El Sevilla inicial de Almeyda, larguísimo sobre el campo y cortísimo de juego
Sevilla-Getafe | Informe técnico
Una zaga temblorosa sufrió además un centro del campo fantasmagórico y el equipo se sintió aún peor de lo que es
Así jugaron los futbolistas del Sevilla ante el Getafe
Desastroso. Desolador. Paupérrimo. Hubo jugadas impropias de la categoría, como ese despeje de José Ángel que acabó en parada de un sorprendido Nyland, o el centro de Isaac por la izquierda con Lukébakio presto a rematar sin marca. O el regalo de Ejuke a un defensor en la esquina izquierda de la defensa sevillista. O... Para qué enumerar más. Mejor quedarse en las escasas gotas de fútbol que gotean de este Sevilla al exprimirlo. A Cordón le queda una contrarreloj. O quizás un imposible, por la de piezas que faltan para armar un bloque sólido y que compita de verdad.
Defensa
Las limitaciones por las inscripciones y para fichar forzaron a Matías Almeyda a repetir la línea de cuatro zagueros que salió en San Mamés. Y por delante, en lugar del lesionado Sow, Gudelj. Empezó el partido, con él la desmañada circulación de balón, de lado a lado, de los defensores ante un Getafe agresivo, con dos delanteros, Liso y Uche. Todo era temblor, indecisión, imprecisión. Y fue quedando un equipo larguísimo sobre el campo, con Gudelj aculado cerca de los centrales y Agoumé muy lejos del serbio. Y más cuando marcó el Getafe en un córner muy mal defendido: saque en corto de Luis Milla a Liso, y dos contra uno, ante Rubén Vargas, que deja con demasiada facilidad un tiro franco al joven Liso, que contó, cierto, con la fortuna de que la pelota rozara en Akor y despistara a Nyland.
Con el 0-1 el Getafe se pertrechó con un 5-4-1 y los laterales largos, Iglesias y Davinchi, ya más anclados atrás, pero los cuatro medios estaban muy atentos a un pase corto, un mal control o una indecisión de alguno de los cinco que iniciaba el juego en el mediocampo sevillista: alrededor de Gudelj se abrían los pasillos hasta Nyland con el Sevilla tan largo y partido en dos.
Ataque
La escasa capacidad creativa del Sevilla en el centro del campo quedó anulada por la extraña querencia de Agoumé a meterse en la mediapunta antes de tiempo y no escalonarse con Gudelj para tratar de construir algo y abrir a las bandas, donde la calidad de Lukébakio y el atrevimiento de Ejuke podía tirar del equipo hasta David Soria. Nada de eso hubo, sólo hubo luz en un par de balones largos que ganó Akor y que prolongó con sentido sin respuesta de sus compañeros, y las contadas entradas de Juanlu, que en todos los partidos pone algún balón de gol.
La desoladora lista que Juan Martagón, delegado sevillista, le entregó al manchego Isidro Díaz de Mera se reflejó en la segunda parte, cuando Matías Almeyda quiso agitar el árbol. Peque entró por Vargas, quiso hacer algo por la izquierda junto a Ejuke y volvió a caerse de blando varias veces; Isaac, que lanzó el mejor tiro de los sevillistas, cierto es, pisó luego terrenos demasiado lejanos al área. Y salió Pedrosa, al que Almeyda ha pedido darle salida...
Virtudes
El tiempo. Aunque no mucho.
Talón de Aquiles
¿Por dónde empezar a contar defectos?
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