrás de los centrales de banda aprovechando que no hay laterales, sino carrileros adelantados.

Los mecanismos de vigilancia a la espalda de los centrales están todavía por pulir, amén de que el modelo precisa de zagueros rápidos tanto de reacción como de traslación. Igualmente, al Sevilla se le han visto déficit de piernas en el centro del campo, donde el doble pivote formado por Roque Mesa y Banega se ha visto incapaz de frenar con pericia meridiana ataques en transición del primer rival que lo ha exigido de verdad, el Villarreal, aunque también lo hicieron el Zalgiris en Nervión y el Sigma en la República Checa.

Con balón

El modelo Machín juega constantemente con la basculación de los rivales. El Sevilla busca en ataque estático mover de un lado hacia otro a la defensa enemiga para cambiar constamente la orientación del juego con pases largos y así provocar la aparición de espacios a atacar.

Sin embargo, más allá de la extraordinaria vía de llegada que ofrece un Jesús Navas muy en forma y la aportación de interiores con gol como Sarabia, nutrir de balones al nueve referencia se puede ver a veces como insuficiente. Faltaría una vuelta de tuerca más en ataque.

Lo mejor

Modelo claro y con personalidad.

Lo peor

Está en proceso de pruebas.

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