Dudelange-Sevilla FC | Crónica

Cuando (casi) todos levantan la mano (2-5)

  • El Sevilla asegura el primer puesto del Grupo A al golear al Dudelange después de un primer tiempo en el que sus suplentes se reivindicaron ante Lopetegui

  • Munir y Dabbur demostraron que en la plantilla hay gol

Julen Lopetegui no tiene un grupo pasivo. Los suplentes del Sevilla golearon sin piedad al Dudelange y confirmaron su superioridad para asegurarse el primer puesto en el Grupo A de su competición fetiche, la Liga Europa, de manera más que segura. Pero lo más trascendente de la gélida noche en Luxemburgo no está ni siquiera en el resultado histórico que se produjo en una cita también cargada de contenido en los libros, al tratarse del partido número 200 de los nervionenses en las diferentes competiciones europeas, lo importante estuvo en la actitud de los protagonistas para alzar su mano en busca de un mayor protagonismo en los planes de Julen Lopetegui.

No era una cita fácil para afrontarla con un mínimo de intensidad, ni muchísimo menos. El estado del campo invitaba a borrarse con prontitud de cualquier intento de lucimiento, incluso por el mero hecho de tratar de manejar el balón por abajo. El ambiente era muy frío tanto por la temperatura como el escaso ambiente en las gradas. Lógicamente, el rival tampoco conducía a tomarse demasiado en serio el litigio, pero por si todas estas cosas fueran pocas, también se da un elemento al que no puede ser ajeno nadie que haya nacido en Sevilla y tiene que ver con el derbi programado para el próximo domingo a las nueve de la noche. Es indudable que todo parecía conducir a uno de esos bolos más propios del verano y no de una competición europea.

Pero a la hora de la verdad nada se ajustó a esas previsiones. Primero, porque Lopetegui, como no podía ser de otra forma, puso en liza a futbolistas que están necesitados de protagonismo, de tener un rol mucho más principal del que han contado hasta el momento. Segundo, porque este Sevilla está confeccionado por un grupo de profesionales nada acomodado y sí con ganas de reivindicarse para crecer dentro del mundo del fútbol. En definitiva, como si se tratara de una clase ideal en cuanto a aplicación e interés, todos los alumnos que partieron vestidos de azul levantaron la mano para que el profesor que los dirige desde el banquillo los tuviera en cuenta en el futuro.

Era un Sevilla, por supuesto, con su segunda unidad en liza, aunque con peones que pueden tener, y de hecho lo han gozado en los casos de Joan Jordán, Óliver Torres y hasta Nolito, un papel muy protagonista en este primer tramo del curso. Lopetegui sí aprovecha la bonanza de esta cuarta jornada de la Liga Europa para efectuar algunas pruebas tácticas que, seguro, lo dejarían satisfecho en lo referente a incrementar el número de alternativas para el futuro.

El vasco colocaba otra vez a Gudelj en la posición de central dentro de una defensa de cuatro elementos. Y la primera variación en el dibujo llegaba en el centro del campo, pues los sevillistas no se movían esta vez con un 1-4-3-3 sino que lo hacían con algo más cercano al 1-4-2-3-1. Por supuesto que el balompié no tiene nada que ver con las barras de un futbolín y las piezas se mueven, pero más o menos ése era el punto de partida.

A partir de ahí lo más llamativo era la posición de Rony Lopes. El ensayo clínico del técnico vasco le encargaba al brasileño con pasaporte portugués una tarea más cercana a la que ejecutan los mediapuntas, pues era el hombre más cercano a Dabbur, éste casi por primera vez en solitario arriba en sus participaciones como sevillista. A Munir, mientras, se le pedía más esfuerzos en sus carreras en los apoyos a Pozo hasta el punto de que alguna vez tuvo que respirar hondo con los brazos en jarra por el esfuerzo.Ésta era la idea del juego y luego la ejecución, pese a las dificultades por un césped cada vez más pesado, llegó a ser tan práctica como brillante en algunos instantes. Vaya por delante para que nadie se llame a engaño que el Dudelange era una verdadera banda, que no es rival para ningún equipo de cierto peso en el concierto europeo, pero aún es más inferior si el que está enfrente se lo toma en serio y trata de golearlo desde el principio.

Rony Lopes (i) y Munir (d) felicitan a Dabbur (c) en uno de sus dos tantos. Rony Lopes (i) y Munir (d) felicitan a Dabbur (c) en uno de sus dos tantos.

Rony Lopes (i) y Munir (d) felicitan a Dabbur (c) en uno de sus dos tantos. / EFE

El Sevilla partió desde el primer minuto con la intención de finiquitar aquello cuanto antes y, pese a un aviso de Stolz en una llegada de Bernier la banda de Pozo y Munir, ya sobre el cuarto de hora pudo subir el primero al marcador. Lo tuvo Rony Lopes, pero se desequilibró por el estado del terreno de juego y no remató bien con la derecha.

Era el toque de corneta para que el batallón se desperezara y atacara para hacer sangre. Lo hizo Dabbur en una buena jugada de Rony Lopes, goleó después Munir a pase del israelita y repetiría con una falta directa. Como si se tratara de una cifra capicúa volvió a corresponderle el papel goleador a Dabbur para cerrar un primer periodo en el que casi todos los que jugaron acopiaron méritos para llamar la atención de Lopetegui.

Era evidente que el segundo periodo sobraba, pero Lopetegui lo aprovechó para medir los minutos con vistas a la cita del domingo. Sólo restaba atender a los detalles y éstos correspondieron a Dabbur y Munir, el primero como pasador y el segundo con su definición. El Sevilla consumaba la goleada y, pese a que los dos goles encajados afearan algo la situación, la mayoría demostró que quiere un papel más protagonista.

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