Llega un duelo que se ha convertido en un clásico de la Liga en el siglo XXI. El Sevilla-Villarreal, inesperadamente si se atiende a su nula trayectoria histórica en el siglo XX, más allá de aquella promoción en junio de 1999 que solventó Tsartas, es ya un partido de enjundia. Los precedentes inmediatos invitan a las emociones fuertes, con las dos espectaculares remontadas de los dos cursos precedentes. Enfrente estará, de nuevo, un equipo de perfil dinámico, eléctrico, vertical... Marca de la casa de cerámicas. Y este partido tan sugerente es el que le ha tocado a Lenglet como reválida.

La expulsión de Pareja en Cornellá ya le dio la ocasión al central francés de debutar en la Liga española, después de haberlo hecho en la Copa del Rey ante el Real Madrid, con buen son y gustando a público y crítica. Ahora le toca ese estreno en Nervión, en un contexto extraño por todo lo extradeportivo y ante un rival que le exigirá máxima concentración. Más aún tras el regreso de Bakambu de la Copa de África, una vez eliminada Congo.

Sampaoli, con Vitolo ya a disposición, tiene a Mercado, Rami, Carriço y Lenglet para la zaga

Lenglet, que ante el Espanyol dejó alguna duda en el juego áereo -permitió dos veces rematar a Marc Navarro y una fue gol-, quizá no tenga ante el Villarreal tanto problema por arriba como por abajo, pues se prevé un partido en el que el Sevilla llevará la iniciativa dejando bastante espacio para que el equipo de Fran Escribá busque la superioridad al contragolpe ante la parca zaga blanquirroja. Eso, en teoría.

No es descartable que Jorge Sampaoli vuelva a la zaga de tres. Elementos de sobra tendrá, una vez que Carriço se ha reincoporado ya de lleno a la rutina diaria. Y está también la opción de Mercado. El dibujo táctico es una de las incógnitas, así como la elección de piezas para la misma convocatoria. En ésta, e incluso en el once inicial, estará seguro Vitolo, ya recuperado de la lesión muscular que sufrió ante el Madrid el pasado 15 de enero. Una vez más, el canario ha anticipado los plazos.