El problema del Sevilla estuvo en la mala calidad de tantos remates
La superioridad de Batista Mendy y Peque en la zona ancha debió entregarle el partido a un equipo sin resolución
Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Espanyol
Curiosísimo dato que vuelve a reflejar que muchas veces, el fútbol discurre por un lado y la estadística por otro: 22 veces remató el Sevilla por 8 del Espanyol, 14 veces remató el Sevilla a portería por 6 del Espanyol, pero los barceloneses hicieron el doble de goles y por eso ganaron el partido. La calidad de las resoluciones de los ataques del equipo rojo fue a menudo mejorable, sólo Suazo le pegó a la pelota con potencia y pólvora, pero se topó con la pierna izquierda de Dmitrovic. Y fallar en la suerte suprema te niega el éxito. Como en los toros.
Defensa
Tardó el Sevilla diez minutos en posicionarse en el campo y sacudirse la presión agresiva y coordinada del Espanyol con tres jugadores muy arriba y dos medios acompañando. No acertaba a dar dos pases en su empeño de salir desde atrás y en una pérdida de balón con la línea defensiva más adelantada y descolocada, Marcao habilitó a Pere Milla, que se plantó ante Odysseas. De nuevo el portero heleno sacó ese extraño magnetismo que tiene con la pelota cuando alarga sus extremidades.
Luego, Batista Mendy empezó a ganar balones y encontró unos metros más arriba a Peque, que fue clave para retener la pelota y prolongar los ataques para, primero, sofocar las acometidas periquitas, y luego estirar al equipo en ataque.
Ataque
Peque es definitivamente otro jugador. Nunca va a batir líneas por chispa o ni mucho menos potencia, pero es astuto para generarse los espacios, encontrar pasillos e ir encontrando socios en corto para ganar metros. Así invitó a los cuatro jugadores de los costados a proyectarse. Juanlu lo hizo más que Januzaj por la derecha debido a los sempiternos problemas físicos del belga, mientras que por la siniestra Suazo se desdobló cuanto pudo con el pujante Vargas, quien firmó una de sus arrancadas que deja atrás rivales y que acabó en un penalti que si no vio el árbitro Sesma Espinosa, lo debió ver desde el VAR Pizarro Gómez para advertírselo.
Fue el Sevilla más suelto y fluido con la pelota de lo que va de curso, provocó hasta diez saques de esquina en la primera mitad y debió irse con ventaja al intermedio tras los dos palos y ese paradón de Dmitrovic a Suazo.
La lesión de Januzaj y sobre todo la de Rubén Vargas por sendos problemas musculares ya desviaron en parte el camino ofensivo de un Sevilla que se había sacudido con entereza el arreón inicial del Espanyol. Después, entre los jugadores de refresco se vio que faltaba chispa en las piernas por la inactividad, aunque supieron combinar y llegar a remate: Alfon, Agoumé, Alexis Sánchez. Incluso Ejuke, que estuvo punzante por la derecha, pronto se desfondó.
Virtudes
El equipo de Matías Almeyda sabe competir y volvió a demostrarlo en un campo complicado, donde el actual sexto clasificado de la Liga aprieta mucho.
Talón de Aquiles
Cuando agarró la llave del partido para decantarlo definitivamente, afloraron las carencias ofensivas, que acabaron condenándolo.
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